Joan Perucho, el fantástico
Una muestra sobre sus ‘vampiros’, que viajará a Madrid, y un vino, entre los eventos por el centenario del escritor
Lo normal es que, al poco de visitarle en su casa, dijera que en el piso de abajo había un fantasma, si bien él no lo había visto porque no iba por miedo; eso dicho entre gesticulaciones, algún saltito del sillón y más de una onomatopeya y palabras en francés; ayudaban a la atmósfera entre fantástica y surrealista los estantes abarrotados de libros antiguos doradamente encuadernados, cuadros con marcos y un mobiliario de regusto noble que coleccionaba. “La mejor creación de Joan Perucho fue Joan Perucho”, asegura el crítico literario Julià Guillamon, que en 1983, con 21 años, había sido invitado a tomar café tras escribir un plúmbeo artículo sobre quien, con títulos como Llibre de cavalleries (1957), Les històries naturals (1960) o El baró de Maldà i les bèsties de l’infer (1994), es uno de los escritores catalanes de imaginación más desbordante. Viajes en el tiempo, vampiros, plantas mágicas… nada extraordinario le fue literariamente (y en algún caso, vitalmente) ajeno, como tampoco la gastronomía, la poesía o la crítica de arte. De todo ello quiere dar testimonio y reivindicarlo el Any Perucho con motivo del centenario de su nacimiento, que comisaria, claro, Guillamon, “un Perucho redivivo”, como le define Mariàngela Vilallonga, consejera de Cultura de la Generalitat, institución que promueve el evento y negocia con los herederos para que el fondo del escritor recale en la Biblioteca de Catalunya.
Como Perucho (Barcelona, 1920-2003) es singular, el programa del centenario (con una aportación de la Generalitat de 75.000 euros) dará para bautizar un vino con su nombre en Gandesa y también para exportar la muestra central Vampirs! Les històries naturals de Joan Perucho, a la Biblioteca Nacional de Madrid, donde se completará con algunos grabados de Goya que conversarán con carteles de películas históricas de vampiros. “En el fondo, la novela, amén de lo fantástico y las aventuras, el vampirismo y el pop, no deja de reflejar el horror que late en las Guerras Carlistas y la Guerra Civil de 1936”, enmarca Guillamon. La muestra será itinerante y acabará recayendo en cinco localidades más, entre ellas Banyoles, donde Perucho se inspiró para crear el ambiente naturalista de esta novela de vampiros, su obra más famosa. En cada estación (Morella, Gandesa, Berga…, mayormente allí donde le llevó su labor de juez y donde siempre acabó convirtiéndolos en escenarios de vida y obra) la exposición añadirá material original.
Una segunda muestra explicará las vidas cruzadas entre Perucho y Joan Miró y entre Picasso y Palau y Fabre. La fundación de este último, en Caldes d’Estrac, reconstruye la relación entre los cuatro con obras dedicadas y algunas imágenes inéditas de Xavier Miserachs y Leopoldo Pomés, en el contexto del descubrimiento que de Horta de Sant Joan hicieron los dos escritores. En realidad, Perucho, autor del estudio Joan Miró i Catalunya, publicó, como responsable de la colección Biblioteca de Arte Hispánico, ese libro y el de Picasso a Catalunya, de Palau i Fabre. La labor del Perucho editor, en Tàber entre 1968 y 1971 (donde quiso trasladar la estética de las editoriales pop francesas de la época) y en Polígrafa, es el centro de una tercera muestra, que produce Biblioteques de Barcelona. Un modesto compendio del personaje en paneles, donde no se olvidan sus facetas de poeta, crítico de arte y bon vivant (como plasmó, en 1970, en el Libro de la cocina española, junto a Néstor Luján) correrá por el circuito que promueven las bibliotecas de la Generalitat y el departamento d’Ensenyament. Otra exposición, Perucho-Miró-Fenosa, en la fundación de Apel·les Fenosa en El Vendrell, ilustrará con más detalle en la relación entre el escritor y Miró en los años 60, momento en el que nació la posibilidad de abrir una Fundación Miró en El Vendrell.
Un musical de pequeño formato, también sobre Les històries naturals, de Miquel Agell, o una lectura dramatizada de su poemario El mèdium, a cargo del poeta Josep Pedrals y la actriz Laura Pau, ponen cuerpo a un centenario que ayuda a dinamizar la reedición de las obras de y sobre Perucho, fenómeno que ya ha arrancado con Les històries naturals (Edicions 62); y Joan Perucho i la literatura fantàstica (Empúries), del propio Guillamon, que ha actualizado, y a los que seguirán, entre otros, Botànica oculta (Univers) y una antología, De lo maravilloso y lo real, a cargo de la Fundación Banco Santander. No será el único Perucho en castellano porque Edhasa tiene previsto lanzar cuatro títulos entre novedades y repescas: Las aventuras del caballero Kosmas, Botánica oculta, Las historias naturales y Trilogía mágica. La singularidad del escritor también hará que se reedite la curiosa Llibreta d’en Xaconin, dietari d’un soldat, manuscrito del XIX hallado bajo una teja en Albinyana, donde Perucho adquirió una casa (también con aires fantasmales, a su decir) gracias al artista Apel·les Fenosa.
Albinyana recuperará una ruta literaria por sus calles, de la misma manera que Barcelona acogerá dos más: una, por el barrio de Gràcia donde nació el 7 de enero de 1920, y otra por los escenarios donde se movió Antoni de Montpalau i de la Truanderi, el naturalista liberal a la caza de un vampiro carlista protagonista de Les històries naturals. También se colocará una placa conmemorativa ante el número 248 de la calle República Argentina, esa casa supuestamente fantasmagórica donde vivía un hombre que quizá reflejo en su obra su particular vida, marcada por el auténtico terror que sintió al ser movilizado en 1937 para las baterías antiaéreas del Carmelo y luego al participar en la toma de Menorca, tras ser incorporado al ejército franquista. Listo, culto y encantador, su capacidad de seducir y sus gustos culturales omnívoros le facilitarían cultivar amistades como las de Joan Miró, Joan Ponç o Zush, o las de Vicent Aleixandre y Dámaso Alonso cuando sus oposiciones en Madrid. o Álvaro Cunqueiro. Y a empezar una carrera literaria que arrancó en 1947 con la poesía de Sota la sang, que una década más tarde saltaba a la narrativa con Llibre de cavalleries y que, casi unos 70 títulos después, se ha acabado leyendo en 22 idiomas.
La Creu de Sant Jordi (1991) o el Premio Nacional de las Letras Españolas (2002) pusieron broche a una trayectoria que, cree Guillamon, está muy viva: “En los años 80, era un autor respetado, pero su obra estaba mal vista; en esa época se pedía una literatura de realismo social, comprometida; su temática, claro, no encajaba; hoy, el boom de la literatura fantástica juega a su favor porque él es el precursor de eso: introdujo el fantásrtico en la narrativa catalana contemporánea y fue el primero en hablar de Lovecraft en la península”. Perucho el fantástico… y sus fantasmas.
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