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Jordi Cuixart: “El soberanismo debe dar juego a nuevos liderazgos”

El presidente de Òmnium asegura que está en la cárcel por sus ideas políticas pese a no ser político

Jordi Cuixart frente a a Audiencia Nacional antes de declarar.
Jordi Cuixart frente a a Audiencia Nacional antes de declarar.jaime villanueva

Este martes 16 de octubre se cumple un año del ingreso en prisión del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart (Santa Perpètua de Mogoda, Barcelona, 1975), procesado por rebelión. Recibe a EL PAÍS en la prisión de Lledoners (Barcelona). La entrevista dura 45 minutos a través de un cristal y se realiza sin grabadoras ni cámaras. Acusado de liderar la manifestación del 20 de septiembre de 2017 ante el Departamento de Economía de la Generalitat, Cuixart dice que no se arrepiente de nada de lo que hizo ese día. Volvería a subirse al coche de la Guardia Civil. “Estoy preso por mis ideas políticas, pero no soy un político”.

Pregunta. Defiende la unidad de acción del soberanismo. Sin embargo, lo que hemos visto en el Parlament en los últimos días dista mucho de ello.

“¿Dónde están las armas que yo he repartido?”

P. ¿Volvería a repetir lo que hizo aquel día frente al Departamento de Economía?

R. Sí. El juez Llarena no habla para nada del coche en sus autos. No nos tiene en prisión por habernos subido al coche de la Guardia Civil. Nos subimos allí para desconvocar una manifestación. ¿Dónde están las armas que yo he repartido? ¿Quién me ha escuchado llamando a la violencia? ¿Cómo hemos conseguido anestesiar a la sociedad española para que no se pregunte qué decíamos realmente encima de un coche de la Guardia Civil?

P. ¿Qué pasará si son condenados?

R. La sociedad catalana deberá actuar con responsabilidad y serenidad. Tenemos derecho a movilizarnos pacífica y democráticamente. Volveremos a salir a la calle.

Respuesta. La represión tiene como objetivo dividir, dividir en este caso al soberanismo. Tenemos un presidente en el exilio, un vicepresidente en la prisión, también un líder de un grupo parlamentario en la cárcel. No podemos salir de este escenario. Son parte de los efectos de esta represión. Ahora estamos en una nueva fase, en la que lo que se dice se debe cumplir porque la sociedad catalana es muy exigente. Todo aquello a lo que se comprometan los políticos debe llevarse a cabo. Toca rehacer las estrategias en el Parlament. El soberanismo debe dar juego a nuevos liderazgos. El procés debe alimentarse de nuevos liderazgos. Aquello que digamos debe llevarse a cabo hasta las últimas consecuencias.

P. ¿Se está gobernando a golpe de teléfono desde Bruselas?

R. No podemos eludir que lo que ha hecho el juez Llarena es pervertir la mayoría parlamentaria con sus decisiones. Pero tenemos que evitar el exceso de gesticulación, ya que corremos el riesgo de dejar de ser creíbles.

P. Pero el juez propuso una fórmula de sustitución de los seis diputados que no alteraba esa mayoría y algunos diputados, como los de ERC, la han aplicado.

“Llarena ha incidido en la normalidad de la vida parlamentaria”

R .Lo que hace el juez instructor es incidir en la normalidad de la vida parlamentaria. La propia convocatoria de elecciones ya fue del todo irregular.

P. Se hizo aplicando el artículo 155 de la Constitución, aprobado en el Senado por amplia mayoría.

R. El problema es que se están haciendo cosas que nadie comprende. El deber de los políticos es explicar bien lo que se hace.

P. ¿Cataluña está partida?

R. Nunca hablaría de fractura social, pero sí de división, como puede haber en Madrid sobre el pacto del Valle de los Caídos.

P. Pero ahora se añade el problema de la frustración de buena parte del independentismo. ¿Cómo se gestionará esta situación?

R. Lo que se está produciendo en Cataluña es una revolución de los valores. Las imágenes de las cargas policiales del 1-O hacen cambiar muchas percepciones.

P. Òmnium ha batallado históricamente para que Cataluña no se divida por razones de lengua u origen, lo que se denominaba Catalunya, un sol poble (Cataluña, un solo pueblo). ¿Queda algo de ello tras el procés?

R. Históricamente hemos trabajado para recoser la sociedad catalana, pero ahora estamos en una situación en que los catalanes no nos podemos sentir ciudadanos de pleno derecho en el Estado español. No se nos respeta.

“Lo que sea bueno para Cataluña a la larga será bueno para los presos”

P. ¿Cree que llegar a una solución es más fácil con Pedro Sánchez en La Moncloa?

R. Es obvio que el tono ha cambiado, pero no el contenido. No quiero minimizar declaraciones de los ministros Batet o Borrell sobre la prisión preventiva, pero es cierto que al Estado le importunamos como presos políticos. La desproporción de las medidas que se nos han aplicado es colosal.

P.  ¿Quiere decir que mientras estén presos no hay solución?

R. No. Lo que sea bueno para Cataluña a la larga será bueno para los presos. Quiero salir de la cárcel con dignidad. Invoco a Ernest Lluch, hay que buscar las máximas complicidades, nunca renunciaremos al derecho a la palabra. Como presidente de Òmnium negaría mi función si renunciara al diálogo. Me dejaré la piel para que la gente pueda votar. De nuestras sentencias dependen los derechos y libertades de los ciudadanos españoles. Estas sentencias sientan jurisprudencia. Como Òmnium lo que decimos es que ni la Audiencia Nacional ni el Supremo ofrecen garantías de que tengamos un juicio justo.

P. Visto que la independencia ni ha llegado ni se la espera a corto plazo, ¿no ha tenido el independentismo un déficit de realismo?

R. Es obvio que no estamos en una república, pero también es obvio que hay una mayoría favorable a la república y que en el Parlament no hay una mayoría para hacer presidenta a Arrimadas [Inés, líder de Ciudadanos en Cataluña].

P. La semana pasada un grupo de manifestantes independentistas llamó a asaltar el Parlament y los Mossos tuvieron que impedirlo. ¿Le preocupa esta situación de mayor violencia?

R. No podemos magnificarlo: violencia es enviar 8.000 agentes a impedir una votación o suspender la ley de pobreza energética. Pero tampoco podemos banalizarlo. El soberanismo tiene que hacer bandera del pacifismo.

P. ¿Su peor día en prisión?

R. Ha habido de todo, pero seguramente fue el día de Navidad. Aquella noche se hizo un silencio… aunque al final acabamos cantando villancicos. Sin duda he tenido más momentos felices que malos. Pero la realidad es que he podido tocar a mi hijo durante este año el equivalente a 4,5 días.

P. Surgen denuncias de que se les dispensa un trato de favor respecto a otros presos. ¿Es así?

R. Que venga a prisión Xavier García Albiol (PP) y pregunte a nuestros compañeros de módulo. No hay posibilidad de no hacer el horario establecido o de no cumplir las normas internas.

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