Ciudadanos se estanca en Cataluña pese a Arrimadas
El partido naranja se queda con los mismos cinco escaños
El espectacular aumento de Ciudadanos en toda España no se correspondió anoche con sus resultados en Cataluña. Inés Arrimadas, líder de la oposición en el Parlament, decidió dar el salto a la política nacional y formar tándem con Albert Rivera para catapultar a su partido en la carrera a La Moncloa. Pero, al menos en esta comunidad, los números han dejado en el partido naranja claramente una sensación agridulce. La formación llegó a la cita alardeando de su posición como primera fuerza en Cataluña por su victoria en las elecciones autonómicas de 2017, pero la realidad es que ayer logró prácticamente los mismos resultados que en las generales de 2016 pese al aumento de participación registrado: con el 98,7% escrutado recogía 471.478 votos, con los que pasa de sexto a quinto partido y de nuevo se queda con los mismos cinco escaños. Es menos de lo que esperaba la formación naranja.
El balance de Ciudadanos contrasta con su luminoso éxito en los comicios del 21-D de 2017 convocados en aplicación del artículo 155. Con el 25% de los votos y 1.109.000 sufragios, Arrimadas concentró el voto constitucionalista y se alzó con la victoria al superar a Junts per Catalunya y Esquerra. Ahora ha cosechado menos de la mitad y sus números le sitúan de nuevo en los dígitos históricos que acumula en las elecciones generales en Cataluña, en los que no se dirime la fuerza del procés independentista como en unas autonómicas. En la cita electoral de 2015, logró también cinco escaños (489.000 votos y el 13,05%). Ahora Ciudadanos tendrá cuatro diputados por Barcelona —no ha podido entrar finalmente Carina Mejías, la hasta ahora portavoz del partido en el Ayuntamiento de Barcelona— y uno por Tarragona. Pero ha vuelto a tropezar en la misma piedra y se queda sin representación tanto en Girona como en Lleida.
Tras la incontestable victoria de Esquerra en este 28-A, que se sacude así de encima su etiqueta de eterno aspirante a ganar unas elecciones generales, Ciudadanos será quinta fuerza tras los republicanos, el PSC, Catalunya en Comú y Junts per Catalunya. El resultado es especialmente aciago para la formación naranja en Cataluña porque ve cómo le han superado las dos formaciones independentistas contra las que tanto ha luchado en la política catalana y, además, ve cómo la izquierda suma una amplísima mayoría absoluta con 34 escaños sobre 48. El resultado comportará un impacto en el Parlament, que aguarda que el Tribunal Supremo dicte la sentencia sobre el procés para abrazar una nueva convocatoria de elecciones.
En feudo independentista
Vencedora clara de la pugna que ha mantenido con la popular Cayetana Álvarez de Toledo —su acta es la única que tendrá todo el PP en Cataluña— Arrimadas dará el salto a la política nacional y dejará su puesto de líder de la oposición en el parlamento catalán en Lorena Roldán, una diputada afín, que estará escoltada por Carlos Carrizosa, portavoz de la formación naranja.
Tras anunciar su candidatura al 28-A, la diputada ha realizado actos por toda España y, de hecho, en la semana previa al inicio de la campaña visitó una decena de provincias y recorrió más de 3.000 kilómetros. En Cataluña, Arrimadas ha priorizado la política de visitar las poblaciones con un masivo electorado independentista, como son Vic o Torroella de Montgrí, este último el municipio de la exconsejera Dolors Bassa, juzgada en el procés. Su estrategia ha pasado por denunciar los insultos, muchas veces minoritarios, que ha recibido, y que hábilmente ha resaltado como resultado de la defensa de las posiciones constitucionalistas.
No solo eso: en el debate electoral de TV3, acusó a la cadena, nada más empezar el programa, de “maquinaria separatista”, y conminó al director de TV3 y moderador del debate, Vicent Sanchís, a que dejara de ser “el conseller de propaganda del Govern y comisario político”. Acto seguido, se acercó al lugar desde donde moderaba Sanchís y le entregó una carta de dimisión para que atendiera la reprobación del Parlament; “así no tendrá ni que perder el tiempo en redactarla”, le espetó la jerezana.
La sensación agridulce se palpó ayer en la sede electoral en Cataluña, a la que no asistió Arrimadas al estar en Madrid. No apareció nadie hasta cerca de la medianoche. A las 22.00 horas, los militantes celebraban que con el 70% de los votos escrutados la diferencia con los populares eran escasos. Pero las sonrisas se enfriaban a medida que en la pantalla gigante aparecían los datos de Cataluña. A pesar de haber ganado más de 70.000 votos, el partido quedaba como quinta fuerza y a una enorme distancia de PSC y ERC. El consuelo era la comparación con el descalabro del PP: “Solo sacan uno en Barcelona”.
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