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Un TED Talk de periodistas y artistas

Un grupo de narradores profesionales cuentan historias personales en el espectáculo teatral Diario Vivo

Los narradores frente al público en un espectáculo de Diario Vivo en el Teatro Alcázar.
Los narradores frente al público en un espectáculo de Diario Vivo en el Teatro Alcázar.Javier de Riaño Echanove

Cuando el padre de Rosa Montero marchaba a la plaza de Las Ventas a torear, ella se quedaba en la retaguardia con las mujeres de la casa para rezar sentadas en círculo un rosario tras otro. Rogaban por el patriarca torero en esa España arcaica de hace medio siglo. La escritora eligió esta historia que le marcó y con la que tiene una conexión especial para participar en Diario Vivo, un espectáculo teatral con música en directo en el que varios narradores profesionales se suben a un escenario para contar sus experiencias.

Este proyecto es una idea de François Musseau que hace dos años y medio lo inauguró en España en una pequeña sala en Lavapiés. Tras representarse en el Palacio de la Prensa en anteriores ocasiones, llega este lunes y martes al Teatro Alcázar (calle de Alcalá, 20, localidades desde 14 euros). Musseau, corresponsal en España del diario francés Libération desde hace más de dos décadas, se inspiró en la idea francesa Live Magazine, que se representa desde hace seis años con gran éxito. El espectáculo francés, a su vez, se basó en el proyecto Pop Up Magazine, el germen estadounidense que desató el fenómeno en 2008. El género de las charlas personales vive una buena salud como demuestra la popularidad de las conferencias TED Talks. Muchas son virales en Internet.

Rosa Montero frente al público en Diario Vivo.
Rosa Montero frente al público en Diario Vivo.Javier de Riaño Echanove

"Escuchar historias íntimas e impactantes en un teatro contadas en primera persona por profesionales de la narración, es algo único", explica Musseau. Periodistas como Rubén Amón, Sabina Urraca o Alfonso Armada; fotógrafos como Pedro Armestre o Luis Baylón; la artista Moon Rivas, el documentarista Justin Webster, escritores como Sergio del Molino o Ana Romero... Son algunas de las personas que se han subido al escenario para compartir sus experiencias en esta revista en vivo que ha abarcado los temas más dispares. "Historias de viajes y de investigación, desde Lavapiés a China, pasando por Corinna y Villarejo o la droga en Galicia... En el escenario de Diario Vivo se han representado cientos de historias vividas y contadas por sus protagonistas", indica el periodista francés. 

Iñaki Gabilondo narra su historia en el Teatro Alcázar.
Iñaki Gabilondo narra su historia en el Teatro Alcázar.Javier de Riaño Echanove

El objetivo del equipo de Diario Vivo que se dedica a buscar historias es trabajar estas experiencias trascendentes para los narradores para que conecten con el público, y a la vez cuidar que tengan una dimensión universal, que sean relevantes y verdaderas. "Nada se graba, no se deja constancia, el público tiene que estar en el teatro en ese momento para poder verlo", puntualiza Musseau. 

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También hubo que estar aquel día para erizarse la piel con la historia que narró el periodista Iñaki Gabilondo. Volvía de trabajar de la Cadena Ser, camino de Navarra para visitar a su mujer enferma, cuando se encontró con un operario de la estación de tren que, con la cara desencajada, le pidió que le llevara al trabajo lo más rápido posible: "Si no llego a tiempo, dos trenes chocarán". Mas tarde Gabilondo reflexionaría sobre aquella no-noticia que acababa de presenciar. 

Soledad Gallego-Díaz, directora del periódico EL PAÍS, también participó con su relato en la noche inaugural del Diario Vivo. Eligió contar cómo vivió ella la primera sesión parlamentaria de la democracia. "En ocho minutos Gallego Díaz consiguió que el el público viajara a aquel hemiciclo, cuando era una joven periodista de 22 años, y acompañarla mientras la Pasionaria bajaba las escaleras del Congreso", recuerda Musseau.

El esfuerzo por recuperar estas historias de forma que queden cohesionadas en el escenario requiere un trabajo muy intenso. Así lo recuerda la autora de La ridículo idea de no volver a verte: "Es un trabajo tremendo que lleva mucho tiempo, Musseau me pidió que le enviara el texto que iba a contar, que fuera antes a ensayar con una profesora de teatro que te ayuda a soltarte, un ensayo técnico previo...", explica Montero. La escritora, que hizo teatro varios años, acabó encantada: "La adrenalina, la electricidad de un teatro lleno de gente... Es una sensación inigualable", recuerda. 

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