Una obra de Ramon Casas por cada año de vida
Una exposición reúne 40 obras del pintor modernista para celebrar las cuatro décadas de apertura de la galería Gothsland
El pintor Ramon Casas (Barcelona, 1866-1932) es uno de los artistas modernistas más prolíficos. Su catálogo ronda las 8.000 obras de las que 600 son óleos. También fue de los que vivieron la modernidad —su posición económica se lo permitía— con más intensidad. Cuando había que ir en bicicleta o tándem, él era el primero. También se apuntó, con pasión, al mundo del automóvil. Llego a tener hasta 13 coches, la mayoría de los cuales aparecen en sus obras; en las que suele autorretratarse, solo o en compañía de dos de sus mejores amigos: de Pere Romeu, impulsor de la taberna de Els Quatre Gats, lugar de reunión de los modernistas de Barcelona. Y de Ziem, su fiel e inseparable perro fox terrier.
El galerista Gabriel Pinós ha reunido 40 obras —óleos, dibujos, carteles y baldosas pintadas— realizados por Ramon Casas para celebrar los 40 años de la galería Gosthland que fundaron en 1978 sus padres, Fernando Pinós y María Guirao, en el número 331 de la calle Consell de Cent. La guinda del pastel de celebración la pone un automóvil, un Renault Frères AX de 1908, idéntico a uno de los coches que tuvo el pintor —casi todos descapotables— y que le han prestado en el Museo Nacional del Automóvil del Gobierno de Andorra.
Pero hay otras obras excepcionales que son difíciles de ver pese a que con motivo del Año Casas que en 2016 conmemoró los 150 años del nacimiento del pintor, han sido bastante las exposiciones y las obras que se han exhibido en esta ciudad. Entre las más destacadas está el óleo realizado en París en 1900 llamado La Parisienne o La modelo, que representa a Clotilde Pignel, Clo-Clo, en el barrio de Montmartre. “Es una de las modelos más conocidas de la Belle Époque; una mujer que aparece en otra de las obras expuestas en de esta exposición y que fue modelo tanto de Casas como de Santiago Rusiñol, del que también fue su amante”, destaca Pinós, que explica como el rostro demacrado y su mirada delatan el consumo de opiáceos tan frecuente en este momento.
Pinós resalta también cuatro obras protagonizadas por Júlia Peraire, compañera sentimental y musa de Casas. Entre ellas Dama amb boa, de 1911, en la que la modelo aparece cubierta por una de estas prensa tan glamurosas y Novicia al claustre de Sant Benet, en la que la misma persona aparenta ser una de las monjas de este monasterio de la comarca del Bages tan vinculado con la familia de Casas. “Una vez se hizo pública su relación con Peraire, la pintó de todas las maneras y actitudes”, explica el galerista. Otra de las pinturas es un dibujo preparatorio del también magnífico La Sargantain, “con la diferencia que en el óleo final Casas le tapó los brazos a la modelo para que el intenso amarillo del vestido ganara en protagonismo”, según Pinós.
‘Cartel de Pél i Ploma’
Entre las excepcionales obras expuestas está uno de los cuatro carteles que Casas realizó para la revista Pèl i Ploma, que se regalaba con la suscripción de este semanario (a 10 céntimos) y que “se agotó a los pocos meses. Está inspirado en La noia decadent que se conserva en el Museo de Montserrat y es un cartel totalmente actual que es difícil de ver”, explica el galerista que asegura que la mayoría de piezas son propiedad de coleccionistas particulares. También destaca, un conjunto de 25 baldosas pintadas por Casas que se vendían por separado junto a la misma revista y que representan una actualización, de comienzos del siglo XX, de las tradicionales rajoles de oficis en las que pueden verse a gente duchándose, sentada en un váter o paseando en bicicleta. “Hay muchas baldosas sueltas pero conjuntos completos, solo dos”.
El coche que preside la exposición de Gothsland (abierta hasta el 28 de febrero) —“colocado con la misión de que haya más gente, un público más joven que se decida a entrar a ver las obras de este artista actual”, es el mismo que el de la famosa obra La Chafeusse, que decora La rotonda del Círculo del Liceo de Barcelona. Otro auto parecido, en realidad un Delaunay-Belleville, aparece en primer plano de la enorme La cochera, pintada en 1907 y que se localiza en Moià (a medio camino entre Barcelona y Sant Benet, segunda residencia del pintor), tal y como Pinós identificó a partir de una fotografía que realizó el propio pintor para luego poder pintarla.
La última vez que se habló de esta obra, —en la que aparece el único mosso d’esquadra que pintó Casas— se aseguraba que costaba alrededor de los 500.000 euros. Pero no está a la venta. El resto de las 39 pinturas sí. Y se pueden comprar si se está dispuesto a pagar entre 19.000 y 180.000 euros que cuesta la modelo de Montmartre que parece desear dar un paseo en descapotable por las calles de Barcelona, tal y como hizo hace más de un siglo por París.
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