Sin techo y sin derecho al padrón
Numerosos ayuntamientos metropolitanos niegan servicios sociales a personas sin hogar por falta del empadronamiento
“No quiero que nadie de mi familia en mi país sepa que me encuentro en esta situación. No utilices mi nombre real en el reportaje. Me hubiera gustado llamarme Mónica”. Es colombiana, tiene 50 años y es una de las decenas de sin techo a las que se les ha denegado el derecho a empadronarse. “Sin padrón no tengo derecho a la tarjeta sanitaria, ni posibilidad de que me ayuden en los servicios sociales, ni podré acreditar que llevo en España más de tres años para poder conseguir trabajo”, lamenta desesperada.
El Ayuntamiento de Barcelona alerta de que el Gobierno central y la Generalitat desatienden sus funciones pero, además, critica el menosprecio del resto de ayuntamientos del área metropolitana. La teniente de alcalde de derechos sociales en el Ayuntamiento de Barcelona, Laura Pérez, ponía el pasado diciembre los números sobre la mesa: en todo el área metropolitana no hay ni un centenar de plazas para cobijar a las personas sin techo. ¿No hay sin techo fuera de Barcelona? El politólogo Albert Sales, del Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos de Barcelona, dio en el clavo: “Si no estás empadronado la mayoría de municipios considera que se trata de una persona de paso y por tanto no es su problema. No existen en sus estadísticas”.
Cada semana, el jefe del área social de Assis Centro de Acogida, Roger Fe, asegura que la entidad cuenta más de media docena de casos de personas a las que se les ha denegado el padrón. “En Santa Coloma de Gramenet no empadronan si no presentas un contrato de alquiler, y por tanto, sin padrón no tienes ayudas. En l'Hospitalet de Llobregat sí que te empadronan pero necesitas ser como mínimo ingeniero para esquivar la cantidad de trabas que te ponen. Entre departamentos no tienen criterios unificados y acaban consiguiendo que una persona sin hogar acabe tirando la toalla. Tenemos ejemplos similares en Cornellà, donde algunas entidades lo han denunciado, o en Sant Boi”, explica Fe.
Hace unas semanas que Mónica llegó a Assis desesperada. Emigró a España en 2018 y desde entonces ha estado trabajando en Gijón y Valladolid interna en las casas donde cuida de ancianos. “El problema es que los pobres acaban muriendo y yo me quedo sin trabajo”, lamenta. El pasado 15 de diciembre su hijo llegó a El Vendrell y se fue con él. “Están en casa de una familiar de mi nuera. Yo siempre digo, en broma, que los cadáveres a partir del tercer día huelen. Y así fue, empecé a estorbar. Me fui a Barcelona para intentar ganarme la vida”, apunta. Nada ha ido como esperaba y el dinero que tenía ahorrado se agota. Mónica encontró una habitación en Sant Climent de Llobregat, pero el dueño no le dejaba empadronarse y ella necesitaba ir al médico. “En el Ayuntamiento me dijeron que sin dirección fija o contrato de alquiler… no podía”.
Incumplir la ley
“Siempre pasa lo mismo. Lo que hacen los consistorios es saltarse la ley”, advierte Roger Fe. El jefe del área social de Assis envía siempre una normativa a los ayuntamientos que eluden su obligación de empadronar. Es el apartado 3.3 de una resolución de 2015 firmada por el presidente del Instituto Nacional de Estadística y el director General de Coordinación de Competencias con las Comunidades Autónomas y las Entidades Locales. En ese apartado se aclara: “Las infraviviendas pueden y deben figurar como domicilios válidos en el padrón”. El mismo punto asegura que para realizar notificaciones, la dirección que figure en el padrón será la del lugar donde se encuentren los servicios sociales, el albergue municipal o “un punto geográfico donde el vecino suela pernoctar”.
“Llamamos a Sant Climent de Llobregat y alertamos de que tenían la obligación de empadronar a Mónica”, recuerda Roger Fe. Fue inútil, no lo hicieron. Mónica fue finalmente empadronada en otra dirección, y pese a malvivir en el Baix Llobregat, figura como vecina de Barcelona. La capital catalana sí que empadrona sin domicilio fijo, y eso atrae a personas de toda la provincia.
Mónica ha impreso unos carteles con los que busca trabajo cuidando a ancianos. Un empleo para el que tiene años de experiencia. Tras el almuerzo en Assis, busca trabajo y come en el comedor social de Navas. Sabe que a mitad de marzo se le habrá acabado el dinero.
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