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Campamentos para salvar el planeta

Propuestas para acercar la naturaleza a los pequeños urbanitas que veranean en la ciudad

Uno de los talleres de La Casa Encendida.
Uno de los talleres de La Casa Encendida.

Junto a las olas de calor y la jornada intensiva, los campamentos de verano son una de las señas de identidad del mes de julio y el hito que, para muchos niños, marca definitivamente el inicio del verano. Hay quienes salen de la capital y se van a la montaña o a la playa, mientras otros optan por disfrutar de alguno de los múltiples campamentos que se organizan en la ciudad. Con las disputas por Madrid Central y los movimientos juveniles por el clima como telón de fondo, muchos centros han optado por hacer del medio ambiente el eje principal de sus actividades veraniegas y la mayoría coinciden en un aspecto: que no se trata solo de concienciar, sino de dotar a los más pequeños de las herramientas necesarias para cambiar las cosas.

Formar parte del cambio

La Casa Encendida ha hecho de la sostenibilidad un objetivo central en toda su programación, incluidas sus actividades infantiles y juveniles. Este verano, con el campamento Una mirada a nuestro entorno natural proponen a los jóvenes visitar varios espacios naturales de la Comunidad de Madrid y sus alrededores, desde el Parque del Retiro hasta las Presillas de Rascafría o las Hoces del Duratón. En estas escapadas realizan actividades como reconocimiento de árboles, identificación de rapaces o descenso en piragua, pero también recogen residuos mientras aprenden conceptos como “basuraleza”, conocen de cerca espacios protegidos y establecen vínculos emocionales con bosques y ríos. “Los campamentos son un momento perfecto para aprender desde la experiencia y fuera de la rutina habitual”, explica Elisa Hernández de Pablo, responsable de Medio Ambiente de La Casa Encendida. En este campamento, además de aprender sobre el entorno, les animan a ponerse manos a la obra para conservarlo e impactar positivamente sobre él. Por suerte, una parte del trabajo de concienciación ya está hecho. “Movimientos como Fridays For Future o Extintion Rebellion han dado voz a una juventud concienciada y con ideas muy claras acerca de lo que quieren ver en el mundo. Entrar en contacto directo con el medio natural y comprobar de primera mano, no solo los efectos negativos de las acciones humanas, sino también el potencial de las acciones positivas, ayuda a que los y las jóvenes puedan formar parte del cambio”.

Jugar cuidando la naturaleza

En el Real Jardín Botánico, uno de los espacios verdes más importantes de la ciudad, han ideado dos propuestas veraniegas bajo el lema "Cuidar la naturaleza, un juego de niños", a través de las cuales explorar la rica biodiversidad del planeta y concienciar acerca de los problemas medioambientales para poder actuar sobre ellos. En estos campamentos, organizados en colaboración con el Museo Nacional de Antropología, los pequeños aprenden a proteger a los animales de diferentes peligros, a hacer bolas de semillas que luego pueden esparcir por la ciudad o a alimentarse de forma sostenible, entre otras muchas cosas. “Intentamos que se lo pasen bien, pero que también se lleven un aprendizaje de lo que es el cuidado del medio ambiente”, cuenta María Bellet, responsable de la Unidad de Programas Educativos del Botánico, que da fe de hasta qué punto ha calado la concienciación medioambiental en la infancia. “Hay niños que te sorprenden por lo que conocen y por el interés que tienen en la naturaleza. Casi todos te hablan del reciclaje y de otros conceptos que ya tienen muy asumidos. Es algo que suena a todos los niveles en la sociedad y, claro, también les llega a los niños”.

Mundo rural para pequeños urbanitas

El Centro de Acercamiento a lo Rural, que abrió sus puertas el pasado año en el distrito de Ciudad Lineal, acogió a comienzos del mes de julio una propuesta de microcampamentos inspirados en las escuelas rurales, en las que se mezclan niños de todas las edades. Su Campamento Rururbano consistió en tres días de actividades para reflexionar sobre las relaciones entre el campo y ciudad, que pretendían mostrar a los pequeños urbanitas lo cerca que están en realidad de lo rural. “Hemos trabajado temas como la alimentación, el despoblamiento o la memoria rural en nuestros cuerpos”, detalla Amelie López-Aranguren, que forma parte del equipo de este centro. En el programa del campamento se incluían actividades como ir al mercado y charlar con los tenderos, hacer cerámica o cocinar productos de temporada directamente traídos de la huerta. Este es el primer campamento que hacen, pero han quedado tan satisfechos con el resultado que tienen en mente hacer más a partir de octubre.

Fabricar tu propio huerto urbano

Otros espacios de Madrid que también han decidido apostar por la naturaleza a la hora de diseñar sus propuestas infantiles de verano son Matadero Madrid –que organiza el Campamento DIWO por el Futuro del Planeta, en el que niños y niñas de 7 a 12 años imaginan posibles soluciones a la crisis planetaria y se ponen al frente de un hipotético “Ministerio del Futuro”, cuya misión es la de asegurar un porvenir sostenible para la Tierra–, el CaixaForum –que, haciendo un guiño al característico jardín vertical de su fachada, enseña a los niños cómo se consigue que las plantas sobrevivan en una pared–, la Fundación Canal –que ofrece un taller científico-ambiental en el que los pequeños pueden aprender el origen del cambio climático y cómo mitigar sus efectos– y el Espacio Abierto Quinta de los Molinos –que cuenta con un completo programa de talleres veraniegos en los que reflexionar sobre la contaminación provocada por los plásticos, conocer qué son la movilidad sostenible y las energías renovables o fabricar un huerto urbano, con su sistema de riego incluido–.

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