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El documental que destapa al ‘monstruo de Banyoles’

Varias personas denuncian a un profesor por abusos que ya han prescrito

La escuela Baldiri Reixac en un fotograma de 'El Monstre de Banyoles'.
La escuela Baldiri Reixac en un fotograma de 'El Monstre de Banyoles'.TV-3

Un grupo de estudiantes de una escuela pública de Banyoles (Pla de L'Estany) denunció abusos por parte de un profesor en un documental emitido este martes en TV-3. El Monstre de Banyoles retrata la violencia física y abusos sexuales que varios alumnos del Baldiri Reixac (La Vila) sufrieron hasta 1995.“La justicia española está a años luz de los derechos de las víctimas de abusos”, denuncia Meritxell Carpio, la víctima que sacó el caso a la luz en un libro. A sus 39 años, no ha podido denunciar los hechos porque el presunto delito ya ha prescrito.

El trabajo de TV-3 no menciona el nombre del profesor. “Me podría denunciar por calumnias y después de lo que me hizo no me quiero arriesgar”, lamenta Carpio. El maestro no niega el relato de las víctimas en una grabación de audio que sale en el vídeo, donde exponen abusos sexuales otras dos mujeres.

El uso de la fuerza y de insultos por parte del profesor eran vox pópuli en el municipio. Varias personas denunciaron sus casos en las redes sociales tras la emisión del programa, así como la complicidad de otros maestros, que nunca denunciaron a su compañero y que rechazaron salir en el documental. Algunos exalumnos sugieren que el maestro no era el único que infligía abusos en el centro. El actual director del centro, Ramon Muñoz, asegura que desconocía la gravedad del caso hasta que se hizo mediático. El Ayuntamiento no ha querido posicionarse sobre los hechos.

Lars Serra, alumno del bautizado como monstruo en el documental entre 1994 y 1995, recordó este miércoles en declaraciones a este diario como el profesor se dirigía a él con el nombre mierda entre su nombre y apellido. Asegura que recibió alguna colleja y empujón y que dejó de ir a clase durante un mes por miedo al profesor. Se escondía en el desván de su casa. “Tardaron tres semanas en avisar a mi familia”, expone.

Gemma Colprim, de 63 años, tuvo al profesor durante el franquismo. Recuerda que la violencia que ejercía la llevó a evitar que sus hijos fueran a clase con él años más tarde. Con el fin de conseguirlo, se reunió con el entonces director del centro, Rafel Ponsatí, a quien reprocha que en el documental minimice la forma de actuar del maestro, que ahora tiene 86 años.

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