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La Beckett monta su primer ‘Esperant Godot’

La sala del Poblenou lleva a escena la obra del autor irlandés en una nueva traducción de Josep Pedrals, dirigida por Ferran Utzet, con Pol López y Nao Albet

Toni Polo Bettonica
Un ensayo general de 'Esperant Godot'.
Un ensayo general de 'Esperant Godot'.

Un director meticuloso y perfeccionista como Ferran Utzet; un autor existencialista y (dicen) absurdo como Samuel Beckett; un traductor con sensibilidad poética como Josep Pedrals, y un reparto con los irónicos y algo anárquicos Pol López y Nao Albet a la cabeza. Toda esta combinación da como resultado el primer montaje que produce la Sala Beckett de Esperant Godot, que se estrena este miércoles (en cartel hasta el 4 de enero), dentro del ciclo dedicado al autor irlandés en el 30 aniversario de su muerte y, también, de la apertura del popular espacio escénico barcelonés.

Ferran Utzet no puede esconder su ilusión por afrontar el reto: “Cuando recibí la llamada de Toni [Casares, director de la Beckett] proponiéndome hacer un Godot, pensé: ‘Ya me puedo morir… ¡hacer Godot!’”, declara en una entrevista en la web de la sala. El director de obras como la premiada Sopa de pollastre amb ordi o de Traduccions/Translations, ambas con La Perla 29, tenía ganas de enfrentarse al autor en un escenario: “Me había acercado más a Beckett como lector, por haberlo estudiado y leído y maravillado”, comenta, a la vez que se declara “virgen de Beckett”: “Es de esos autores que me gusta descubrir trabajándolos y discutiendo en la sala de ensayos. No llego como experto sino dispuesto a aprender y empaparme de este universo”.

El director admite que se han tomado alguna licencia jugando mucho con el texto, pero siempre desde el respeto a las normas que propone Beckett. Por ejemplo, Vladimir y Estragó son aquí jóvenes y Beckett los pensó mucho mayores. “Los buscamos jóvenes para desengancharnos, de alguna manera, de la solemnidad en la que puede caer un montaje de Esperant Godot”, declara Utzet. “Es fácil que un Beckett, con su complejidad existencial y filosófica, con actores que dicen cosas muy profundas y muy serias, se convierta en un texto que pese demasiado. Hemos considerado que la edad podía servir para evitarlo”.

Utzet supo desde el minuto cero quién tenía que ser Vladimir y quién Estragó. Pol López y Nao Albet, los escogidos, reconocen que cuando leyeron la obra también tuvieron clarísimo qué personaje haría cada uno. “Y va y resulta que Ferran lo tenía igual de claro, pero al revés”, dicen. Pol López es Vladimir y Nao Albet, Estragó. Aitor Galisteo-Rocher, de la compañía La Calòrica, y Blai Juanet (uno de los tres responsables del maravilloso Be God Is) acaban de aportar a la representación ese aire de la calle y ese toque clown.

La obra, que plasma la vivencia de dos personajes que esperan a un tercero (Godot) que no llega, absorbe mil tendencias del teatro universal. Pol López y Nao Albet la resumen con una acertada serie de referencias: “Vemos algo de David Lynch, de Camus, del Chooof del Tricicle, y de Palace, también. Y de Sanchís Sinisterra, claro, y vemos a Pinter, a Mamet… Todos los autores contemporánes han bebido de Beckett”.

De la traducción encargada para la ocasión a Josep Pedrals, Casares se mostró muy orgulloso: “Tiene voluntad de ser canónica, sin ninguna intención de menospreciar la que hizo Joan Oliver”, dijo Casares, “porque el teatro es un arte vivo que hay que ir renovando y Pedrals tiene un lenguaje que nos parecía idóneo para hacer traducción”. Coincide con Utzet: “La de encargar la traducción ha sido la decisión más crucial. Pedrals es más destacado como poeta que como traductor, por eso la decisión es una apuesta por la poética y el ritmo que le da al texto. Su versión, que respeta totalmente al autor [una de las características del teatro de Beckett son sus múltiples y casi quisquillosas acotaciones, la didascalias], suena muy catalana, muy contemporánea y a la vez atemporal y beckettiana, en el sentido de que se deja contaminar por lo que los actores hacen y dicen. Marca el nivel de partida”.

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Pedrals ha hecho una traducción muy rigurosa y personal (el título, por ejemplo, pierde la palabra ‘tot’ para quedarse en Esperant Godot), a la vez del francés original y de la traducción al inglés que hizo el mismo Beckett, y con la participación del reparto. El poeta sometió a los intérpretes y al director a una primera traducción, en una lectura común que sirvió para llegar a un catalán lo más actual posible.

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Sobre la firma

Toni Polo Bettonica
Es periodista de Cultura en la redacción de Cataluña y ha formado parte del equipo de Elpais.cat. Antes de llegar a EL PAÍS, trabajó en la sección de Cultura de Público en Barcelona, entre otros medios. Es fundador de la web de contenido teatral Recomana.cat. Es licenciado en Historia Contemporánea y Máster de Periodismo El País.

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