Examen al nuevo Bicing
Probamos la nueva generación de estaciones y bicicletas públicas de Barcelona que entra en funcionamiento el próximo sábado
Pesada, robusta, con un cuadro muy ancho, ruedas más grandes... comparada con la actual bicicleta, la de la segunda generación del Bicing parece un tanque. Pero sorprende, al usarla, lo ágil que es. Y más cómoda. Y silenciosa. Esto es fácil visto el escándalo que montan algunas de las antiguas al frenar: suenan a foca afónica. Además de que, veteranas (por no decir viejas), chirrían a menudo. Cuatro días antes de su puesta en marcha, EL PAÍS ha probado las nuevas bicicletas públicas de Barcelona y también sus estaciones. Lo mejor: el mayor tamaño de las ruedas, la comodidad general y los anclajes. Lo peor, el menor tamaño del transportín delantero y el arranque del modelo eléctrico en calles con pendiente.
La segunda generación del Bicing llega 12 años después de la implantación del sistema, en 2007, operado por la multinacional francesa Clear Chanel. El nuevo contrato, 180 millones de euros a diez años vista, se adjudicó la UTE Pedalem Barcelona, formada por Cespa (filial de Ferrovial) y el fabricante y operador de otras bicis públicas canadiense PBSC. La nueva bicicleta se creó especialmente para el contrato de Barcelona, a partir de la experiencia de PBSC e indicaciones de los técnicos de movilidad locales. Y aunque el de la ciudad es el mayor contrato que se operará con este modelo, ya circula en Valence (Francia) y Chattanooga (Estados Unidos).
Las estaciones. Son una de las grandes novedades del nuevo sistema. De una barra fijada a la calzada sobre la que se apoyan una veintena de bicicletas, se pasa a una pequeña tarima que se apoya por su propio peso de la que salen los anclajes, individuales para cada bicicleta. La ausencia de las barras que hasta ahora ha caracterizado a las estaciones de Bicing facilita a los usuarios la salida hacia la acera: basta devolver la bicicleta y pasar entre dos anclajes, sin necesidad de caminar hasta el final de la barra y darle la vuelta a muy poca distancia del tráfico. Además, cada anclaje lleva incorporado el lector de la tarjeta del usuario, que no tiene que ir hasta el tótem a pasarla.
Los anclajes. Las bicicletas se sujetan con un doble sistema de seguridad. Por un lado, una pieza triangular perforada, por la que pasa una barra que impide los robos. Y por otro, un chip que localiza cada vehículo. Incorporan el lector de la tarjeta de los abonados, que pueden elegir qué bicicleta coger: si eléctrica, mecánica o la que tenga el sillín a su altura. Otra mejora es que no hay que levantar la bicicleta para retirarla, solo desplazarla hacia adelante o atrás respecto al anclaje.
El peso. Son bicicletas pesadas: 29 kilos las eléctricas y 24 las mecánicas. Pero no se nota al circular.
El cuadro. Es de aluminio y tiene la forma "unisex", que facilita la entrada y salida del vehículo. En ancho del cuadro permite que incorpore la batería. Así, si en el futuro se quisiera ampliar la proporción de eléctricas, bastaría poner el kit a una bici mecánica. Lleva los cables de freno y del cambio de marchas dentro, para evitar vandalismo y facilitar el mantenimiento.
Las ruedas. Mucho mayores que la actual generación. Son de 26 pulgadas, con llantas de aluminio y cubiertas resistentes a los pinchazos. Tienen también pintura lateral reflectante, para mejorar la visibilidad de las bicis por la noche.
La eléctrica. Se distinguen por el motor, en la rueda trasera, y pegatinas con el pictograma de un enchufe. La batería tiene autonomía para 60 kilómetros, suficiente para un día de uso intensivo, asegura el Ayuntamiento. La recarga dura casi cinco horas y se realiza a través del anclaje. El motor lleva un sistema de asistencia al pedaleo, de forma que cuanto más seguido se pedalea, más fuerza tiene el motor. Lo que no lleva este modelo es el sistema asistencia a la salida de la primera generación de bicicletas eléctricas del Bicing (similar al gesto de dar gas en el manillar de una moto), que facilitaba mucho el arranque en calles con desnivel.
La mecánica. Tiene tres marchas en una caja de cambios del fabricante Shimano.
El sillín y la tija. Una novedad práctica de la nueva bicicleta es que la altura de la tija del sillín está numerada con cifras del uno al diez. Y otra, casi más práctica: una línea vertical marca la posición, para que el asiento esté centrado.
Las luces. Las bicis llevan LEDs delante y atrás que funcionan con una dinamo, al pedalear. Pero además, cuando el vehículo se detiene, las luces permanecen encendidas más de tres minutos. Además, las bicis llevan dos reflectores.
El transportín. Es delantero, como en el actual modelo, pero más pequeño. La goma, nueva, va muy dura y es algo corta, y los enganches son muy pequeños. Es uno de los elementos en los que el nuevo modelo resulta peor que el actual.
Los frenos. De tambor delante y de disco en la parte posterior. Se agradece el silencio de las bicis al frenar, si se compara con la castigada flota actual.
Detalles. La nueva bici incorpora detalles que mejoran en confort del usuario. Es el caso del timbre, debajo del manillar, a la izquierda. Y los puños ergonómicos, muy útiles en las subidas, porque permiten apoyar la mano.
Las cifras del nuevo Bicing. Este martes comenzó la sustitución de estaciones nuevas por nuevas. Las nuevas son todas mixtas, con bicicletas eléctricas y mecánicas. Hasta el próximo sábado día 12, se cambiarán 24 estaciones actuales por las nuevas. Ubicadas en zonas de la ciudad pensadas para hacer recorridos largos, de punta a punta. Sumarán casi 400 bicis que estarán operativas el sábado. El objetivo es que a mediados de febrero se hayan sustituido la mitad de las más de 400 estaciones existentes. Y en abril esté todo el sistema reemplazado. Mientras, los abonados podrán utilizar de forma simultánea las nuevas bicis y las antiguas. Pero siempre de estación nueva a estación nueva; o de vieja, a vieja. El nuevo sistema tendrá 6.000 bicicletas mecánicas y mil eléctricas (ahora solo hay 300) que funcionarán todos los días durante 24 horas. El coste del abono del nuevo servicio será de 50 euros anuales que servirá para todas las bicicletas.
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