Tres en uno en el Pabellón Mies van der Rohe

100, 50, 90. Podrían ser las medidas perfectas de un canon de belleza. Pero, en realidad, son los guarismos que marcan la agenda de la actividad del Pabellón Mies van der Rohe de Barcelona para 2019 en el que se cumplen los 90 años de la construcción del edificio racionalista; los 50 años de la muerte de su arquitecto Ludwing Mies van der Rohe y los 100 de la creación de la Bauhaus, la escuela alemana que transformó el arte y la estética en toda Europa. Edificio, escuela y arquitecto, serán los protagonistas de una triple celebración que generará toda una serie de actividades que desarrollará este edificio barcelonés en este año.

“Lo más importante para nosotros es celebrar los cien años de la Bauhaus. Hablar de 1919 en Europa con tantos elementos con los que nos vemos de nuevo, nos apetece para reivindicar las vanguardias artísticas desde nuestra vertiente europeísta. En cierto modo vivimos del semillero y hervidero de ideas de esta escuela”, explica la directora de la Fundación Mies van der Rohe, Anna Ramos, consciente de que en Barcelona la mayoría de ciudadanos piensa que Bauhaus es un gran almacén donde comprar todo lo necesario para el bricolaje. “El 50 aniversario de la muerte de Van der Rohe va a ir muy bien para organizar el encuentro con todas las instituciones que gestionan su legado y sus edificios. Será en octubre”, prosigue esta arquitecta que dirige la fundación hace tres años.

Por último, el 90 aniversario de la construcción del pabellón “es un punto de partida para celebrar el centenario de la celebración de la Exposición Internacional de 1929, algo que en Barcelona fue muy importante, que tuvo que ver con ese momento de la gran llama que fueron los años veinte de efervescencia creativa y brillo; un legado que ha quedado un poco difuminado”, prosigue.

Van der Rohe puso todo su empeño en diseñar los espacios expositivos de Alemania, entre ellos su pabellón, para la primera participación del país en una gran exposición internacional tras la I Guerra Mundial, la de Barcelona en 1929. Por eso, no quiso asumir la dirección de la Bauhaus hasta después de la muestra, según explica la arquitecta y profesora Laura Martínez de Guereñu, ganadora de la primera beca Lilly Reich, dedicada a la mano derecha del arquitecto y gran desconocida de esta historia. Pero valió la pena. Su edificio (la reproducción que se realizó en 1986 en el mismo lugar en que se construyó en 1929) sigue siendo uno de los iconos de modernidad de Barcelona y de la arquitectura de Europa, como demuestra el que el 27% de los cerca 90.000 visitantes que recibió el año pasado eran estudiantes de arquitectura de todo el mundo. “Muchos vienen a Barcelona solo para ver el pabellón”, concluye Ramos.

Este mismo fin de semana el edificio se abrirá de par en par durante las fiestas de Santa Eulàlia: “Cuando Lilly Reich y Mies van der Rohe deciden ubicar el pabellón en un lugar de paso entre la Fuente Mágica y el Poble Espanyol, y no dónde estaba previsto, lo hacen con la intención de que se cruzara. Y este fin de semana será posible hacerlo de nuevo. Sirve para recuperar cómo fue concebido”.

Además, entre los días 9 y 17, como aperitivo del Festival Llum que volverá a llenar de instalaciones de luz y sonido Poblenou el fin de semana siguiente, podrá verse en el pabellón la instalación Geometry of Light que busca “geometrizar el espacio, sus líneas y aristas y que ayudará a tener una nueva percepción del edificio”.

La Fundación Mies van der Rohe cuenta con un presupuesto anual de unos dos millones de euros. "Cerca del 50%" lo aportan las administraciones: Ayuntamiento, Generalitat, Ministerio de Fomento y la Unión Europea (que paga el premio de arquitectura), el resto proviene del patrocinio, venta de entradas y librería.