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Madrid gasta menos sangre

Las donaciones llevan cinco años en descenso debido en parte a la bajada de las transfusiones

Un centro de transfusión de la Comunidad de Madrid.
Un centro de transfusión de la Comunidad de Madrid.Samuel Sánchez
Isabel Valdés

En marzo de 2017 se dio el mes con más donaciones de sangre de los últimos cinco años en Madrid: 26.328. En agosto de aquel mismo año, el que menos: 15.200. ¿Ocurrió algo especial? “Que a veces morimos de éxito con las campañas”, cuenta Pilar de la Peña (Madrid, 1961), la responsable del Departamento de Promoción del Centro de Transfusión en la Comunidad. Otras, añade, “no salen tan bien”. Es entonces, y sucede a menudo, cuando saltan las alertas sobre la falta de determinados grupos sanguíneos en Madrid. La última este lunes, cuando se avisó de que los hospitales madrileños necesitaban del 0 negativo y del AB negativo.

La cifra de donaciones ha ido en descenso desde 2015, de 248.381 aquel año a 239.748 el pasado. Pero ni es una mala noticia ni un motivo de alerta: el número de donaciones va paralelo al de transfusiones. “No tenemos que acumular ni más ni menos que lo que necesitamos. La sangre es difícil de conseguir, un bien escaso y hay que tratar con cuidado esta cuestión”, explica de la Peña, cuyo trabajo consiste precisamente en eso, en conseguir justo lo que hace falta: “Si sube la necesidad apretamos el acelerador, si hay menos requerimiento, levantamos el pie. Lo que no vamos a hacer es tirar sangre a la basura”.

Ese líquido, que ocupa entre el 8% y el 10% de la masa corporal —entre 4,5 y 5,5 litros aproximadamente dependiendo de la altura, el peso y sexo—, ni se usa tal cual se extrae ni sirve para cualquier otra persona ni dura eternamente. “Primero se separa en sus componentes: concentrados de hematíes, plaquetas y plasma. Los glóbulos rojos duran 42 días, el plasma hasta tres años [se puede congelar a menos 40 grados] y las plaquetas cinco días. Por eso es necesaria una reposición continua de sangre, siempre hay que estar reponiéndolas porque duran muy poquito y no son muchas las que se consiguen con cada extracción”, apunta de la Peña.

También por eso, en épocas valle se hacen llamamientos especiales, campañas que inciden en que aunque los ciudadanos esté de vacaciones —como ocurre en Semana Santa, verano y Navidad— los hospitales no cierran. En cualquier caso, aclara de la Peña, que se disparen alertas no significa que Madrid se esté quedando sin sangre: “Lo hacemos cuando están empezando a bajar las reservas del centro. Lo que se acumula en la región es el equivalente a lo que se puede trasfundir en diez días. La mitad de esa reserva está repartida en los hospitales, unas 5.000 unidades, y la otra mitad en el Centro de Transfusión”.

Además, no todos los grupos sanguíneos tienen las mismas necesidades, depende de la proporción de gente que pertenezca a uno u otro grupo. Los que más tienen son el A positivo (alrededor de un 36%) y el 0 positivo (en torno a un 35%), “el resto tiene porcentajes más pequeños. El 0 negativo un 9%, el B positivo un 8%, el A negativo un 9%...”, agrupa la portavoz del Centro, que también explica que los grupos tienen que ver con nuestras características como población, algo que cambia según la inmigración que tengan las ciudades.

En Madrid, ese perfil y esas necesidades han ido cambiando con el paso de los años, aunque de forma leve. Explica de la Peña que, por ejemplo, la ciudadanía que proviene de América del Sur registra una frecuencia más alta del grupo 0 positivo: “Es una población muy solidaria y muy donante, así que ellos mismos contribuyen a que se mantengan esas reservas. Lo mismo que ocurre con quienes llegan de Europa del Este, que tienen una frecuencia un pelín más alta de B positivo”.

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La palabra solidaridad se repite con bastante frecuencia en el discurso de Pilar de la Peña: “Madrid lo es, España, en general, lo es. Somos el país número uno en trasplantes de órganos, algo que no podría nunca funcionar sin sangre”. En un trasplante de hígado hacen falta 50 unidades de sangre. Y en uno de médula, el mínimo son 250 y puede llegar a 350 a lo largo de todo su proceso. “Es decir, que para alguien puede ser trasplantado y sobrevivir con un hígado nuevo hacen falta que 50 personas hayan ido a donar, si es una médula, al menos 250”, contabiliza de la Peña.

En la Comunidad, alrededor de 80.000 personas necesitan anualmente una transfusión, y el pasado año la media fue de 656 donaciones diarias, 1,3 de media por cada donante y año. Asegura de la Peña que se ha trabajado mucho en la concienciación: “Está bajando el porcentaje de gente a la que cuando le preguntamos por qué no ha donado hasta ahora contesta que no se lo había planteado, está en un 30%, que es alto, pero mejora cada año. Insisto, somos tremendamente solidarios a la hora de donar sangre”.

Momentos clave

Recuerda entonces cómo funciona el sistema solidario que se da entre comunidades cuando por algún motivo puede faltar sangre y dos momentos de la historia reciente: el 11-M y el accidente ferroviario de Santiago de Compostela.

El jueves 11 de marzo de 2004, sin ni siquiera habernos dado tiempo a pedir, estaba llegando sangre en helicópteros desde Castilla y León, Cataluña y País Vasco, por ejemplo”, rememora la portavoz del Centro de Transfusión, asegurando que, de no ser por “terribles hechos” como ese, la normalidad es que las propias Comunidades se abastezcan con lo que donan sus poblaciones. “En sentido contrario”, continúa, “cuando ocurrió la tragedia de Angrois, la respuesta en Madrid fue masiva. En pocas horas salieron 500 unidades de 0 positivo y negativo desde aquí para el Centro de Galicia. Y hay que tener en cuenta que la sangre necesita unas 24 horas para estar lista”.

Aquel 11 de marzo, de la Peña iba en coche hacia la Escuela de Montes para dar una charla a los estudiantes. Acababa de entrar en el Departamento de Promoción: “Tuve que darme la vuelta, fue dificilísimo atender a tanta gente, las colas llegaban de Sol hasta Ópera y no se acortaba nunca…”. La media en aquel momento era de alrededor de 500 donaciones diarias, ese jueves hubo 2.000 que procesar.

Récord de donación de médula

El pasado 10 de enero se hicieron públicos los datos sobre donantes de médula en la Comunidad de Madrid. Una cifra que marcó un nuevo récord y cumplió con el objetivo que el Plan Nacional de Médula Ósea marcó para 2019: 7.000, esos fueron los nuevos donantes que registró el Centro de Transfusión.

Su directora, Luisa Barea, apuntó aquel día que aumentaron más de un 37% los donantes madrileños registrados con respecto a 2018 y que se abrieron 14 nuevos puntos hospitalarios de registro de donantes hasta alcanzar los 25.

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Sobre la firma

Isabel Valdés
Corresponsal de género de EL PAÍS, antes pasó por Sanidad en Madrid, donde cubrió la pandemia. Está especializada en feminismo y violencia sexual y escribió 'Violadas o muertas', sobre el caso de La Manada y el movimiento feminista. Es licenciada en Periodismo por la Complutense y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS. Su segundo apellido es Aragonés.

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