Aina Moll, el combate por el catalán y la concordia
La filóloga menorquina, directora de Política Lingüística de la Generalitat entre los años 1980 y 1988, fallece a los 88 años
Aina Moll (Ciutadella, 1930) ha fallecido este sábado en Palma de Mallorca. Siempre entendió que la defensa y protección de una lengua minorizada como el catalán no debía suponer una actitud hostil hacia otras lenguas. Directora general de Política Lingüística desde el primer gobierno de Jordi Pujol y durante ocho años (1980-1988), defendió incansable el consenso. Afable y alegre, buscaba la concordia sin tener que negar las discrepancias.
La aprobación, con una única abstención, de la Ley de Normalización Lingüística en 1983, bajo el impulso de Marta Mata, demuestra la existencia de este clima que posteriormente se perdió. Como recordaba siempre Moll, Pujol le pidió hacer todo lo posible para avanzar en la implantación del catalán sin que ello condujera a un conflicto social. La ley evitó la separación lingüística en las escuelas y consagró la inmersión. El hecho de que no militara en ningún partido ayudó al entendimiento institucional. Su primera tarea fue crear un equipo funcionarial adecuado a la tarea encomendada con una plantilla que venía “de otros tiempos”, según su propia expresión, y que nunca había soñado que tuviera que trabajar en catalán.
Un aspecto que reseñaba Moll de su trabajo en el departamento de Política Lingüística era el de las relaciones internacionales. En setiembre de 1980, el año de su nombramiento, ya participaba, por ejemplo, en un congreso sobre bilingüismo y enseñanza, promovido por la Unesco en el Valle de Aosta. Otro fue el de divulgación. De su etapa son el curso multimedia de catalán para no catalanohablantes Digui, digui y la campaña protagonizada por Norma con el lema “el català és cosa de tots”.
Aquel mismo año, 1980, Moll escribía en este diario un artículo donde sintetizaba claramente su postura. El título era toda una manifestación programática: “La normalización del catalán, problema de toda España”. En él sostenía, de acuerdo con su práctica política, que la consideración del catalán como lengua propia no es incompatible con la consideración que debe tener el castellano como lengua común de todos los españoles. El derecho a la propia lengua, no es incompatible, insistía, con el deber de conocer la lengua del país y usarla. Con todo, hubo movimientos en contra de la política de la Generalitat. En 1981 se publicaba el Manifiesto de los 2.300 que denunciaba la intención de la Generalitat de convertir el catalán en la única lengua oficial. La ley de 1983 y su ratificación por el Tribunal Constitucional un año más tarde ayudaron a sostener la política de consenso y fomento diseñada por Aina Moll. En 1996, la segunda ley de normalización del catalán ya nació sin este consenso. Moll manifestó en más de una ocasión que esta nueva ley no era necesaria.
Frente a quienes sostenían la muerte del catalán en un plazo de 50 años, Moll prefería no hacer pronósticos y luchar por su defensa. Algo que hizo desde muy pronto. Cuando era profesora de francés en el instituto Joan Alcover de Palma, a principios de los sesenta, organizó clases clandestinas de mallorquín. Las escritoras Carme Riera y Maria Antònia Oliver, alumnas del instituto, fueron testigos de su tarea. Moll, en palabras del lingüista Joan Veny, defendía un modelo de lengua estándar flexible que no cayera ni en los peligros de la disgregación territorial ni en una unificación a ultranza.
Tras dejar sus responsabilidades en la Generalitat, entre 1990 y 1995 fue la coordinadora de la campaña interinstitucional de normalización en Baleares. En 2004, Pasqual Maragall la propuso para dirigir el Institut Ramon Llull. Cuando parecía que el nombramiento era inminente surgió un problema con el gobierno del PP balear que impidió que se consumara y abrió una crisis en el instituto. El PP balear siempre ha negado que bloqueara el citado nombramiento.
Hija de Francesc de Borja Moll, con quien colaboró en los dos últimos volúmenes del Diccionari català-valencià-balear y en las tareas de la editorial Moll, donde dirigió algunas colecciones, se licenció en Filología Románica en la Universitat de Barcelona. Hizo trabajos de campo de dialectología y estudios en distintas universidades europeas. Su entrada como profesora en el instituto Joan Alcover en 1959 marcó una inflexión en su biografía. Dejó de orientar sus tareas hacia la investigación para dedicarse a la docencia y la divulgación. Fundadora de la Obra Cultural Balear, inspirada en el modelo de Òmnium, fue responsable de un programa semanal en TVE-Baleares de promoción de la lengua catalana en 1989. Un programa que fue la base del libro La nostra llengua. Estuvo en los inicios del Termcat y era miembro del Institut d’Estudis Catalans.
Finalmente, la lista de reconocimientos es notable. Medalla de Oro de Palma y del Consell de Mallorca. El Gobierno balear le otorgó el Premi Ramon Llull y la Generalitat, la Creu de Sant Jordi. En 2012 la UOC le concedió el título de doctor honoris causa. En la nota biográfica que remitió a esta universidad con motivo de este homenaje, al enumerar los honores recibidos no olvidaba mencionar, con cariño, otros más humildes como que la vila de Sencelles, donde residía entonces, le encargara el pregón de las fiestas. Pero quizás uno de los más significativos es que desde 2011, Palma de Mallorca cuenta con la escuela Aina Moll i Marquès un reconocimiento a su enorme trabajo para explicar la realidad de la lengua catalana y sus esfuerzos para defenderla.
Políticos y entidades destacan el trabajo de Moll a favor de la inmersión
Políticos catalanes, entidades culturales y asociaciones en defensa de la lengua han destacado este domingo el trabajo de la filóloga Aina Moll, fallecida anoche en Palma a los 88 años, a favor del catalán y de la inmersión lingüística. El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha escrito un mensaje en las redes sociales en el que ha alabado el trabajo realizado por la filóloga: "Cuánto trabajo hecho todos estos años (...) Mi agradecimiento, un reconocimiento profundo y el pésame sincero a la familia, a los amigos y a todos los amantes de la lengua".
El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont ha publicado también un mensaje en el que reconoce la figura de Moll como "filóloga eminente, rigurosa y siempre dispuesta a trabajar por nuestra lengua. Hizo un trabajo imprescindible en un momento de incertidumbres y esperanzas. Gracias por ayudar a salvar las palabras. Descansa en paz". La consellera de Cultura de la Generalitat, Laura Borràs, ha destacado de Moll que "amó y vivió el catalán desde que nació (hija de F. de Borja Moll, que dedicó su vida al Diccionario Catalán-Valenciano-Balear). Promovió la normalización lingüística en un clima de consenso general y de respeto de los derechos de todos. Pilar fundamental de la lengua, adiós y gracias, Aina Moll". El líder del PSC, Miquel Iceta, ha expresado el pésame de los socialistas y su "reconocimiento al trabajo de Moll, nuestro sentimiento y nuestro pésame a su familia y amigos".
La Plataforma per la Llengua se ha sumado igualmente a las muestras de pésame y ha escrito: "Gracias Aina Moll por todo el trabajo hecho a favor de la cultura y la normalización del catalán en Baleares y Cataluña", al igual que el Gremi de Llibreters de Catalunya, que ha destacado de Moll que "fue socia fundadora de la Obra Cultural Balear y un referente en la normalización lingüística". También en Twitter, Omnium Cultural ha escrito: "Lamentamos profundamente la muerte de Aina Moll, (...) primera directora de Política Lingüística y un referente en el estudio del catalán y de la normalización lingüística en los Països Catalans. Un fuerte abrazo a su familia".
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