La juez mantiene en libertad al acusado de asesinar a una mujer hace 12 años en Sabadell
La magistrada subraya que hay "indicios racionales" de que mató a la dependienta en 2007, pero no aprecia riesgo de fuga
La juez ha ratificado hoy mantener en libertad a F., el hombre de 68 años acusado de matar a Anna María Milán, de 46, hace 12 años, mientras ella trabajaba en una zapatería de Sabadell (Barcelona). Los Mossos le detuvieron el miércoles pasado, y la juez ordenó su puesta en libertad con medidas cautelares porque la fiscalía no pidió que se le encarcelase. Tras una nueva comparecencia celebrada hoy, la magistrada contempla "indicios racionales" de que el hombre es el responsable de "un delito de homicidio", pero considera que no hay riesgo de fuga ni la posibilidad de que destruya pruebas como para encarcelarlo preventivamente, como solicita la familia de la víctima. Al acusado se le ha retirado el pasaporte y tiene la obligación de comparecer semanalmente ante el juzgado.
"No se infiere la existencia de un riesgo de fuga lo suficientemente importante" que justifique la prisión preventiva, sostiene el auto del juzgado de instrucción número 5 de Sabadell. "Es nacional, posee residencia fija y tiene arraigo suficiente pues tiene familia, hijos y nietos, y ha cumplido con las citaciones y requerimientos efectuados", argumenta la juez. Tampoco estima la posibilidad de que destruya pruebas. "No se desprende que haya intentado influenciar las declaraciones de los testigos", indica el auto.
F. es un lampista que la tarde del 28 de febrero de 2007 acudió a la zapatería Acín, y estuvo manipulando las luces. El hombre trabajó en la tienda por la tarde, y entre las seis y las siete se marchó, según la declaración de uno de los testigos. La hipótesis de los Mossos es que F. regresó después al establecimiento, intentó abusar de Milán, que era la dependienta, la golpeó con una bombona de butano en la cabeza y la agredió con algún tipo de arma blanca hasta matarla.
Las dos pruebas fundamentales que pesan contra F. después de 12 años son una huella dactilar y unas imágenes de una cámara de seguridad cercana a la zapatería en la que trabajaba la mujer. La huella de F. ha sido hallada en una "copia de transacción efectuada con la tarjeta" de Milán. El comprobante estaba en el monedero de la mujer, que la policía encontró tirado en el suelo, cerca del cadáver, el día del crimen. En su día ya se buscaron huellas en su cartera, pero no ha sido hasta ahora que las "nuevas tecnologías y técnicas científicas" han permitido revisar todos los tickets, documentos y papeles que contenía, indica la juez. Los investigadores sospechan que la cartera fue manipulada por el autor del homicidio porque en el "cuello de la víctima", que estaba en el suelo, "se encontró una moneda".
La otra prueba son las imágenes de una entidad bancaria, Cajamar. Un vecino identificó a F. yendo primero en un sentido, a las 19.43 horas, y luego en el contrario, como regresando a lugar, a las 20.10. "Lo que le sitúa en el lugar de los hechos y dentro de la franja horaria en la que se produjeron", señala el auto judicial. Pero las imágenes no son del todo claras. Un testigo lo reconoce, pero otro expresa sus dudas: "Por la forma de andar podría ser el Sr. F., pero sin verle la cara no puede aseverarlo".
La juez indica que F. no ha dado ninguna explicación ante las pruebas que pesan sobre él. Además, subraya que "existen bastantes contradicciones entre la declaración del investigado y lo que han manifestado otros testigos en sede policial". Todas estas pruebas, 12 años después, hacen "presumir la autoría del investigado", concluye la magistrada en el auto en el que ordena que siga en libertad, con el pasaporte retirado, la prohibición de salir de España y la obligación de comparecer semanalmente en sede judicial.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.