Madrid Central estrena multas sin ruido
El primer día laborable en el que se sanciona a los conductores que acceden al área sin permiso transcurre sin atascos y con normalidad
A las 8 de la mañana unos cuantos coches entran a Madrid Central por la calle de Embajadores. A las 9, varios padres y madres dejan a sus hijos en colegios cercanos a la calle de Atocha. A las 10, un conductor de autobús llega sin atasco a la plaza de Jacinto Benavente. A las 11, se reparten mercancías en el Mercado de San Fernando. El primer día laborable con multas en Madrid Central —que arrancaron el sábado— se encargó otra vez de desmentir los avisos de caos, colapso y desabastecimiento que durante meses anunciaron los agoreros (y que llegaron a comparar hasta con el gueto de Varsovia y el muro de Berlín).
El amplio periodo de pruebas con el que se puso en marcha Madrid Central —desde el pasado 30 de noviembre— ha facilitado que los madrileños hayan podido familiarizarse con esta iniciativa durante tres meses y medio. Por eso, la sensación más común ayer era que no cambiaba nada. “Hoy es como un día más”, explicaba un policía municipal en Lavapiés. Quienes tienen permiso para acceder continúan como hasta ahora, y quienes no lo tienen ya cumplían mayoritariamente con la prohibición incluso sin sanciones —a los infractores se les ha enviado cartas informativas—. Tampoco se puso en marcha ningún dispositivo especial —a diferencia del 30 de noviembre—, ya que las multas se realizan a través de las 115 cámaras que controlan los accesos al perímetro.
“Desde el sábado 16, sanciones por acceso indebido a Madrid Central”, avisan desde primera hora los paneles luminosos de la M-30 y las vías de acceso a la capital. Al llegar a la zona, vías principales como las calles de Atocha, Gran Vía, San Bernardo o Toledo muestran un aspecto fluido en plena hora punta. Según el Ayuntamiento, el tráfico se ha reducido en torno al 25% en estas arterias, situadas en el interior del área de bajas emisiones. También ha bajado la contaminación un 9% y se han reducido las emisiones un 38%.
Los centros educativos son el primer punto caliente del tráfico por las mañanas. Fernando acerca su Mercedes a la puerta del colegio privado Sek, junto a Atocha, y se despide de sus dos hijos, que entran a clase ataviados con el uniforme del centro: “No he necesitado pedir ningún permiso especial, porque soy residente”, explica. Justo después llega Nélida en un 4x4, del que se baja su hijo, y cuenta que ha tenido que pedir un permiso al colegio para poder acceder con su coche. Al volante de un tercer vehículo —otro Mercedes— va Bernardo, quien también ha tenido que pedir un permiso para poder acercar a sus dos hijos al centro: “Nos lo han dado sin problemas a todos los que lo hemos solicitado”, dice. Javier Presol, director del colegio, confirma que 214 vehículos han solicitado permiso para acceder a la zona y a todos se les ha facilitado. En cambio, en el Colegio Público Antonio Moreno, junto a Antón Martín, tan solo lo ha pedido una familia, según explica Ángel Torres, director del centro.
Dos agentes de la Policía Municipal controlan el paso de cebra junto a la puerta de colegio La Asunción para detener a los vehículos cuando los alumnos quieren cruzar. Nacho, uno de los policías, explica: “La jornada está discurriendo con total normalidad, los padres que lo necesitan han pedido sus permisos. No estamos notando nada raro. Además, la mayoría de los alumnos de esta zona suelen llegar andando”.
Con los niños ya en clase, la actividad continúa en los mercados. Cristina Rodríguez, de Cárnicas Ismael, explica que esta carnicería del Mercado de Antón Martín dispone de cinco furgonetas de reparto, y todas tienen autorización para moverse por el área de tráfico restringido. “Hacemos reparto a hostelería y domicilios. Nuestro problema es que el horario de reparto es de 7.00 a 15.00 y necesitaríamos poder entrar antes para llegar a todas partes”, explica. En el cercano Mercado de San Fernando, en Lavapiés, tampoco hay problemas: “Venimos repartiendo con normalidad por todo el centro, las autorizaciones son sencillas”, dice Javier Jiménez, que conduce un camión de las industrias cárnicas Lomesa.
Antonio Villaverde, de la Asociación de Transportistas Autónomos (ATA), que aglutina a unos 600 socios, pone varios peros al sistema: “El horario es de 7.00 a 15.00 y está bien como norma general, pero hay transportes que se tienen que seguir haciendo en horario nocturno, como las grandes tiendas de moda, y Madrid Central no lo contempla”. Según Villaverde, sus asociados irán esta noche a repartir mercancía pero no saben si mañana los habrán multado. “No nos han habilitado ningún permiso”.
Los proyectos para restringir el tráfico. Ana Botella (PP) 2014 (en azul) y Manuela Carmena (Ahora Madrid) para el 23 de noviembre de 2018 (en rojo).
Se abren paso, en cambio, otras formas de repartir las mercancías: la empresa de mensajería en bibicleta Mensos ha aumentado su número de clientes entre un 20% y un 30%, y ya tiene 26 repartidores, según explica su fundador, Alejandro Corroto.
Alfonso, controlador del Servicio de Estacionamiento Regulado (los parquímetros) revisa la matrícula de un vehículo aparcado junto a la calle de Atocha: “En el barrio de Las Letras no hay mucha diferencia con Madrid Central, porque ya había área de prioridad residencial con tráfico restringido. Pero donde sí se nota mucho es en otras zonas como Chueca o Malasaña, donde ahora hay muchos menos coches.”
Los apacarmientos de uso público en la almendra central se están beneficiando de la medida. Las reservas a través de la app ElParking —que usan medio millón de usuarios— han crecido un 17%. Lo confirma Alexander, del Garaje de Embajadores, 35: “Al principio, la gente tenía más miedo de venir al centro, no se fiaban, así que se notó un cierto bajón. Pero ahora ya todo el mundo sabe que cuando aparcas en un parking no te multan, así que ahora estamos notando un aumento de los vehículos. Otros lunes solo había cinco coches y hoy está casi lleno”.
El transporte público también nota los efectos. A la plaza de Jacinto Benavente llegan cuatro líneas de la EMT (6, 26, 32 y 65). Un conductor de uno de estos autobuses que pide no dar su nombre cuenta: “Ahora se circula mucho mejor. Ha habido un bajón de coches, se conduce más relajado y han crecido los viajeros. Y le he ganado unos minutos a la ruta”.
La delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés, destaca que hasta ahora “ha habido un alto grado de cumplimiento” de Madrid Central. “ Nuestro objetivo no es incrementar las sanciones, por eso el área es comprensiva. Y habrá información continua”, resume.
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