Carrizosa, el fiel escudero de Arrimadas
El portavoz del grupo naranja asumirá el cargo de líder de la oposición en el Parlament lo que resta de legislatura
Con su gesto característico de abrir y cerrar sus gafas por el puente, Carlos Carrizosa, diputado de Ciudadanos, se levanta de su escaño y pide intervenir. “Señor Carrizosa, ¿Por qué me pide la palabra?”, le preguntó mil veces la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell, ahora juzgada en el Tribunal Supremo. “Señor Carrizosa, ¿Por qué me pide la palabra?”, le demanda ahora el presidente Roger Torrent. Y la mayoría de las veces la respuesta es el preludio de una de las escenas de conflicto interminable entre la Mesa y Ciudadanos o con los grupos independentistas. Si Inés Arrimadas ha sido la líder indiscutible del grupo naranja en Cataluña, Carrizosa ha sido su fiel escudero que ha guardado —y guardará— como nadie las esencias de su partido como líder de la oposición.
Nacido en Barcelona (1964) y licenciado en Derecho, Carrizosa es uno de los políticos más próximos a Albert Rivera y forma parte de la sala de máquinas de la formación. Fue uno de los fundadores del partido en 2006, junto a José Maria Espejo-Saavedra, vicepresidente del Parlament que da el salto también a Madrid. En 2007, integró el comité ejecutivo y desde 2012, es diputado. Desde entonces, ha sido portavoz y apareció en las quinielas en 2015 para concurrir a los comicios del 27-S cuando Albert Rivera dejó su puesto vacante. Arrimadas fue la elegida y acabó liderando el primer gran salto de Ciudadanos: pasó de 9 a 25 diputados. Dos años después, en 2017, catapultó su partido a la victoria al sumar 36 escaños. En lo que resta de mandato, Carrizosa ejercerá de líder de la oposición pero ya se ha descartado para pugnar en las primarias que determinarán quien será el nuevo candidato cuándo se celebren las autonómicas.
El parlamentario se ha descartado para participar en las primarias
Tras el anuncio de Arrimadas de volar a Madrid, la dirección naranja alimentó la hipótesis de que su sustituta sería la senadora Lorena Roldán, de un perfil similar al de la jerezana y ducha en tertulias. De hecho, Rivera presentó la precampaña del 28-A en Barcelona escoltado por ambas. La senadora tiene un punto flaco: participó en Tarragona en una Diada en 2012 —hay fotos de ella tocada con una barretina— y esa imagen ya la ha perseguido en el Pleno.
Fue el propio Carrizosa la semana pasada en el Parlament el que lanzó sombras sobre las opciones de Roldán al recordar que no había nada oficialmente decidido. Tras admitir que se debían aplicar ajustes en el grupo, el diputado solo apuntó que la sustituta surgiría de las futuras primarias —siempre muy dirigidas por la dirección— que se celebrarán en el futuro. Todo el mundo da por hecho que las próximas elecciones al Parlament se fijarán después de la sentencia del procés.
Carrizosa ha protagonizado numerosos rifirrafes en el Parlament
De verbo fácil e implacable con los independentistas —les genera tanta o la misma irritación que Arrimadas—, Carrizosa tuvo un papel destacado en el anterior mandato en las sesiones del 6 y 7 de septiembre, en las que se aprobaron las leyes de desconexión. En esta legislatura, sorprendió cuando de un manotazo retiró un lazo amarillo que descansaba en la bancada del Govern ignorando a Torrent, que le avisó de que el Plano no podía convertirse en “una olla de grillos o un patio de colegio”. En las sesiones de control, suele abordar cuestiones sobre TV3 o la neutralidad de las instituciones. Sus rifirrafes con Torrent han sido épicos y en alguna ocasión, tras no hacer caso a las llamadas al orden, se ha jugado ser expulsado. Amable y cercano, muy lejos de la imagen bronca que puede proyectar, Carrizosa, a quien no es raro verle llegar al Parlament en bicicleta pública, convivirá con la gran incógnita: si espera a que Ciudadanos apueste por Roldán —elogiada por Rivera— o si guarda el sitio para que Arrimadas, quién sabe, rebobine y vuelva al rescate.
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