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Un posible allanamiento de morada en el Palau

La Fiscalía estudia si se cometió un delito de irrupción ilegal en la Generalitat para arriar la bandera española

Rebeca Carranco
Asta sin la bandera española en la Generalitat, arriada el pasado 3 de enero.
Asta sin la bandera española en la Generalitat, arriada el pasado 3 de enero. Cristóbal Castro

La Fiscalía tiene sobre la mesa el informe de los Mossos sobre la arriada de la bandera española en el Palau de la Generalitat el 3 de enero. Dos folios que informan de los 15 minutos sin la enseña ondeando en el edificio. La Assemblea Nacional Catalana (ANC) celebró el gesto y se atribuyó la autoría. El ministerio público estudia si en el simbólico proceso de bajar la bandera puede haberse cometido un allanamiento de morada recogido en el artículo 203 del código penal, según fuentes judiciales. El delito está castigado con hasta un año de cárcel.

La tarde del 3 de enero se hizo pública la resolución de la Junta Electoral Central de inhabilitar al presidente de la Generalitat, Quim Torra, por desobediencia, a pesar de que no existe una sentencia firme. La ANC convocó una manifestación en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, a las puertas del Palau, que congregó a 2.000 personas.

Torra, reunido de urgencia con su equipo en el edificio, decidió salir a saludar a los congregados y a entregar a la ANC una pancarta a favor de los políticos presos igual que la que le costó la inhabilitación por negarse a retirarla. La muchedumbre reaccionó con fervor al ver salir al presidente de la Generalitat, disputándose el sitio por tocarlo. Torra se dio un breve baño de masas, y regresó al Palau.

Tras esos minutos de empujones y gritos de “president”, la ANC anunció que subía al Palau a colocar de nuevo la pancarta de los presos en el balcón. Dicho y hecho: una comitiva de la ANC cruzó la señorial entrada central del edificio, sujeta habitualmente a estrictos controles, sin que los Mossos les cerrasen el paso, y colgaron de nuevo la pancarta.

La hazaña fue aplaudida, pero los manifestantes pedían más: que el presidente saludase desde el balcón a la gente. Pero Torra daba en ese momento una rueda de prensa. Ovacionaron su nombre y siguieron expectantes, hasta que a las 21.08, la bandera española que ondea en la azotea del Palau al lado de la señera empezó a temblar. En un visto y no visto, fue arriada. Algo que no ocurrió durante la declaración frustrada de independencia de Puigdemont. Los aplausos retumbaron en la plaza de Sant Jaume. La nueva gesta duró unos 15 minutos. A las 21.24 la bandera fue izada de nuevo por unos trabajadores del edificio, según fuentes policiales.

El entusiasmo en la ANC se palpaba en la calle. Algunos de sus miembros contaban cómo habían subido, habían arriado la bandera sin impedimentos, y habían regresado a la plaza Sant Jaume. Fuentes policiales aseguran que varios de ellos fueron identificados cuando bajaban tras descolgar la enseña. Además, el edificio está repleto de cámaras de seguridad.

“Difícilmente podrá prosperar el delito de allanamiento si la Generalitat no denuncia”, afirman fuentes policiales, que dudan de que el episodio tenga recorrido judicial. El ultraje a la bandera también ha tenido una interpretación muy restrictiva en los últimos tiempos. “Desgraciadamente, alguien por alguna confusión entró dentro del Palau de la Generalitat. Se está investigando porque eso no puede pasar”, aseguró Torra en una entrevista en TV3 al día siguiente de lo ocurrido. Fuentes de la Fiscalía muestran todas las cautelas sobre los delitos que se pueda acabar demostrando que se cometieron. Hasta el momento, no hay ninguna persona concreta investigada.

Ese mismo día 3 de enero también fue arriada la bandera española en el Ayuntamiento de Lleida. La Fiscalía ha ordenado a los Mossos que investiguen quiénes son las personas encapuchadas que bajaron la enseña. El ministerio público tomó la decisión después de que Ciutadans presentase una denuncia. Una vez tenga el informe policial, decidirá si sigue adelante con las diligencias o si las archiva.

La bandera española que desaparece de un edificio público tuvo también su episodio en Girona el 1 de octubre de 2018. Un grupo de CDR entraron en la sede de la Generalitat en la ciudad, la quitaron y colocaron en su lugar una estelada. Una semana después, al ver que no era repuesta, el PP municipal entregó una bandera nueva a los representantes de la Generalitat. Al día siguiente, la rojigualda ondeaba de nuevo.

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Sobre la firma

Rebeca Carranco
Reportera especializada en temas de seguridad y sucesos. Ha trabajado en las redacciones de Madrid, Málaga y Girona, y actualmente desempeña su trabajo en Barcelona. Como colaboradora, ha contado con secciones en la SER, TV3 y en Catalunya Ràdio. Ha sido premiada por la Asociación de Dones Periodistes por su tratamiento de la violencia machista.

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