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El Govern afronta el Brexit sin un presupuesto específico para ayudas

La Generalitat refuerza sus oficinas de acción exterior, mientras otras comunidades han fomentado líneas de crédito para las empresas afectadas

Josep Catà
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el consejero de Acción Exterior, Alfred Bosch.Quique Garcia (EFE)

A menos de un mes para el Brexit, la incertidumbre tiene en vilo a las empresas, pero las administraciones no han respondido a la misma velocidad. En Cataluña, 3.374 compañías tienen relación comercial con el Reino Unido, de las cuales 2.200 exportan regularmente. El Govern ha puesto en marcha un plan de choque para informar y asesorar, pero sin presupuesto ni ayudas específicas. En cambio, en el País Vasco y Navarra, con 500 y 270 empresas exportadoras al Reino Unido respectivamente, sí se han abierto líneas de crédito millonarias con el aval de los gobiernos forales para paliar los efectos del Brexit en las empresas.

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El temor a un Brexit existe tanto si hay acuerdo como si no. Cuando la separación sea oficial, el Reino Unido será tratado como un país ajeno a la Unión Europea y, a partir de ahí, se abren todas las posibilidades: aranceles, trámites burocráticos que complicarán la logística o hasta una normativa diferente para los productos o sus etiquetas que obligará a modificar la operativa de las empresas.Ante el inminente Brexit, las empresas llevan meses preparando planes de contingencia e incrementando las comunicaciones con sus socios británicos. Y, sobre todo las empresas medianas y pequeñas, han acudido a la Administración en busca de ayuda, aunque la respuesta es desigual en función de la autonomía.

Las que ofrecen más herramientas son el País Vasco y Navarra, cuyos gobiernos han elaborado planes y han fomentado ayudas. Los planes no cuentan con un presupuesto, pero el gobierno vasco no descarta ampliarlo en caso de que el escenario final sea el menos favorable. Por ahora, los gobiernos vasco y navarro han fomentado líneas de crédito por valor de 25 y 10 millones de euros respectivamente, mediante el fondo Elkargi. Los créditos, con un interés del 1,2%, están destinados a “financiar tasas arancelarias, descenso temporal de la actividad, aplazamientos de cobros o compra de mayor volumen de mercancías para asegurar stock”.

En Cataluña, donde el volumen de empresas exportadoras es cuatro veces mayor que en el País Vasco, el plan de choque se limita a reforzar las oficinas de Acció, la Agencia para la Competitividad de la Empresa. Reino Unido es el quinto socio comercial de Cataluña y representa el 5,5% del total de exportaciones catalanas, equivalente al 1,8% del PIB. Como consecuencia del Brexit y de la devaluación de la libra, desde 2016 se han reducido las exportaciones y los sectores más afectados son el químico, el textil, el de material eléctrico y el farmacéutico.

El plan de choque del Govern sobre el Brexit, al que se refirió el president Quim Torra en el último Debate de política general, tiene en el plano comercial un doble objetivo: atraer empresas e inversiones británicas, y trabajar para que las empresas que venden ahí sigan haciéndolo. “No tenemos presupuesto específico, pero sí personal especializado que ha reforzado las oficinas de internacionalización”, explica Cristina Serradell, directora de internacionalización de Acció.

En el primer objetivo, la Generalitat no ha conseguido por ahora atraer grandes inversiones o empresas que busquen nuevas localizaciones huyendo del Brexit. El ejemplo más claro de ello es la incapacidad para atraer la Agencia Europea del Medicamento, que en plena tensión por la crisis política por el procés, escogió Ámsterdam antes que Barcelona pese a que estaba ya todo preparado para que desembarcase en la capital catalana. En el segundo objetivo es donde la Generalitat ha dedicado más esfuerzos, elaborando una guía para el Brexit, una herramienta para ver hasta qué punto una empresa puede quedar afectada, y un equipo de asesoramiento, que incluye un refuerzo de la oficina en Londres. “Muchas empresas no están acostumbradas a comerciar con países fuera de la UE. Falta preparación”, asegura Serradell, que explica que Acció ha recibido “menos consultas de las esperadas”.

“Ahora mismo nuestras ventas en Reino Unido crecen y representan un 15% del total, pero con el Brexit tenemos que negociar con los socios, porque no podemos hacernos cargo solos de los aranceles”, explica Oriol Rey, responsable de ventas internacionales de Indcar, una empresa especializada en la fabricación de microbuses. Por ahora, su plan consiste en cerrar todas las operaciones que pueda antes del 31 de octubre, negociar con sus socios británicos y estudiar otros mercados. Rey explica que ha encontrado mucha información con el plan de Acció, aunque admite que si hubiese líneas de financiación servirían para paliar los efectos de los aranceles.

El coste de estos trámites y la incapacidad para competir con empresas de otros países es la gran preocupación de las compañías. “Para nosotros Reino Unido era simplemente distribución. Ahora todo puede cambiar”, explica Antoni Garriga, director general de Salicru, una empresa dedicada a los equipos de potencia eléctrica que está presente en 65 países. El Reino Unido representa aproximadamente un 10% de las ventas de la compañía. “No hemos bajado las ventas, pero los clientes nos preguntan mucho”, explica Garriga, que ha elaborado planes de contingencia. Uno de ellos es que uno de los socios en el lugar se convierta en la sede de la empresa en el Reino Unido.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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