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Los técnicos de Emergencias de Girona denuncian a la Generalitat

Los operadores de la Sala de Control de Bomberos exigen que se arreglen las instalaciones

Albert Ballesta, director de servicios territoriales de Interior en Girona, en una imagen de archivo.
Albert Ballesta, director de servicios territoriales de Interior en Girona, en una imagen de archivo.EFE

Los continuos problemas de comunicaciones en la Sala de Control de Bomberos de la Generalitat de la provincia de Girona —la que recibe las llamadas del 112—, que provocan que los operativos se oigan mal entre ellos, se corten las comunicaciones o que los ordenadores se cuelguen, han llevado a UGT a denunciar la situación a Inspección de Trabajo y a estudiar llevar el caso ante la Justicia. Los trabajadores se quejan de que los aparatos de ventilación hacen un ruido “insoportable”, que la calefacción no funciona correctamente y que hay estancias que no cumplen ni la normativa de prevención de incendios ni la de habitabilidad. Incluso se han dado casos de lipoatrofia en algunas operadoras de la Sala. El director de los Servicios Territoriales de Interior en Girona, Albert Ballesta, asegura que todos los problemas denunciados “están resueltos o en vías de resolución”.

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El presupuesto inicial para trasladar la Sala de Control del parque de Bomberos, desde el polígono de Mas Xirgu hasta su ubicación actual en el edificio del antiguo Hospital de Santa Caterina, en el centro de Girona era de 200.000 euros. Pero al final ha acabado costando 530.000 euros, denuncia UGT. Para colmo los sistemas de comunicaciones fallan y, según el sindicato, el espacio incumple la normativa de riesgos laborales, lo que pone en riesgo a la veintena de Técnicos Especialistas Operadores de Control de Sala (TEOCs) y a la decena de bomberos jefes de guardia y sus ayudantes, que hacen turnos de 12 y 24 horas respectivamente. Denuncian complicaciones desde el traslado a parte de las disfunciones operativas de las que ya advirtieron al proponerse el cambio de ubicación.

Los trabajadores se quejan de la mala comunicación entre los operadores de la sala y los bomberos que atienden in situlas emergencias y de que hay problemas para establecer y mantener el contacto con los 28 parques de la región. Los ordenadores se bloquean y dejan a los operadores sin poder recibir las nuevas emergencias de que alerta el 112.

“No son problemas menores, ya que somos responsables del sistema de emergencias de toda una región”, recuerda un jefe de guardia. Uno de los casos más graves se dio el mes pasado, un día de intensa lluvia. El temporal cortó la comunicación de la sala de control con la antena de Rocacorba —que suministra la señal a la red central de emergencias— y la región se quedó “a oscuras” durante 20 minutos.

Ballesta sostiene que aquel día “se dio la tormenta perfecta”. “Cayó el repetidor de Rocacorba y también todos los sistemas auxiliares para cuando falla el principal”. Para evitar que se repita se ha conectado directamente con la torre de Collserola y se ha puesto una línea de fibra óptica.

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Una veintena de técnicos

En la Sala trabajan una veintena de técnicos, de los que tres cuartas partes son mujeres. Desde el traslado, seis de ellas han desarrollado síntomas compatibles con la lipoatrofia, aunque la mutua sólo ha diagnosticado a una. Se trata de una disminución de la grasa subcutánea, sobre todo en las piernas, que afecta a mujeres y se da en lugares con baja humedad y cargados de electricidad estática como los que generan espacios mal ventilados con una alta concentración de cableado y servidores. No es grave y es reversible. Interior puso las medidas correctoras necesarias en la sala afectada, aseguran sus responsables.

Albert Ballesta, atribuye las incidencias surgidas a “las complicaciones que siempre salen tras una obra” y destaca la voluntad de solucionarlo ya que, asegura, “todas las incidencias que se han detectado están resueltas o en vías de resolución”. Según Ballesta, la nueva sala de 50 m2 —casi el doble que la anterior— “está dotada con material de última generación” y confía en que “será una sala de referencia”. Además, sostiene que a diario repasa todos los problemas que detectan y sus posibles soluciones.

El antiguo Hospital de Santa Caterina, que ahora acoge los servicios territoriales de la Generalitat, es un edificio barroco del s. XVII declarado Bien Cultural de Interés Nacional en 2013. Su ubicación y catalogación son las que han generado más dificultades a los técnicos y a los jefes de guardia de los Bomberos. Por una parte por estar en medio de la ciudad sitúa el centro de emergencias en un edificio vulnerable y dificulta la salida del jefe operativo y por la otra porque, apuntan desde UGT, no se han podido realizar algunas actuaciones e incumple normativas de prevención de incendios y habitabilidad.

El parque de Bomberos de Girona, construido durante la década de 1970, quedó obsoleto tras tres décadas sin inversiones. Desde 2006 se sucedieron proyectos que no prosperaron. O las trabas de los bomberos o su elevado coste los impidieron. Una opción era mantener en un mismo edificio el parque, la sede de la región de emergencias y la sala de control, pero los bomberos lo descartaron porque el helicóptero debía aterrizar sobre el edificio. Finalmente, se aceptó la idea más económica y que más detractores tenía por la necesidad de mejorar las instalaciones del parque. Así, se pactó reformar el parque y el traslado de la sala de control al edificio de la Generalitat.

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