Al rico cine cutre

El acto de presentación de un festival internacional que homenajea películas pésimas y adaptaciones cutres de los clásicos del cine cumple ya su octavo año de vida en la capital. Los organizadores de CutreCon, con el director Carlos Palencia (Madrid, 1985) a la cabeza, buscan superar la gran aceptación que año tras año está despertando este ciclo alternativo. “Hemos tenido sesiones abarrotadas en el Palacio de la Prensa. Una demanda que nos fascina, teniendo en cuenta que la gente viene a ver cine malo y a 10 euros la entrada”, reflexiona entusiasmado Palencia a preguntas de EL PAÍS. Esta edición, que se celebra del 23 al 27 de enero, cuenta ahora con tres sedes diferentes: el Palacio de la Prensa (junto a la Plaza de Callao), el Auditorio del Centro Cultural Casa del Reloj y la Cineteca de Matadero. “Esperamos que todo el público disfrute y nadie se quede con las ganas de acceder como nos ocurrió el año pasado”, argumenta.

Con el objetivo de convertir esta edición en la más “divertida de la historia de CutreCon”, Palencia inicia la presentación del festival enumerando una a una las entregas más “disparatadas, alocadas o desternillantes” con las que esperan sorprender al público, junto con la presencia de invitados especiales como el actor Robert Bronzi. “Un director norteamericano, de visita a España, le confundió con el mismísimo Charles Bronson por su gran parecido físico y se lo llevó a Hollywood”, afirma.

"Queremos montar algo muy gordo para nuestro décimo aniversario. El año 2021 es una fecha que para muchos espectadores resulta clave en la historia del cine"

Desde hace dos años, Bronzi —más conocido como el “clon húngaro” de Bronson— se dedica a rodar películas de serie B imitando al mítico actor norteamericano. “Le hemos invitado a CutreCon para que nos cuente su experiencia y los detalles de los rodajes en los que él es protagonista como en Death Kiss, una falsa secuela del Justiciero de la Noche”, apostilla. Otros invitados de renombre también se dejarán caer como Steven E. De Souza, Pedro Temboury o Vasni Ramos.

El festival contará con el habitual maratón de películas cutres. No faltará la doble sesión para los más pequeños con una copia mala de origen alemán de La leyenda del Rey León, varios documentales, una exposición sobre cine de ciencia ficción, y mucha animación acompañada de la mascota oficial de la edición, bautizada como el señor Don Potasio. “El objetivo principal es que nadie se aburra entre pase y pase”, indican los organizadores.

Aburrimiento es, precisamente, una palabra que no casa con este formato. Por eso, el festival cierra su programación con el pack Kongatón: cuatro películas visionadas en una sola tarde y que copian a King Kong y al Planeta de los Simios. Entre ellas, El gorila Ataca (un remake coreano de 1976) o Queen Kong, la versión más feminista del mítico mono. “Lo vamos a hacer en la discoteca del Palacio de la Prensa para que el público esté lo más cómodo posible y si quiere pueda emborracharse. Una buena forma de aguantar semejantes bodrios”, explica Palencia entre las risas de los asistentes.

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El año pasado el festival acogió unos 4.000 espectadores. Este año muestran casi una veintena de cintas en sesiones tanto gratuitas como de pago. Palencia tiene claro el interés creciente y la conexión con un público cada vez más millennial. “La gracia es que nadie se atreve a poner películas tan malas en una gran pantalla. Nosotros sí y las ofrecemos con un plus de espectáculo e interacción”.

Esa cercanía hacia los espectadores más jóvenes se demuestra en films como Street Fighter: La Última Batalla, protagonizada por Jean Claude Van Damme. Una forma de conmemorar los 25 años de la adaptación al cine del mítico videojuego de lucha. “Fue un taquillazo y le sigue dando mucho dinero a De Souza, quien no olvidemos fue guionista de auténticos éxitos como Jungla de Cristal. Queremos que la gente de los 90 también se acerque a conocernos gracias a Street Fighter”.

Palencia cree que el futuro está asegurado. El cine de guiones absurdos, vísceras, sangre, muertes violentas sin sentido y diálogos que no conducen a nada genera cada vez más fieles. “Queremos montar algo muy gordo para nuestro décimo aniversario. El año 2021 puede dar alguna pista porque es una fecha que para muchos espectadores resulta clave en la historia del cine”, desvela.