La privatización de la seguridad vestida de sereno
Premià de Dalt contrata a una empresa para complementar el servicio de la Policía Local
El sereno era un vigilante nocturno que abandonó las calles de las ciudades españolas a finales de los años 70. Vestía uniforme y del cinturón colgaban llaves de diferentes porterías, un silbato, un garrote y un farol. En ocasiones no tenía sueldo y sobrevivía gracias a las donaciones de comerciantes y vecinos a cambio de protección nocturna. Se trata de una profesión recuperada por algunas ciudades, como Gijón, y ayer comenzó una experiencia piloto bautizada como el Sereno del Siglo XXI en Premià de Dalt (Maresme). Pese al pretérito nombre, en realidad el Ayuntamiento (gobernado por el PDeCAT), con la autorización del Departamento de Interior, ha contratado a vigilantes privados, de la empresa Enerpro para patrullar por el municipio. Se trata de uno de los primeros casos de privatización de la seguridad pública en un municipio catalán.
Adolfo Gómez y Gregorio Salvatierra fueron los últimos serenos de Premià de Dalt. En 1985 pasaron a formar parte del cuerpo de Policía Local. Ayer minutos antes de que los vigilantes privados comenzaran a realizar rondas por las calles, Gómez y Salvatierra comentaban anécdotas de toda una vida de rutina salpicada por trabajos de mediación, asistencia en autopsias y detenciones de “maleantes”. Ellos pasaron de serenos a la policía local. Ahora se hace el camino inverso y se protege el municipio con seguridad privada.
El propio alcalde Josep Triadó ha sido el encargado de diseñar la prueba piloto que coloca la vigilancia nocturna de la población en manos privadas. “Tenemos un problema de seguridad en el municipio. La ley Montoro no me permite contratar más agentes pero tengo las cuentas del Ayuntamiento saneadas. ¿Por qué no iba a contratar a unas personas que ya están formadas en seguridad y que me van a aportar protección al pueblo?”, se justifica. En diciembre, el Departamento de Interior autorizó al Consistorio a ceder la vigilancia nocturna municipal a una empresa. “En un principio hemos dividido el municipio en cuatro zonas, una por sereno, que acompañarán a la policía local”, informa el alcalde. El Consistorio destina a esta iniciativa 100.000 euros. La prueba piloto que acabará en mayo, coincidiendo con las elecciones municipales. El alcalde aspira a que después de las elecciones sean una docena los vigilantes nocturnos que patrullen el municipio. Unos vigilantes que siempre estarán tutelados por la Policía Local, de 18 miembros.
Ayer comenzaron las rondas a pie. “No conocemos la zona y primero nos la tienen que enseñar un poco”, admitía uno de los vigilantes. “Alguno viene de vigilar el Metro y otras infraestructuras”, confesaba Triadó. Los vigilantes están conectados con la emisora de la policía local y con las tres patrullas que dispone el cuerpo municipal. Además, el Consistorio dispone de 18 cámaras de seguridad con lector de matrículas que hay instaladas en las entradas a la población.
El alcalde se enorgullece de la inversión en seguridad. En un comunicado remarca: “Premià de Dalt dedica 103,53 euros por habitante en materia de seguridad, una cantidad muy superior a Barcelona provincia, 68,55 euros por habitante”.
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