La autonomía, el camino a la igualdad
El gran reto que tienen los defensores del Estado de las Autonomías en el siglo XXI es garantizar la igualdad entre españoles
La defensa de los derechos autonómicos debería ayudar a construir una España más grande, con matices, con singularidades, con más historia y cultura y con importantes centros de toma de decisiones ubicados, física y emocionalmente, cerca de los ciudadanos, y no utilizarse para dividir a los españoles.
Hace 39 años, cuando el 28-F los andaluces dijimos Sí a nuestra autonomía, Andalucía inició un camino que debería haber sido el camino hacia la igualdad. Y, aunque ha sido notable lo logrado, cuatro décadas después seguimos sin alcanzar la convergencia con la media de España en los principales parámetros de bienestar, principalmente el empleo, que sí han logrado otros territorios que partían de una situación similar a la nuestra.
Somos un territorio de extensión y población similar a países como Portugal o Austria, tenemos mil kilómetros de litoral, una riqueza natural sin parangón que nos permite hacer cosas que cualquiera consideraría un lujo, como disfrutar de la playa estos días de invierno o esquiar bajo el sol, nuestro patrimonio histórico-artístico abarca desde los dólmenes de Antequera a Medina-Azahara pasando por Itálica, cuna de dos emperadores de Roma. Andalucía ha sido la cuna de Velázquez, Murillo o Picasso, de Alberti, Lorca, Juan Ramón o los hermanos Machado…
Si nuestro potencial está fuera de cualquier duda, ¿por qué a miles de jóvenes andaluces que terminan su formación no les queda otro remedio que salir de esta tierra para encontrar oportunidades? Estoy convencido de la capacidad, la riqueza y el talento de Andalucía para convertirse en tierra de oportunidades para todos y con ese reto he asumido la Presidencia de la Junta de Andalucía.
El artículo 2 de la Constitución Española de 1978 “reconoce y garantiza” el “derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones”, que vincula a la “indisoluble unidad de la Nación española”. Es la consagración del principio de solidaridad entre los distintos pueblos de España, a los que hace iguales entre sí, aun reconociendo nuestras diferencias.
Quiero que la igualdad entre españoles que consagra la ley trascienda la teoría y se convierta en una realidad tangible. Pero no hay que engañarse: nuestro esfuerzo colectivo como andaluces para alcanzar esa igualdad de oportunidades es incompatible con las cesiones a favor de otros territorios por puro cálculo electoral o interés personal o partidista.
Como a Miguel de Unamuno, a mí también me duele España. Toda España. España entera. La historia autonómica reciente de Andalucía discurre en paralelo a la historia de la democracia en España. La concordia y el deseo de un equilibrio interterritorial que alumbraron en los años de la Transición el nacimiento de nuestra Constitución y de la propia autonomía andaluza parecen hoy olvidados y cubiertos de polvo, como el arpa del poeta, y su lugar lo han ocupado la ambición y el odio de los que quieren romper España en su propio beneficio, y el miedo y la desazón de los que temen que se rompa.
Buena parte de la culpa de que existan, hoy, españoles -muchos de ellos andaluces y sus descendientes- condenados a sufrir la violencia social instalada en Cataluña la tiene quien permite que los separatistas hayan llegado a límites que nunca antes se habían traspasado. En política no vale todo. Y alcanzar o mantenerse en el poder no puede ser en ningún caso a costa de romper España.
Además de preservar la unidad de nuestra Nación, el gran reto que tenemos los defensores del Estado de las Autonomías en el siglo XXI es garantizar la igualdad entre españoles, que se consagró hace ahora 40 años. Como presidente, me comprometo a retornar al sentir original de la autonomía como camino hacia la igualdad, que es el pilar básico de la convivencia. Ha llegado la hora de devolver Andalucía a los andaluces y de volver a ser lo que fuimos. Como dice la letra de nuestro himno, “por Andalucía libre, España y la Humanidad”.
Juan Manuel Moreno es presidente de la Junta de Andalucía.
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