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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Héroes en el país de la épica

Yassine, que rescató a tres miembros de su familia y al hijo de un vecino durante un incendio en su bloque de pisos, espera ser expulsado de la vivienda que la Generalitat le cedió en Badalona

Francesc Valls
Incendio en el bloque de pisos de Badalona en 2019, donde vivía Yassine.
Incendio en el bloque de pisos de Badalona en 2019, donde vivía Yassine.Massimiliano Minocri

Decía hace unas semanas el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que no se puede gobernar todos los días en base a la épica. Y es cierto. Resulta difícil administrar el día a día y al tiempo dedicar toda la energía a dejar huella en el monte Rushmore del imaginario catalán. Tanta heroicidad, por casera que sea, suele ocultar incompetencia a la hora de hacer política. El procesismo ha optado por la gloria fácil: arriar por unos minutos una bandera española —sin decir quién lo ha hecho— o mantener una pancarta en favor de los políticos presos hasta que haga acto de presencia la enésima resolución judicial. Quienes tienen la coartada de la bandera y los que huyen de los problemas cotidianos, escondiéndose en trivialidades disfrazadas de verdades del barquero, acostumbran a frecuentar los mismos tópicos. Suelen coincidir echando la culpa de la crisis de la vivienda a los okupas o reduciendo los problemas de la pobreza energética a quienes necesitan tener iluminadas sus plantaciones de marihuana.

Para la gran mayoría de la sociedad, en cambio, lo que resulta heroico es vivir con un salario precario, pagar un alquiler y mantener la vivienda a una temperatura adecuada. Estamos en una sociedad que premia el heroísmo del pobre a la misma velocidad que suele olvidarlo. Yassine Maati es un trabajador que el 5 de enero del año pasado rescató a tres miembros de su familia y al hijo de un vecino durante el incendio en su bloque, en el 244 de la calle Marqués de Mont-roig, de Badalona. Recibió el reconocimiento de las autoridades épicas y de las de las verdades del barquero: del president Torra y del alcalde de Badalona, Álex Pastor. “El Palacio de la Generalitat, la casa de todos, es también tu casa”, le escribía en una carta Quim Torra. De eso hace un año. La familia de Yassine —Bahija, sus cuatro hijos y uno de los abuelos— ha hecho dación en pago de su piso chamuscado por el incendio en Marqués de Mont-roig, en un edificio de nueve plantas en el que las llamas costaron la vida a tres personas. Ahora, Yassine y los suyos esperan ser expulsados de la vivienda que la Generalitat les cedió en Badalona. Hace unas semanas firmaron la dación en pago a la espera de poder lograr un alquiler social, porque, trabajando la pareja, no les alcanza para pagar un alquiler a precio de mercado.

La Generalitat afirma que ya advirtió de que la cesión era provisional y el Ayuntamiento de Badalona, tan prosaico como el Gobierno catalán, ha decidido que si Yassine quiere vivienda social que se ponga a la cola interminable de la mesa de emergencia. Hay héroes que dan para un 30 Minuts y otros que no aguantan ni un Telenotícies, sobre todo si dan guerra y reivindican. Y es que a veces los gobiernos son metáforas de la situación en la que están sumidos sus ciudadanos. Por ejemplo, en los locales donde se ubica la concejalía del distrito de Sant Roc y el consorcio de Badalona Sud, la fotocopiadora está averiada, solo funciona uno de los tres lavabos existentes, el ascensor ni sube ni baja y la única novedad bilingüe ha sido la sustitución de un cartel en el que podía leerse “fora de servei” en la puerta del elevador por otro que dice “averiado”. Claro que eso solo son síntomas de la grave enfermedad, pues el consorcio Badalona Sud, que nació en 2006, ha visto cómo el presupuesto aportado por la Generalitat y el Ayuntamiento pasaba de 1,2 millones de euros a la mitad y cómo de siete trabajadores se pasaba a uno.

En Sant Roc, como en otros barrios del área metropolitana, todo sigue igual. Muchos vecinos siguen pinchando la luz —ese fue el origen del incendio del bloque en que vivían Yassine y Bahija— porque carecen de contratos de alquiler y las eléctricas castigan con cortes de horas a todo el edificio, tal como denunciaban el pasado jueves dos de los que pagan la factura: Juan Francisco Cortes, del 1º 4º del bloque 790 de la calle Alfonso XII de Badalona y Antonio Pescador, del 2º 1ª del bloque 782. Mientras la policía municipal continúa buscando plantaciones de marihuana, la épica sigue y la precariedad devora a los héroes cotidianos.

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