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El origen del Triángulo de las Bermudas

José Antonio Ponseti construye en su primera novela un relato complementario a la versión oficial sobre una de las desapariciones más famosas de la aviación estadounidense

José Antonio Ponseti con un  ejemplar del libro en sus manos.
José Antonio Ponseti con un ejemplar del libro en sus manos.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Un triángulo equilátero de más de 1500 kilómetros de lado y una superficie interior que ronda el millón de kilómetros cuadrados es el gran cementerio del océano Atlántico. Sus tres vértices, la ciudad estadounidense de Miami, en el estado de Florida, y las islas de Bahamas y Puerto Rico encierran el famoso Triángulo de las Bermudas. Durante años se ha tragado innumerables vidas mientras viajaban a bordo de aviones o barcos, dando lugar a un mito del misterio. El inestable tiempo –huracanes incluidos- generado por la corriente del Golfo y un denso tráfico marítimo explican buena parte de los desastres acaecidos allí.

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Pero no todos. Es el caso del Vuelo 19: un grupo de seis aviones y 27 personas que se esfumó sin dejar rastro. O casi. Ocurrido apenas unos meses después de finalizar la Segunda Guerra Mundial, el incidente sigue plagado de interrogantes. Las certezas existentes en torno a él han servido a José Antonio Ponseti (Barcelona, 1967) para completar la historia a su manera en Vuelo 19, su primera novela. Publicada por Suma de letras, traza una línea temporal que va más allá del 5 de diciembre de 1945 en busca de respuestas que completen la limitada versión oficial de las autoridades de Estados Unidos.

Pregunta: ¿Y si alguien del Vuelo 19 sobrevivió?

Respuesta: Buena pregunta, pero vayamos por partes. Quienes integraban el Vuelo 19 eran unos chavales que apenas había cumplido la mayoría de edad. Sin embargo, ya sabían lo que era la guerra, pues como parte del ejército estadounidense venían de combatir en el Frente del Pacífico contra los japoneses. Tras la victoria de los aliados solo soñaban con graduarse como marines y volver a casa. Quedaba poco, pero antes debían enfrentarse a sus últimas tareas militares, como este vuelo de entrenamiento. De hecho, era un ejercicio rutinario de navegación y bombardeo para un escuadrón de cinco TBM Avenger. El último para cuatro nuevos pilotos. El resto de pasajeros eran operadores de radio, artilleros y un instructor.

Con algo de retraso debido al mal tiempo, todos ellos despegaron de la base de Fort Lauderdale en dirección al océano. En unas horas debían estar de vuelta. Lo siguiente que sabemos sobre el Vuelo 19 aconteció tres semanas después.

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--"Te han informado mal sobre mí. Estoy muy vivo. Georgie". Georgie es George Paonessa, uno de los 27 desaparecidos. Firma con el diminutivo cariñoso que solo su madre empleaba con él un WhatsApp en versión siglo XX, es decir, un telegrama que, 21 días después del incidente, llega a casa de Joseph Paonessa, su hermano.George, oficialmente, está muerto.

“Mi sorpresa es que, cuando empiezo a investigar esta historia, veo que nadie hizo caso al telegrama. La familia de Paonessa había comunicado al ejército que lo había recibido, insistiendo en que creía al 100% que era cierto y que George estaba vivo, pero nunca lo investigaron”. De hecho, la marina estadounidense ni tan siquiera lo mencionó en su informe de 500 páginas sobre el Vuelo 19. Ese agujero en la historia es el que impulsó a un Ponseti que parecía predestinado a bucear en el caso. Porque las preguntas no solo desembocan en un libro sino que también nacen del papel.

El Vuelo 19 aterriza en su vida por medio del bestseller de Charles Berlitz El Triángulo de las Bermudas. A partir de ahí, el guion se complica. “Pocos años después, Spielberg dirige Encuentros en la tercera fase, donde la primera escena es del Vuelo 19. Luego la vida me lleva a vivir a Miami, a unos pocos kilómetros de Fort Lauderdale, donde cada año hay una ceremonia militar en recuerdo de los desaparecidos”, confiesa.

P. ¿Cabe la posibilidad de que todos no murieran?

R. “Cabe la posibilidad de que el Vuelo 19 no desapareciera en el Triángulo de las Bermudas” Saltamos a 1986. Otro gran accidente aéreo sacude Estados Unidos. El transbordador espacial Challenger explota en el aire 73 segundos después de despegar de la base de Cabo Cañaveral en Florida. La NASA organiza una búsqueda minuciosa de los restos de la nave. Entre lo que encuentran hay un avión mal identificado.

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