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Dos clientes rescatan del cierre la librería La memòria de Barcelona

El local anunció que dejaría de funcionar el 31 de octubre tras no encontrar socios para afrontar la disminución en sus ventas

El interior de la librería La memòria, en la plaza de la Vila de Gràcia.
El interior de la librería La memòria, en la plaza de la Vila de Gràcia.JOAN SÁNCHEZ

Xavier Cortés abrió ayer la puerta de su negocio con la seguridad de que no tendrá que cerrarlo definitivamente, como había anunciado hace una semana. Un cliente rompe el silencio dentro de la librería La Memòria, que ofrece una oferta de narrativa e historia de los siglos XX y XXI: “He escuchado la noticia. Me alegro”, comenta. El local, en la plaza de la Vila de Gràcia de Barcelona, se enfrentaba a una disminución en sus ventas y a la salida de un socio del proyecto. Estos hechos llevaron a Cortés a anunciar la semana pasada el cese del establecimiento. Dos clientes habituales se enteraron y no se quedaron con los brazos cruzados: invirtieron en el negocio y lo salvaron de su clausura prevista para el día 31.

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“Los nuevos socios han asumido el 50% de la librería”, explicó el dueño, sin revelar la identidad de los mismos por “motivos personales”. Con ellos se repartirá las jornadas de trabajo. “La voluntad es revertir el problema, que la mayoría de los locales enfrentan, de no facturar lo suficiente”, aseguró. Los misteriosos mecenas se enteraron del cierre por el revuelo que la noticia causó, tras su difusión, en redes sociales y medios de comunicación.

“¿Se quedan? pregunta una mujer desconcertada desde la calle, mientras un hombre mira fijamente una veintena de libros que se ven a través del escaparate de la librería. El fundador, junto a su antigua socia (y sus respectivas parejas), emprendieron el proyecto en otoño de 2013. Sin embargo, un ligero descenso en sus ventas, calculado en un 5% menos, según el regente, y la salida de su colaboradora, desembocaron en la crisis del establecimiento barcelonés.

Cortés informó que en breve retomarán las actividades culturales y que pondrán en marcha “nuevas iniciativas” en la próximas semanas. El local, desde el anuncio del cierre el pasado 8 de octubre, ha permanecido abierto, y no hubo la obligación de devolver las publicaciones a las editoriales y distribuidoras tras la noticia. “Las negociaciones han ido bien, pero no ha habido necesidad”, señaló. El negocio cuenta en sus pocos más de cien metros con un fondo de unos 8.000 títulos de historia, biografías y memorias, y de narrativa clasificada por áreas geográficas, periodos históricos o géneros. “La singularidad se distingue en cómo colocamos y relacionamos los títulos con los clientes”, concluyó el dueño, que mañana volverá a subir la persiana de su local en la capital catalana.

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