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“Siendo de fuera, me encantó la vida callejera que hay”

Samuel Mattern representa al Partido Demócrata en Madrid y su misión es lograr votos de estadounidenses en el extranjero para derrocar a Trump

Samuel Mattern en su domicilio particular, representante del Partido Demócrata de EE.UU en España.
Samuel Mattern en su domicilio particular, representante del Partido Demócrata de EE.UU en España. KIKE PARA

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca hace cuatro años abrió una nueva etapa en Estados Unidos. Samuel Mattern (Porlant, 31 años) considera que hay que cerrarla cuanto antes. Este traductor cree que la clave está en disminuir la abstención en las elecciones de noviembre del próximo año. En las pasadas presidenciales 94 millones de estadounidenses no acudieron a votar. Siete millones viven en el extranjero. Mattern tiene la misión de facilitarles la tarea. En abril fue elegido representante del Partido Demócrata en Madrid por un periodo de dos años. Está emocionado con los aspirantes de su organización, pero advierte de que no puede hablar de ellos. Ni de política española.

¿Cuándo decidió venir a Madrid?

Llegué en 2006, con 18 años. Vine a visitar a unos amigos, pero me ofrecieron trabajo como profesor de inglés y conocí a un chico, así que me quedé. Ahora tengo mi vida aquí.

¿Qué es lo que más le gusta de la ciudad?

Además de la vida en la calle, me gusta cómo se cuidan los unos a los otros en las familias españolas, sobre todo a los mayores.

¿Y qué cambiaría?

Si tuviese mar sería perfecto, aunque suene a tópico. Yo diría que reducir el ruido de las noches.

¿Qué diferencias encuentra con su país?

Allí estás obligado a coger el coche porque el transporte público no está tan desarrollado como aquí. Tampoco el sistema sanitario. Espero que mejore. No concibo que un país tan rico no atienda a todos sus ciudadanos.

¿Cómo ve Estados Unidos desde la distancia?

Vivir en el extranjero brinda una perspectiva particular. Hay 120 armas por cada 100 ciudadanos. Es una barbaridad. Esas armas se concentran en el 20-25% de la población. El resto está a favor de un mayor control.

¿Qué opina de la pena de muerte?

Otra tragedia. No lo concibo. Solo hay una forma de cambiarlo, a través de los votos.

¿Qué objetivo persigue al representar al partido demócrata en Madrid?

Facilitarle el voto a la gente. Cuando eligieron a Trump en 2016, lloré. Me pareció una tragedia, así que decidí poner mi granito de arena. Cuando Estados Unidos estornuda, el mundo se resfría. Nuestra misión es animar a que voten los siete millones de estadounidenses repartidos por el mundo. Es un bloque decisivo.

Defina a Trump.

Todos intentamos saber quién es realmente. No debe estar en la Casa Blanca, miente, mete a los niños en jaulas y su política migratoria es espeluznante, igual que cuando habla de las mujeres.

¿Qué demócrata le puede hacer frente?

Hay más de 20 aspirantes. Es la primera vez en la historia que tenemos un grupo con perfiles tan diversos; hay mujeres, personas de color, gais, izquierdistas… Eso me emociona.

¿Qué grandes diferencias hay entre republicanos y demócratas?

Los republicanos son más de derechas y los demócratas, más de izquierdas. El Partido Republicano era el de Lincoln (presidente que acabó con la esclavitud), así que antes tenía otro significado. En los años cincuenta cambiaron de rumbo y se volvieron más conservadores. Pero su mayor problema es que respaldan a Trump siempre.

¿En EE UU hay que tener dinero para hacer política?

Ayuda, aunque supuestamente y según la ley, no. Se invierten ingentes cantidades. Para participar en los debates los candidatos deben alcanzar una cantidad de donantes, y eso cambia a medida que avanza la campaña.

¿Cree que se miran mucho el ombligo en su país?

Puede ser, pero también hay otro tipo de estadounidense, gente como yo, que vive en otro lugar y que tiene una visión hacia afuera. También existe el eurocentrismo.

¿Qué fue del sueño americano?

Aún existe, pero solo para los hombres blancos. Tenemos que hacerlo extensible a los demás ciudadanos. Todavía falta mucho camino por recorrer, pero hay conciencia para cambiar las cosas. El activismo es un deber.

Su familia, en el "polo opuesto"

Su llegadaa la política supuso cuestionar su entorno. “Mis padres representan el polo opuesto: republicanos y evangélicos. Desde pequeño veía cosas que no me cuadraban, y menos perteneciendo al colectivo LGTBI. Cuando tomé conciencia de mi sexualidad me di cuenta de que debía hacer algo”, señala.

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