“Al llegar aquí me sentía solo contra el mundo”
El futbolista Randy Nteka llegó a Madrid sin conocer el idioma y con el sueño de convertirse en profesional. Ahora juega en el Fuenlabrada
Randy Nteka (París, 21) puso rumbo a Madrid con un sueño: ser futbolista profesional. En su país lo dejó absolutamente todo, incluida a su familia, de origen angoleño, para empezar desde cero; en España no le esperaba nada más que un amigo y una promesa de ponerle en contacto con un agente que le ayudaría a probar en algunos equipos. Acababa de cumplir 20 años, no hablaba ni una palabra de español y apenas tenía recursos económicos. Dos años después ve cómo todo con lo que fantaseaba se ha ido cumpliendo a una velocidad vertiginosa. Encontró acomodo en el Fuenlabrada, recién ascendido a la Segunda División, donde es indiscutible.
Abandonó su vida por una esperanza muy remota.
Salí muy joven y sin mi familia únicamente para cumplir mi sueño ¡Yo siempre he querido ser jugador de fútbol! En Francia no tenía la oportunidad de jugar a gran nivel e iba a dejarlo. Era mi último año. Un amigo que llevaba aquí desde 2016 me dijo que tenía un agente que podía ayudarme a conseguir ser futbolista profesional en España y me vine a intentarlo.
¿Cómo reaccionaron en su casa cuando dijo que se iba?
Mi madre lo pasó mal, para ella fue muy duro dejar a su hijo mayor irse solo a otro país. Con mi padre todo fue más sencillo, porque él sabía que lo que yo siempre había querido era llegar a ser futbolista.
Dicen que Madrid es muy acogedora. ¿Lo ha sentido?
No conocía Madrid y desde un principio me gusto. Pero me resultó muy difícil integrarme porque prácticamente nadie hablaba francés. Iba a cualquier sitio y solo era español e inglés. Si tuviera que destacar algo es la sensación de sentir como que estoy en casa, aunque los míos estén a miles de kilómetros. Aquí la gente se porta muy bien, en todos los sitios en los que he jugado me han ayudado. Podría vivir en Madrid muchos años.
Los primeros días debieron ser difíciles.
Al principio fue muy difícil porque mi gente estaba lejos y no hablaba ni una palabra de español. El primer mes fue el más complicado porque no sabía cómo era la vida en España, si sería similar a la de Francia o no, ni tampoco dónde iba a jugar. Al final fui al Betis San Isidro, un equipo de Preferente.
Lidió con la soledad.
Sentía que estaba solo contra todo el mundo. Llegas a un sitio, no conoces el idioma y no puedes hablar con nadie. Ver y sentir que estaba solo fue lo más difícil. No tenía a nadie aquí y los días se me hacían eternos. Salía de entrenar y no había nada que hacer. Regresaba a casa, me sentaba y encendía la televisión para intentar aprender lo que decían e ir hablando español poco a poco. Simplemente tenía que buscarme la vida. Ahora me defiendo con el idioma y ya puedo hablar o salir con mis compañeros. Eso hace la vida mucho más fácil.
¿Cómo se mantenía?
Vivía con mis amigos en una habitación compartida. En el Betis San Isidro me ayudaron mucho. Tenía algo dinero ahorrado de Francia porque había estado entrenando a unos chicos, pero me dieron un trabajo aquí mientras jugaba. Los fines de semana tenía que cuidar de un estadio y limpiar los vestuarios. No era un problema para mí; sé de dónde vengo, por qué estoy aquí y lo que quiero en mi vida.
¿Pensó en abandonar y regresar a casa?
¡Muchas veces! Llamaba a mi padre y le decía que me quería volver porque todo esto era muy difícil. Él me decía que no quería verme de vuelta. Me ayudó mucho. Me hacía recordar el motivo que había traído hasta aquí, me insistía en que ya no era un niño y tenía que buscarme la vida. Nunca he tenido una vida fácil, pero siempre he ido a pelear y a buscar lo que quería. Hay que saber valorar las cosas y trabajar, trabajar y trabajar. No sabía que mi sueño iba a cumplirse tan rápido. Ahora mi familia está muy contenta y me llaman para ver cómo es la vida de un jugador profesional.
¿Y cómo es?
La mía igual que cuando llegué. Sigo pensando y viviendo igual. Mi familia ya me ve de esa manera, como un jugador profesional, pero yo todavía no soy consciente de dónde estoy y de haber logrado mi meta. Tengo los pies en el suelo, para mí lo importante no es el lujo, sino jugar al fútbol y que mi familia esté contenta. Si ellos son felices, yo también lo soy.
De preferente a un puesto en Segunda
Solo 17 meses transcurrieron entre el momento en el que Randy Nteka pisó Madrid por primera vez en enero de 2017 y el día en el que se convirtió en futbolista de Segunda División tras ascender con el Fuenlabrada, equipo que lidera la categoría de plata del fútbol español después de las tres primeras jornadas.
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