El agujero del PEN Català es, al menos, de 300.000 euros
La nueva junta de la entidad echa en falta obras donadas por artistas
“Las irregularidades económicas” detectadas por la auditoría interna encargada por la actual junta del PEN Català para comprobar la gestión de su predecesora, presidida por la catedrática de Literatura y traductora Carme Arenas, alcanzarían unos desajustes contables de, al menos, 300.000 euros.
La actual junta del PEN Català, que, encabezada por la poetisa Àngels Gregori, llegó al cargo en junio de 2018, remite para toda información a la asamblea extraordinaria convocada para el 11 de junio y cuya única orden del día es una propuesta de acción de responsabilidad civil contra Arenas para “el resarcimiento de los daños económicos” causados mientras ocupó los cargos de presidenta (de 2010 a 2018) y secretaria general (nueve años anteriores). A pesar de ello, socios conocedores ya del resultado de esa auditoría fijan en, “al menos”, unos 300.000 euros el montante de las irregularidades detectadas.
Otras fuentes apuntan a que la cuantía podría fácilmente alcanzar “cifras mucho más importantes”, según los criterios contables aplicables. Lo abultado de ese potencial agujero económico vendría dado, aseguran, no tanto por las cantidades como por la práctica continuada en el largo tiempo que Arenas estuvo en la cúpula del PEN Català.
“Cobró más de lo que debía de haber cobrado bajo formatos que no se deberían haber utilizado”, resumen fuentes conocedoras del estudio. Facturas elevadas no bien justificadas, comisiones de dudosa aplicación y algunas liquidaciones anómalas a Hacienda conformarían buena parte del entramado de irregularidades detectadas, que la junta actual focaliza en la expresidenta Arenas. Muchas de las decisiones se tomaron, según habría argumentado Arenas en algún encuentro con la actual dirección de la entidad, a partir de supuestas decisiones de sus juntas directivas, si bien no hay constancia de actas que las recogieran. Arenas, como todos los presidentes que ha tenido la entidad, no cobraba oficialmente salario alguno, si bien ella recibía ciertas “compensaciones” por trabajos para el organismo, algo habitual en entidades culturales de esta naturaleza.
En el ámbito del PEN Català sorprende, amén de que quien desarrollara una notable labor de fortificación y visibilidad de la entidad pueda haber cometido esas irregularidades financieras, que tanto las prácticas como las cuantías se hayan producido sin que los miembros de las diversas juntas directivas de Arenas se percataran; ni tampoco institución pública alguna, máxime cuando el presupuesto de la entidad se nutre en casi un 80% de ayudas públicas. Que Arenas llevara las cuentas del PEN Català a una gestoría externa explicaría en parte, según fuentes consultadas, esa opacidad. En cualquier caso, de 2014 a 2017 el PEN Català tuvo, oficialmente, tres tesoreros distintos.
Los actuales rectores del PEN Català también han detectado que faltan obras del fondo de arte de la entidad, que contiene, entre otras, donaciones de originales de artistas como Tàpies, Plensa, Guinovart, Perejaume, Joan Fontcuberta y Eulàlia Valldosera. “No se sabe quién las tiene ni dónde están”, aseguran.
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