La tragedia de Víctor Ullate
‘Antígona’, que llega a los Teatros del Canal tras su estreno en Mérida, podría ser el último ballet de la compañía
“Me siento como Antígona, luchando contra todo”, dice el ex bailarín y coreógrafo Víctor Ullate (Zaragoza, 1947), director de la compañía que lleva su nombre y que, según amenaza, puede encarar ahora su último montaje debido a los problemas financieros: “Desde la crisis no hemos tenido más que pérdidas”. Se trata, precisamente, de la Antígona de Sófocles que se estrenó en Madrid ayer, en los Teatros del Canal, donde se puede ver hasta el 8 de septiembre.
Es difícil mantener a flote las cuentas de una compañía de danza como esta y, según Ullate, instituciones como el Ministerio de Cultura o la Comunidad de Madrid han dejado de apoyarle. “A pesar de todo me siento triunfador y satisfecho, pero me da mucha pena que todo el trabajo que hemos realizado durante tantos años se pierda”, añade.
La compañía de Víctor Ullate se fundó hace más de 30 años, después de que el artista dejara la dirección del Ballet Nacional Clásico (fue su primer director, en 1978), y fue apadrinada con amplias subvenciones durante largo tiempo por la Comunidad. “Además, a través de nuestra escuela, cuyos beneficios también hemos invertido en la compañía, hemos contribuido a crear cantera cuando nadie lo hacía”, remacha el coreógrafo.
Los problemas de Antígona, hija de Edipo (héroe de las precuelas de este texto), no eran financieros, sino de otra índole. La protagonista de la tragedia clásica de Sófocles se enfrentó con el rey de Tebas, Creonte, para conseguir que le dieran sepultura ritual, de acuerdo con el mandato de los dioses, a su hermano Polinices, que había muerto en batalla con su hermano Eteocles en disputa por el trono de la ciudad.
Pero Creonte decidió que el cadáver de Polinices fuera abandonado fuera de urbe, para deleite de los buitres. Cosa importante en la cultura griega, pues su alma permanecería vagando en pena por la faz de la Tierra sin conseguir entrar en el mundo subterráneo de los muertos, donde manda el dios Hades. Antígona, empeñada en enterrar a su hermano pese al mandato real, es condenada a ser sepultada viva y acaba quitándose la vida en la horca, desencadenando una sucesión de hechos terribles para el rey Creonte. Así es la tragedia griega: no se puede luchar contra el destino.
Los acostumbrados al texto de Antígona, uno de los más representados de la historia del teatro, tendrán que enfrentarse aquí a una nueva forma de narrar la historia, adaptada al lenguaje corporal de la danza (dicen los autores que por primera vez): esta vez todo ocurre bailando. El ballet está coreografiado por Ullate y Eduardo Lao, y protagonizado por los bailarines Lucía Lacarra, estrella internacional salida de la cantera de Ullate, en el papel de Antígona, y Josué Ullate, en el papel de Hemón, hijo de Creonte en la ficción (e hijo de Víctor Ullate en la realidad). “Nos inspiramos principalmente en el conflicto de cada figura, confiando en el poder de la danza que, como ninguna otra forma de arte, permite abrir la entrada a las esferas de las emociones universales", explica Ullate.
El montaje mezcla el ballet lírico, aéreo y fluido, con un vestuario sencillo y en tonos pardos, diseñado por Iñaki Cobos, una escenografía contemporánea y sobria, a base de grandes barriles metálicos, obra de Curt Allen Wilmer y la también rompedora iluminación de Luis Perdiguero. Las músicas místicas, misteriosas, percusivas, de corte arcaico y oriental, incluyen piezas desde Peter Gabriel hasta Lisa Gerrard.
“No teníamos claro si meternos con lo grecorromano”, dice Ullate, que recibió la propuesta de adaptar este texto de Jesús Cimarro, director del Festival de Teatro Clásico de Mérida, pero al final se liaron la manta a la cabeza y lo hicieron en tiempo récord. “A mí ya nada me da miedo”, dice Ullate que, además, y según comenta con filosofía, ha pasado ya por tres infartos.
El montaje se estrenó en Mérida, donde cosechó notorio éxito (“lo bonito es que se nos ha acercado gente que no iba al ballet y que nos dijo que si esto es el ballet, entonces amaban el ballet”), y ha pasado por la Quincena Musical de San Sebastián antes de recalar en la capital. Al comparecer en Madrid ha aprovechado para defender al cantante de ópera Plácido Domingo, otro personaje trágico, de las recientes acusaciones de acoso sexual. “No hay derecho a que le hagan esto, es un insulto”, dijo.
La Antígona de Sófocles fue representada por primera vez en el año 441 antes de Cristo, y todavía nos resulta de interés, porque muchas de las pasiones y dilemas humanos recogidos por los antiguos griegos todavía siguen siendo los actuales, por mucho que ahora tengamos teléfonos inteligentes y cuenta de Instagram. La rebeldía insobornable ante el poder establecido (y, además, por parte de una mujer), el conflicto entre la conciencia y la obediencia, lo religioso y lo civil, la justicia contra la ley, la inevitabilidad del destino...
Antígona forma parte de la programación Escenario Clece de los Teatros del Canal, de corte más comercial y a cargo del Grupo Clece, que opera en diferentes sectores.
Ullate también lamenta no formar parte de la programación oficial de los Teatros, dirigida por Natalia Álvarez, dedicada ahora al teatro y la danza hipercontemporáneos y que, por otro lado, con su apuesta arriesgada ha cubierto a estos escenarios de prestigio y público durante las últimas temporadas. Esta por ver cual es el Destino de la compañía de Víctor Ullate, si acaba trágicamente con su existencia, como Antígona, o acaba saliendo adelante.
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