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El PSOE apela al espíritu de 1982 para movilizar a la izquierda

Ante la posibilidad de gobernar Madrid por primera vez desde 1991, PSOE, Podemos y Más Madrid azuzan el temor a Vox para lograr el reto de igualar la alta participación de las generales

Los candidatos socialistas a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo (izquierda) y a la alcaldía madrileña, Pepu Hernández.
Los candidatos socialistas a la Comunidad de Madrid, Ángel Gabilondo (izquierda) y a la alcaldía madrileña, Pepu Hernández.Rodrigo Jiménez (EFE)

"Si hay un pasado que fue de ellos, el futuro es nuestro, de la mayoría que quiere el cambio. Adelante”. La noche del 26 de octubre de 1982, Felipe González cierra en la Ciudad Universitaria de Madrid la campaña para las elecciones generales espoleando una movilización masiva de votantes. Al poco, cosecha un triunfo irrepetible (202 escaños, la mayoría absoluta más aplastante de la democracia) a lomos de una participación de récord (79,97%). Casi 40 años después, el PSOE invoca el espíritu de aquel triunfo mítico para recuperar Madrid. Da igual que el CIS diga que los socialistas van a ganar las elecciones regionales por primera vez desde 1987. No importa que afirme que podrán formar Ejecutivo con el apoyo de Podemos y de Más Madrid. Y hay que olvidarse de que el 28 de abril vencieron en las generales en la Comunidad por primera vez desde 1986. Las urnas vuelven a estar vacías, advirtió el jueves pasado Ángel Gabilondo. Y hay que llenarlas para lograr un cambio histórico: cerrar un cuarto de siglo de Gobiernos del PP.

“Esto tiene que ser una historia de movilización. Moverse. Mouere. ¡Qué significa también motivarse! ¡Qué significa también emocionarse!”, clamó Gabilondo en Vicálvaro. “Si no sentimos algo en común, si no nos sentimos vinculados unos con otros, si no sentimos esa emoción, no tendremos el único sistema que hay de lograr buenos resultados, que es provocar una auténtica conmoción social”, argumentó entre los aplausos de cientos de personas. “Porque cuando la emoción es compartida, tiene un nombre. Conmoción social. Y este es el momento. Y ahora podemos. Y estamos cerca, muy cerca”, añadió. Y subrayó: “Este es un momento crucial. Estamos en una encrucijada, no hemos estado así desde 1982. Nos estamos jugando derechos y libertades, porque los que están acechando no son simplemente de derechas, que los hay, sino que están supeditados a planteamientos ultraderechistas. A voto limpio se han de frenar. Y eso se hace en las urnas”.

“Nos equivocaremos si creemos que está todo hecho de cara al 26 de mayo”, alertó José Manuel Franco, el secretario general regional de los socialistas. “Es verdad que la inercia del pasado 28 nos dará más fuerza si cabe (…) pero es absolutamente fundamental que el trabajo que se ha hecho para movilizar a la sociedad madrileña se repita de cara al 26”, pidió el político que maneja la sala de máquinas del PSOE madrileño, alentando a alcaldes y candidatos locales a retomar el esfuerzo de seducir a los votantes. “Nuestro peor enemigo puede ser el exceso de confianza. No os fieis de las encuestas, ni siquiera cuando son buenas. Las buenas encuestas lo que hay que hacer es mejorarlas (…) La ultraderecha y las otras dos derechas están ahí”.

En 1982, González hizo campaña alertando de los peligros de la irrupción de la derecha en La Moncloa. La aparición de Vox también ocupará ahora un lugar central en la campaña de los socialistas madrileños. El miedo a su triunfo, el recuerdo del tamayazo que impidió un Gobierno del PSOE en 2003 (“A ganar a voto limpio”, dijo Gabilondo, quizás en recuerdo de los dos tránsfugas que impidieron gobernar a Rafael Simancas) y la posibilidad de recuperar el poder serán las banderas con las que la izquierda intentará resolver su gran problema: lograr que la participación en las elecciones municipales y autonómicas sea tan alta como en las generales del 28 de abril.

La movilización alcanzó entonces al 79,7% de los votantes, nueve puntos más que en los comicios generales de 2016. En toda la historia de la democracia, nunca se ha llegado a ese porcentaje en unas autonómicas madrileñas: el récord está en el 70,3% de participación que le dio el poder al PP en la Comunidad por primera vez (1995). Es la mejor medida del reto al que se enfrenta la izquierda.

“La movilización es de las incógnitas que tenemos. Sabemos que en unas elecciones después de unas generales con mucha participación hay una predisposición a votar un poco menor que para las generales”, advierte el politólogo Pepe Fernández-Albertos. “Es previsible que la participación no sea tan alta. La cuestión es cómo se va a distribuir la abstención: si la izquierda va a seguir ilusionada por el resultado, y activada, y si parte de la derecha podría desmovilizarse, porque hay un nuevo votante de centroderecha que no es tan fiel”, sigue. Y remata: “Tampoco sabemos si el estímulo que tuvo la izquierda por la amenaza de Vox ahora se desinfla”.

“Es casi seguro que habrá menos movilización que el 28-A, aunque hay un argumento a favor de la participación”, explica la politóloga Berta Barbet. “Por un lado, las elecciones con mucha polarización impulsan la participación. Por otro, haber celebrado unas elecciones generales hace un mes hace que las municipales y autonómicas hayan pasado más desapercibidas”, argumenta. “Se juntan el factor del hartazgo del votante con la invisibilización de estas elecciones. Veremos cuál de las dos dinámicas es más fuerte”.

El pistoletazo de salida a la campaña electoral, sirvió para demostrar que el objetivo de lograr una hipermovilización del electorado es compartido por todas las opciones de izquierdas. No obstante, los estrategas de PSOE, Unidas Podemos Madrid en Pie y Más Madrid no solo están unidos por esa meta. También les vincula una duda: ningún sondeo es capaz de prever cómo variarán las decisiones de los electores en función de los resultados de las generales.

“Estamos muy cerca. Si se vota bien, tenemos a Manuela [Carmena] de alcaldesa y un nuevo gobierno en la Comunidad”, dijo Íñigo Errejón, el candidato regional de Más Madrid. “Eso significa que es posible, pero hay que movilizarse”, pidió.

“Si alguien necesita el progreso, las instituciones, el Ayuntamiento, es aquel que es más vulnerable, aquel que necesita justicia”, lanzó Carmena, que aspira a revalidar la alcaldía. “¡Por eso no se puede entender que no vaya a votar todo Madrid! ¡Pero, sobre todo, todos los barrios de Madrid!”, exclamó. “¡Por favor, no caer en el error de dejar las instituciones a los que no las necesitan! ¡No lo podemos hacer!”.

“Estamos en la línea de salida de la carrera para recuperar lo nuestro, para recuperar la Comunidad de Madrid, para recuperar nuestras vidas”, planteó Isabel Serra, la candidata de Podemos. “¡No nos van a frenar con el miedo! ¡No vamos a retroceder! ¡No vamos a dejar a avanzar!”, clamó. Y recordó: “Cuando salimos a la calle, cuando levantamos la voz, o cuando asumimos la responsabilidad de ir a votar, estamos cambiándolo todo. Depende de nosotros. (…) Vamos a ir a cada barrio, a cada pueblo, vamos a hablar con todos nuestros compañeros de trabajo, de los centros de estudio, con nuestras familias, y les vamos a decir que entre todos lo podemos cambiar todo”.

La Comunidad, vino a decir Serra, se gana en comunidad. Es lo que busca la izquierda: multiplicar los votos para recuperar Madrid.

Las frases de ayer en la campaña

Ángel Gabilondo (PSOE): "[Rubalcaba] era un hombre de Estado y de gobierno".

José Luis Martínez Almeida (PP): "[Carmena] ahora dice que hay que bonificar el IBI a las viviendas que salgan al arrendamiento (...). Bienvenida al liberalismo".

Isabel Díaz Ayuso (PP): "Todo lo que digo siempre es cuestionado".

Íñigo Errejón (Más Madrid): "A mí me ofende que existe el trabajo basura, no que se le llame por su nombre".

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