_
_
_
_
BOCATA DE CALAMARES
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Todo el mogollón en el centro de Madrid

La ciudadanía es esta masa que fluye lenta y torpe por las calles

Sergio C. Fanjul
Aglomeración de personas en la calle de preciados el pasado diciembre.
Aglomeración de personas en la calle de preciados el pasado diciembre. ULY MARTÍN

Hay mucha gente en el centro de Madrid, es una barbaridad la gente que hay en el centro de Madrid, tanta que me cuesta diferenciar dónde acaba una persona y empieza otra, o de quién es ese pie, ese brazo, esa bolsa de El Corte Inglés. Ya ha empezado oficiosamente la Navidad y toda esta gente se ha venido hasta el centro de Madrid, es un rompecabezas genómico, un puzle de bufanda y borreguillo, un río de carne y hueso que fluye lentamente por la calle Preciados y va a embalsar a la charca de la Puerta del Sol, donde se mezcla con Dora la Exploradora y el censurado Winnie the Pooh.

Da mucho mareo el centro de Madrid, uno no distingue al consumidor del consumido, no sabe si detrás del disfraz de Papá Noel hay un extremo derechista o un inmigrante, entre tanto caos corporal y cinemático uno se da cuenta de su pequeñez, de su insignificancia: hasta las hormigas saben desfilar en orden. Pero he aquí al Rey de la Evolución, de shopping.

Decían que iba a ser un desastre para los sufridos comerciantes del centro esto de la regulación del tráfico y la ampliación de las aceras, pero parece que al final los comerciantes se van a poner las botas. Muchos de esos comerciantes son enormes empresas que hacen metástasis por el globo terráqueo, así que yo no sé qué viene a comprar o a comer toda esta gente al centro de Madrid, si lo que aquí se vende se compra y se come en cualquier centro comercial de periferia, capital de provincia o tienda on line.

Pero sigue viniendo gente al centro de Madrid. Lo de las aceras de Gran Vía parece que malinterpreta la Ley de Say que se enseña en Economía: cuanta más oferta, más demanda; cuanto más hueco de aceras pones más señores y señoras aparecen dispuestos a ocuparlo. Están esas parejas que pasean mirando en contrapicado al smartphone que les saca un vídeo, y los insidiosos niños navideños, y los ejecutivos agresivos, y los que solo pasaban por allí, pero pasar ya es demasiado. Deberían, igual que regulan el tránsito de los coches, regular el tránsito de las personas porque apenas se puede caminar por las calles del centro de Madrid. Yo solo dejaría pasar a las personas más amables, y a los perros, y a los elfos: es Navidad.

Cuando uno dice la palabra ciudadanía, que es una palabra muy hermosa, imagina ciudadanos ilustrados, razonables, educados, participativos y bien alimentados, pero luego resulta que la ciudadanía es más bien esta masa deforme, ávida de bienes y placeres, que fluye lenta y torpe por el centro de Madrid y de la que uno mismo, por supuesto, nunca forma parte.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_