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Catálogo de personajes sobrados de tontería

Nadie se quiere reconocer en los protagonistas de los sketches de Pantomima Full, el dúo de Alberto Casado y Rober Bodegas

Pantomima Full
Rober Bodegas y Alberto Casado (derecha) son Pantomima Full.CARLOS PINA

La zona de Tirso de Molina es su centro de operaciones. Allí tienen la oficina a la que van a diario a escribir. Alberto Casado (Madrid, 1983) y Rober Bodegas (A Coruña, 1982) se conocieron diez años atrás en el programa de televisión Sé lo que hicisteis, que les dio una nómina y los primeros codazos a su paso. Además de trabajar como guionistas, salían en pantalla. Volvieron a coincidir en otros proyectos y hace dos años decidieron unirse como Pantomima Full. Sus sketches en vídeo se celebran cada semana más. “Ni de coña pensamos que iban a tener tanto éxito. Cuando tuvimos 15.000 seguidores en el canal no nos lo podíamos creer”. Van por 131.000 suscriptores en YouTube, 170.000 seguidores en Facebook, 103.000 en Twitter, 97.000 en Instagram y subiendo.

Sus vídeos se comparten y se acumulan likes a todas horas. Comenzaron a hacer esas pequeñas piezas para promocionar su propio espectáculo. “Tuvimos un jueves negro: solo vino a vernos un espectador. Nos dimos cuenta de que teníamos que hacer algo”. Entonces empezaron a retratar a personajes reconocibles en píldoras de un minuto, siempre con subtítulos. “Pensamos que molaría que se pudiesen ver también sin audio”.

En su catálogo están el canallita, el fucker, el proyectos, el runner, el vinitos o el ahorrador. “Todos los personajes tienen una cosa en común: o están flipados con algo que se ha puesto de moda o están flipados con algo que hace mucho tiempo que no lo está. Básicamente, están flipados”, describen. En el teatro que estaban en ese momento no vinieron venir el éxito. Los echaron. “No tuvieron paciencia, aunque nosotros veíamos que los vídeos cada vez tenían más visionados”.Ahora llenan el Teatro Cofidis Alcázar. Este mes, doblete. Actuaron el jueves y volverán al escenario el próximo 22 de diciembre. “Estamos en una época en la que ya no dependes de salir en la tele para que te pueda ir bien. Es una suerte haber encontrado nuestro rollo y que podamos vivir de ello, sin tener jefes ni nada”. Eso sí, trabajan todos los días. “Curramos más ahora que cuando no currábamos por cuenta propia. Es el tópico del autónomo, pero es así”.

De lunes a jueves van a su oficina. “No es la planta de un edificio, ojo. Es un despachito que le alquilamos a un colega que tiene una productora ahí”, explica Rober. “Llevamos un horario de oficinistas total. Nos falta ir en traje. Estamos en un buen momento en el que nos surgen un montón de cosas y nos vamos metiendo en más jaleos: colaboraciones con marcas y programas, eventos… por lo que cada vez tenemos que escribir más. Todo lo escribimos nosotros”, continúa Alberto. “Entramos a las 10 y salimos sobre las 20. Pasamos el día en la oficina, pero no nos llevamos el tupper. No hemos caído en eso”, dicen en un guiño a uno de sus últimos sketches, sobre masterchefs del tupper.

Curramos más ahora. Es el tópico del autónomo, pero es así

Los viernes se suelen ir para cumplir con sus actuaciones fuera de Madrid. “Entre el curro de oficina y la gira trabajamos todos los días. No hay ningún día que libremos, pero habrá Pantomima Full hasta que la gente se canse”. Además, tienen sus compromisos en solitario. Rober Bodegas está todos los domingos en La Chocita del Loro y Alberto Casado acaba de comenzar en La 2 Ese programa del que usted me habla.

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Humor ajeno

A ellos les hace gracia Miguel Noguera, La vida moderna y La resistencia, donde colaboran. “Ya éramos fans del programa antes de estar nosotros”. Entre las últimas cosas con las que se han reído, Capítulo 0, de Joaquín Reyes y Ernesto Sevilla. “Nos ha parecido brutal”, coinciden. “Es un momento muy guay en la comedia, están saliendo muchas cosas”, dicen, sin entrar en el debate sobre los límites del humor y las periódicas polémicas en redes sociales que han protagonizado varios humoristas en los últimos meses, entre ellos el propio Bodegas a raíz de un antiguo monólogo por el que pidió disculpas.

De noche se nos acerca la gente muy pedo a contarnos sus historias al oído

Alberto estudió Audiovisuales y Guión, Rober empezó Arquitectura y se pasó a Diseño de Interiores hasta que le dio por hacer monólogos en bares. Al desarrollar los protagonistas de sus sketches siempre tienen en la cabeza a gente que conocen. “Casi todos los vídeos comienzan con un nombre propio, colegas, amigos de amigos o gente que se cruza en nuestras vidas. Vivimos inmersos en el Madrid de los guays, en el meollo de la tontería, por eso tenemos tanto material”. Ellos mismos buscan las localizaciones de los vídeos, que escriben, protagonizan, graban y montan.

“Uno actúa y el otro graba. A veces viene un colega para grabar el audio y poco más. Hemos ido comprando cacharritos sobre la marcha. Todo lo que llevamos cabe en una mochila: una cámara HD, un micro profesional, una grabadora de sonido y una antorcha LED por si hace falta luz”.

Vida en Malasaña y Lavapiés: Madrid como pueblo grande

Alberto y Rober hacen su vida entre Malasaña y Lavapiés. “Cruzar más allá del Retiro o de Madrid Río es una excursión”, afirman estos humoristas y guionistas. Así que van a todas partes andando. “No cojo ni el metro. Casi nunca voy a más de 15 minutos a pie”, dice Alberto, que vive en el Barrio de Las Letras. “Yo no uso ni bici ni patinete ni juguetitos”, comparte Rober, que reside en La Latina. El “latineo”, de hecho, le ha servido de guiño para algún sketch. “Cuando voy a mi pueblo muchas veces no me encuentro a nadie por la calle porque no salen de casa. Aquí somos muy callejeros. Siempre voy andando y en bus. Y, si voy muy apurado, en taxi o VTC”, añade. Ambos coinciden en que Madrid es como un pueblo grande. “No hay día que no te encuentres a alguien por la calle, en los bares o en los sitios habituales”.

Entre los locales que frecuentan figura el mercado de Antón Martín, donde comen en cualquiera de los puestos. Por las noches tampoco se quedan en casa. “Aunque estemos reventados, salimos”. ¿Sus lugares favoritos? El bar Picnic, El Ideal, el Costello y la Sala El Sol. “De noche es cuando nos agarran paternalmente por el hombro y nos cuentan historias al oído. Se nos acerca la gente muy pedo. Hemos aprendido a vivir con ello”.

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