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Radiografía de la sanidad catalana

Una exposición interactiva en el Palau Robert explica cómo funciona el modelo sanitario y los hitos de Cataluña en salud

Jessica Mouzo
Un visitante pasea por la exposición ‘Universal. La salud en Cataluña’ en el Palau Robert
Un visitante pasea por la exposición ‘Universal. La salud en Cataluña’ en el Palau RobertJoan Sánchez

Un latido incesante retumba en la sala. Lub, dub. Lub, dub. El aliento vital resuena en la piscina que rodea las paredes de la estancia. El agua baila a su ritmo con suntuosos y precisos vaivenes. En el centro de la estancia, un pivote invita a depositar la mano —el dedo corazón para ser más exactos— sobre un sensor de luz infrarroja que mide y pone voz al ritmo cardíaco. Unos latidos más rápidos, otros más lentos. Siempre lub, dub. No podía comenzar de otra manera que con el sonido del corazón la exposición Universal. La salud en Cataluña que, desde el viernes, se exhibe en el Palau Robert de Barcelona.

La muestra radiografía el estado de salud de los catalanes y de su modelo sanitario. En un viaje interactivo por el sector, la exhibición reivindica las bonanzas del sistema y el buen hacer de sus profesionales: una sanidad universal, integradora, dispuesta para el ciudadano 365 días, 24 horas. Omite, eso sí, los pesares que atormentan a la Administración, como las listas de espera o la falta de recursos e inversiones. “Es una exposición que quiere explicar el país. Reivindicar las virtudes y la enorme complejidad del sistema sanitario”, admitió la consejera de Salud, Alba Vergés, durante la presentación de la muestra.

Tras la sala del latido, decenas de probetas más o menos llenas dibujan los males más comunes de los catalanes. La hipertensión, las infecciones respiratorias, la ansiedad y los trastornos endocrinos, nutricionales y metabólicos se llevan la palma. Son los motivos de consulta más habituales en los centros sanitarios dispersos por el territorio (67 hospitales, 437 centros de atención primaria y 804 consultorios locales esparcidos por 947 municipios).

Cada ocho horas hay un trasplante y cada 10 segundos se da una vacuna

Frente a las probetas, una inmensa pirámide poblacional cristaliza el reto del envejecimiento de la población. Cataluña tiene una esperanza de vida de 83,6 años, la segunda más alta del mundo, solo por detrás de Japón.

El sistema sanitario catalán reivindica también, en la exposición, su carácter universal. Ese que fulminó el gobierno de Mariano Rajoy en 2012 cuando condicionó el derecho a la asistencia a las rentas de trabajo (estar asegurado al Instituto Nacional de la Seguridad Social). Cataluña intentó sortear la norma con varias instrucciones y terminó por desplegar una ley de sanidad universal en 2017.

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Hoy, con una lluvia de radiografías, la exhibición muestra la igualdad más absoluta a ojos de los rayos X. La atención sanitaria es la misma en función de la edad, el género o la situación social. Todos pueden acudir al sistema y serán atendidos.

A medida que el visitante avanza por las salas abandona su papel pasivo y la muestra lo invita a participar. Con unos cascos a modo de fonendoscopio, uno puede auscultar los sonidos del territorio, desde una vacunación infantil en una consulta de Manresa hasta una reunión de la consejera de Salud, Alba Vergés, y su equipo en la sede del Departamento, en Barcelona. También el ruido de tráfico, el monótono pitido de una quimioterapia o el trasiego del tráfico en la ciudad, causante de muchos problemas de salud derivados de la contaminación.

Para tomar conciencia del uso —o abuso— del sistema sanitario y del tiempo que dedica e, la muestra vuelve a interpelar al visitante. “¿Con que frecuencia vas al médico?”, cuestiona un mural gigante. A su lado, pegatinas azules —”mi salud puede mejorar”— y rojas —”estoy como una rosa” invitan a marcar sobre la pared la asiduidad de las visitas médicas según la edad del interlocutor.

En la sanidad, el tiempo es oro y cada minuto cuenta. He aquí algunas cifras que también destaca la muestra: cada ocho horas, se realiza un trasplante; cada 10 segundos, se administra una vacuna; cada minuto, 131 pacientes son atendidos en un centro de salud; cada día se realizan más de un millar de intervenciones quirúrgicas; cada hora se muere una persona a causa del tabaco y cada dos y media, se detecta un cáncer de mama.

Una lluvia de radiografías reivindica el acceso universal al sistema

Algunos datos que no aparecen en la exhibición y que, lamentablemente, también redibujan una parte del sistema son las 181.000 personas que aguardan una intervención quirúrgica, los 538 días que tiene que esperar un paciente para una visita a urología en el hospital Parc Taulí de Sabadell o el año de demora para someterse a una tomografía computerizada (TAC) en el hospital Plató de Barcelona.

Conscientes, no obstante, de la cara menos amable de un modelo sanitario de éxito, el vicepresidente de la Generalitat y consejero de Economía, Pere Aragonés, aprovechó la puesta de largo de la exposición para anunciar que quiere inyectar 900 millones de euros más a los Presupuestos que negocia con los comunes. “Estamos poniendo al día el sistema, pero también tenemos que proyectarlo al futuro”, dijo, en tono solemne, Aragonés. Con ese montante no se revierten los recortes ejecutados desde 2011 por los sucesivos gobiernos de Artur Mas, pero se acercan bastante. Siempre y cuando no fracasen las negociaciones presupuestarias.

La exposición, abierta hasta el 31 de mayo y gratuita, reclama por última vez al visitante en una sala final sobre el futuro del sistema de salud. ¿Harías obligatoria la vacunación? ¿Quién tiene más responsabilidad sobre nuestra salud: el entorno socioeconómico, el sistema sanitario o nosotros mismos ? No hay respuestas sencillas ni absolutas. ¿Prefieres saber cómo vas o morir o cuándo?

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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