Vuelve a Madrid la cabalgata tradicional
El primer desfile de Reyes Magos en la era del alcalde José Luís Martínez-Almeida da mayor protagonismo a las escenas religiosas y recupera un tono más clásico
Aunque sus majestades los Reyes Magos y su séquito de voluntarios ya estaban listos desde unas horas antes, no fue hasta las seis y media de la tarde cuando arrancaron su recorrido desde Nuevos Ministerios hasta la Plaza de Cibeles, donde este año les esperaba otra comitiva municipal. La primera Cabalgata del gobierno de coalición del Partido Popular y Ciudadanos estuvo marcada por un revanchismo político, que buscaba “recuperar la tradición” y eliminar “las estridencias” de Más Madrid, como señalaban las autoridades del Ayuntamiento de Madrid en los días previos.
Pero eso a los más pequeños les daba igual, ellos solo querían ver a los Reyes Magos, como Lourdes, de tres añitos, que esperó a sus majestades desde bien pronto solo para entregarle la carta en mano a sus pajes. O Lucía y Alberto, de 10 y 4 años, que vienen con sus padres, Ricardo y Mónica, desde Palma de Mallorca solo para ver la Cabalgata. "La veíamos todos los años en la tele y teníamos muchas ganas, allí no es tan espectacular", decía la madre de los pequeños.
"A nosotros nos da igual quién la organice, venimos todos los años" argumentaba Luis desde detrás de la valla esperando a los Reyes junto a sus hijas adolescentes Natalia y Andrea.
Guiados por la Estrella de Oriente y un desfile de constelaciones, las 11 carrozas que componían este año la Cabalgata avanzaron por el paseo de la Castellana en una noche fría, pero de cielo despejado.
En la Cabalgata 2020, se pudo escuchar música barroca en homenaje al pintor Leonardo da Vinci, a cargo de la compañía La Danserye -que también interpretó una pieza musical navideña para recibir a sus majestades a su llegada a la Plaza de Cibeles- acompañados por los bailarines del coreógrafo Jaime Puente, ataviados con vestidos poliédricos "creados específicamente para esta Cabalgata en la que participamos por primera vez".
Entre el desfile se pudo ver a compañías musicales, de danza y de teatro como Morboria, con su espectáculo La Alegoría de la Paz, protagonizado por los ángeles custodios de los Reyes Magos en patines, los sabios en zancos y una "paloma" en las manos de una joven alzada a cinco metros del suelo. Todos custodiados por los dos caballos de José Reina, Maromo y Uco Cg, llegados desde su finca de Chinchón y que tiraban de un carruaje.
El equipo del Área de Cultura del Ayuntamiento de Madrid –organizador de la Cabalgata– quiso que la temática de este año girase en torno a la belleza, la ciencia y la bondad (como parte de los valores universales de la humanidad).
Algún que otro paraguas, pese a que la lluvia no se esperaba, y cucuruchos gigantes improvisados se podían ver a lo largo del recorrido para hacerse con muchos caramelos de una tacada. Se lanzaron 1800 kilos de caramelos desde las carrozas, que por primera vez contaban con aparatos desfibriladores. También como novedad, los envoltorios de estos dulces eran biodegradables; se disolverán "en un 60 por ciento en los seis primeros meses”, según el Ayuntamiento.
Las cartas de los que sí las enviaron fueron entregadas este año por unos mensajeros motorizados, los taxistas de Madrid, que este año cambiaron los seis vehículos que recorrieron la Castellana por una carroza dirigida por Taxete, su mascota, como explicaba José Miguel Fúnez, portavoz de la Federación Profesional del Taxi de Madrid. "Somos los carteros reales" dice sonriente Javier, de nueve años, subido sobre esta carroza.
Más de doscientos voluntarios acompañaban a la comitiva de artistas e integrantes de las carrozas En total, casi mil personas, sin contar a los que como cada año velan por la seguridad de todos: miembros de la Policía Municipal, Policía Nacional, Guardia Civil, EMT, Bomberos, SAMUR-PC.
Un poco lejos de la carroza de Baltasar iba su comitiva, organizada por el Teatro Real y en la que casi cien personas (niños y adultos) lucían vestimenta operística ambientada en piezas teatrales de África oriental. "Me han pintado y maquillado los del teatro", decía orgullosa Leila, de ocho años, sobre su peinado encrespado y su antifaz de maquillaje rojo. Lupe Montero, responsable de caracterización de la institución teatral asentía con la cabeza. "Desde las 11:30 hemos estado maquillando y peinándoles", aclaraba sobre el trailer-carroza que simulaba "un teatrillo rodante de los que se utilizaban antiguamente".
"Viva España"
A paso lento marchaban las carrozas reales por San Juan de la Cruz, el primero de los puntos habilitados –desde hace unos años– para personas con movilidad reducida. Las comitivas de sus majestades lucían ropajes “típicos” de Persia, Armenia y Etiopía, “las patrias de Melchor, Gaspar y Baltasar”, que este año lucieron más ostentosos por decisión municipal. “Este año los reyes no irán con cortinas de baño"”, anunció el alcalde el viernes, afeando la estética de la cabalgata de 2016, la primera de la anterior alcaldesa, Manuela Carmena.
También regresaron los animales de carne y hueso: durante el recorrido se pudieron ver desfilar hasta 10 caballos de llegados de la finca de Vivi Ardura, otra docena de equinos del escuadrón de caballería de la Guardia Civil, a los que la gente coreaba con un "viva España" a su paso; y a tres dromedarios, que precedían las carrozas reales sobre las que sus majestades saludaban desde una especie de púlpitos dorados.
Entre las comitivas reales se pudieron ver tres grandes obeliscos, en una producción de Mr. Nilson y la dirección de actores de Carmen López, de La Lavandería, y unos gigantes animales mecánicos de las compañías internacionales Remue Ménage, Quidams y Oposito.
Desde otro de los puntos de accesibilidad, la plaza de Colón, Mateo, de seis años, estaba contentísimo: los Lunnis le entregaron un juego de pinturas y rotuladores. "Yo espero a que pasen los Reyes para recordarles que no se olviden de mis juguetes que les pedí cuando eché mi carta con el cole", decía él.
Como ya ocurriera con el gobierno de Carmena, esta Cabalgata contó con distintos servicios de adaptación para personas con discapacidades sensoriales: bucle magnético, mochilas vibratorias, audiodescripción, subtitulado en directo e intérprete de lengua de signos a cargo del paje de Baltasar que traducía las muestras de agradecimiento del rey.
Sobre las 20:15, entraba la carroza de Melchor en la plaza de Cibeles bajo un manto de nieve artificial, pero todavía no se veía por ningún lado a la comitiva municipal.
El público aguantaba a duras penas las bajas temperaturas. Los más valientes llevaban esperando desde las 17:00 horas, cuando se facilitó el acceso y el sol todavía calentaba la plaza madrileña. La Orquesta de Ecoembes (compuesta por un centenar de niños y jóvenes) amenizó el principio de la fiesta con versiones de canciones populares en la que también se pudo ver dos ángeles blancos suspendidos de dos enormes esferas luminosas (el sol y la luna) como parte del espectáculo Ángeles de la Luz, de la compañía Festi Group.
Roscón de MasterChef
No fue hasta que llegaron Gaspar y Baltasar, cuando el alcalde José Luis Martínez-Almeida (PP), la vicealcadesa Begoña Villacís (Cs), la concejala de Cultura del Ayuntamiento Andrea Levy (PP), Javier Ortega Smith (Vox) y Pepu Hernández (PSOE) subieron al escenario junto a sus majestades y sus pajes.
"Por fin llegamos a nuestro destino, gracias por acompañarnos en este trayecto", agradeció Melchor sobre el escenario. "Hemos recibido vuestras cartas llenas de ilusión", dijo, provocando el aplauso del público.
"Ayudadnos a cumplir la promesa de un futuro mejor. Que nuestro regalo sea un mundo más justo y lleno de paz donde podamos convivir todos", finalizó Melchor no sin antes pedir a Madrid y a todo el mundo que no pierdan nunca la sonrisa.
El alcalde madrileño fue breve en su discurso y tan solo agradeció el viaje a sus majestades y les dio la bienvenida. "Como tienen mucho trabajo esta noche, les tenemos preparada una sorpresa para que cojan fuerzas". Un roscón de Reyes portado por Pepe Rodríguez y Jordi Cruz, dos de los jurados del concurso televisivo MasterChef, y preparado por ellos mismos.
Un espectáculo pirotécnico desde el Palacio de Cibeles anunciaba que sus majestades de Oriente ya estaban a la capital para empezar a repartir regalos y ponía punto y final a la primera Cabalgata de la era Martínez-Almeida.
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