Cinco películas para comenzar a amar el cine más deliciosamente cutre
El día 24 comienza en Madrid el festival CutreCon, una fiesta para los amantes del cine más gamberro, involuntariamente malo y divertido
Hay que remontarse a 2011 para encontrar la primera edición de CutreCon. Este festival surgió para festejar los diez años de vida de la web de cine y humor Cinecutre.com, y se resolvió con una maratón gratuita de tres pelíuclas en el Auditorio del Centro Cultural Casa del Reloj (Madrid). Lo que iba a ser un evento único para reunir a los fans de la web, tuvo su prolongación al siguiente año con una segunda edición.
CutreCon fue creciendo hasta llegar a la actualidad. Ahora dura cinco días, hay proyecciones especiales, estrenos de grandes perlas del cine cutre internacional y cuestan con la visita de grandes estrellas de culto. Sin embargo, hay algo que se mantiene inmutable y que es un guiño a sus orígenes: la maratón gratuita en la Casa del Reloj. Donde todo empezó.
Hablamos con Carlos Palencia, director del festival CutreCon. Que, además, nos recomienda cinco joyas, entre todas las joyas de cine cutre que se programan en este festival desde el próximo día 24 de enero en Madrid.
¿Por qué defendéis el cine cutre, cuáles son sus valores?
El cine cutre puro, tal y como nosotros lo entendemos, consiste en aquellas películas que, sin pretenderlo, son comedias involuntarias. Hablamos de filmes con ciertas aspiraciones que, sin pretenderlo, acaban provocando risa. Un ejemplo muy claro de esto está en la reciente y premiada The Disaster Artist de James Franco, que es una fabulosa aproximación a este fenómeno. Defendemos y difundimos el cine cutre porque, tal y como muestra The Disaster Artist, existen películas tan mal rodadas e interpretadas, que vistas en compañía y en el ambiente adecuado, pueden resultar divertidísimas.
¿Los directores saben que han hecho una película cutre?
En muchas ocasiones, los propios autores de los filmes son conscientes de lo ocurrido y, haciendo gala de un gran sentido del humor, en lugar de deprimirse o molestarse, deciden acudir a festivales como el nuestro a pasárselo bien y difundir su fallida obra en un ambiente de sano cachondeo pero nunca sin faltar el respeto. De ahí que podamos contar incluso con invitados venidos de todas partes del mundo.
Cada vez hay más fans de este género, ¿por qué?
Esto ha sido gracias a Internet y a eventos como el nuestro. Hasta hace pocos años, no era fácil acceder a este tipo de películas, las cuales, además, eran tratadas con cierto recelo por gran parte de la sociedad. Pero ahora el público tiene mayor acceso a este tipo de películas y está descubriendo una vertiente cinematográfica con un potencial de diversión enorme. Se están perdiendo los prejuicios a la hora de disfrutar de este tipo de obras.
Como programadores, ¿os cuesta mucho trabajo encontrar los títulos?
Depende de lo que se busque, claro. Cada vez es más fácil porque muchos de estos títulos ya empiezan a editarse en DVD y llegan a diversas plataformas de streaming. Eso sí, para diseñar la programación de CutreCon, cada año llevamos a cabo un inmenso trabajo de documentación, buscando películas perdidas en la mejor calidad posible, ya sea localizando negativos, contactando a filmotecas, universidades, a los autores de los films... Y luego está la complicación de conseguir los derechos para proyectar las películas, ya que en muchas ocasiones los propietarios no dan permiso -al fin y al cabo, el festival se llama CutreCon y hay gente a quien el nombre y nuestra filosofía no le hacen ninguna gracia- o directamente es imposible localizar a los propietarios de dichos derechos.
¿Vuestras proyecciones son una fiesta, qué es lo más raro que os ha pasado en el festival?
Sí, durante las proyecciones invitamos al público a comentar en voz alta, hacer chistes, cantar... Incluso en algunas películas proponemos juegos en directo y hay ocasiones en las que incluso sorprendemos al público con diversas performances delante de la pantalla. Un año sacamos mariachis en mitad de una proyección y fue un éxito. En cuanto a lo más raro que nos ha podido pasar... Recuerdo, por ejemplo, que en la tercera edición del festival, en el año 2014, en mitad de la proyección de Samurai Cop, un reportero y un cámara de cierta cadena autonómica, a quienes se dio permiso para grabar parte de la sesión, de repente empezaron a insultarse el uno al otro y llegaron a las manos, y entre varios miembros de la organización tuvimos que ir a separarles y echarles de la sala. Hubo gente que se pensó que era parte del espectáculo y algunos espectadores hasta aplaudieron lo ocurrido.
¿Qué título soñáis con programar y todavía no lo habéis hecho?
Muchísimos. Casi desde la primera edición queremos programar Voyage of the Rock Aliens, un insólito musical estadounidense de ciencia ficción que está catalogado como uno de los peores films de la historia, pero los actuales propietarios de los derechos no nos dejan. Asimismo, Alien Platoon u Ogroff, de Norbert Moutier, conocido como el Ed Wood francés, serían opciones estupendas, pero al propio Moutier no le hace ninguna gracia la existencia de nuestro festival. También estamos detrás de una copia restaurada del filme conocido como Starwars Turco que soñamos con poder proyectar algún día.
Los cinco títulos seleccionados por Carlos Palencia:
Star Crash: Choque de Galaxias (1978)
"Una descarada reinvención de Star Wars (1977). La película cuenta con estrellas internacionales como Christopher Plummer o el mismísimo David Hasselhoff, en uno de los primeros papeles de su carrera".
Super Mario contra Son Goku (1995)
"Filipinas, de nuevo a la vanguardia del cutrerío fílmico con la más ignota de todas las encarnaciones de Son Goku en el cine. Si Mario at si o Goko es una producción rodada en 35 milímetros, proyectada en varios festivales de cine en su país natal e incluso editada legalmente en VHS, aunque emplee sin licencia propiedades de Nintendo y de otras marcas".
El retorno de Superman (1979)
"Una auténtica aberración con música robada de otros filmes, planetas recreados con bolas de Navidad y muñecos Ken tuneados, que es una perfecta muestra del insultante nivel de desvergüenza que alcanzó el cine otomano en los años 70".
Geteven (1993)
"John De Hart es el nuevo héroe de acción que estabas esperando: patea culos, liga con playmates, bebe champán y canta country sin perder nunca el estilazo que le otorga su inconmensurable bigotón".
T.T. El Extraterrestre (1991)
"Se trata de la chapucera versión filipina de ET el Extraterrestre de Steven Spielberg".
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