El verano de los relámpagos
Hasta 362 rayos han impactado en el suelo en la comarca del Barcelonès. El Meteocat y el Observatorio Fabra lo achacan al simple azar metereológico
El azar meteorológico decidirá si las lluvias torrenciales que este verano han caído sobre Barcelona se repetirán el próximo verano. Porque es precisamente la casualidad, coinciden desde el Meteocat y el Observatorio Fabra, el origen de las intensas tormentas cargadas con gran aparato eléctrico que han descargado sobre la ciudad las últimas semanas. Del 1 de junio al 15 de septiembre hasta 362 rayos tocaron tierra en la comarca del Barcelonès (261 en la ciudad de Barcelona). Es la cifra más alta desde 2004, último año del que el Meteocat aporta cifras.
La tormenta del 6 de septiembre llegó a convertir en auténticas rías algunas calles de los barrios del Eixample y el Raval. El 16 de julio, una trompeta marina se posó sobre la capital catalana. “Algo impresionante y poco común de ver”, explica Alfons Puertas, meteorólogo del Observatorio Fabra. Las tormentas se repiten cada año a finales de verano y principios de otoño.
La explicación es que es cuando la temperatura de las aguas superficiales llega a su máximo anual (25º en la mitad sur del litoral), lo que origina más nubes. Durante agosto se registraron temperaturas muy elevadas en el Mediterráneo, con 30 grados los primeros diez días del mes, según cifras de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En el Observatorio Fabra, en la sierra de Collserola, con registros desde 1914, este ha sido el tercer verano más cálido de la serie, con una temperatura media de 24,2º grados.
<CS8.7>“Lo curioso es que esta vez, y hasta en tres ocasiones, las tormentas han caído de manera intensa sobre la ciudad. Pero es por una cuestión de azar y sería muy aventurado achacarlo a la contaminación o al cambio climático. De hecho, en un contexto de cambio climático, en esta zona, las lluvias serían más escasas y todavía más irregulares”, resume Aleix Serra, meteorólogo del Meteocat.
La mayor tormenta registrada en Barcelona fue la del 6 de septiembre, cuando en menos de dos horas se contabilizaron 111,2 litros por metro cuadrado en la Font del Gat (Montjuïc) y 85,8 en el Raval, lo que causó importantes daños a los comerciantes. Por el contrario, ese día en el observatorio solo se recogieron 2,2 litros. “Eso se explica porque las tormentas pueden tener un radio de 10 kilómetros. De ahí que, mientras en una parte de la ciudad se registran lluvias de una gran intensidad, en otras casi no se percibe. Algo normal”, añade Serra.
Precisamente la tormenta del 6 de septiembre fue probablemente la más importante desde la noche del 31 de julio de 2002, según el Meteocat. “Apasionante desde un punto de vista meteorológico por la cantidad y la intensidad de lluvia”, dice Puertas, quien incide en la idea de que este año las trombas de agua han sido más visibles porque han caído precisamente sobre la capital, donde viven 1,6 millones de personas. También en la cantidad de aparato eléctrico. La tormenta estaba literalmente encima de la ciudad y los rayos resonaban como hacía mucho que no se recordaba. El 17 de agosto también se vivió una tormenta parecida. De ahí que la cifra de rayos que tocaron tierra este verano es, con diferencia, la más alta de los últimos 14 años en Barcelona. Solo este verano han caído sobre la ciudad más del doble de los que cayeron en los años 2015 (54), 2016 (31) y 2017 (28) juntos. “Hay menos peligro cuando caen sobre la ciudad que en el campo, ya que hay más estímulos, como edificios altos o antenas que los atraen. Por lo que es menos probable que impacten sobre alguien”, explica Serra.
Lluvia desapercibida
Serra añade que tampoco se puede decir que haya habido un aumento de tormentas torrenciales en Cataluña (o en especial Barcelona) en los últimos años. “A veces caen cerca del aeropuerto, y pasan desapercibidas en la ciudad”, insiste. Con todo, el proyecto Escat, realizado por el Meteocat y la Oficina Catalana del Cambio Climático y publicado en 2012, alerta de que en 2050 en Cataluña aumentarán las lluvias torrenciales y extremas, con más de 200 litros por metro cuadrado en 24 horas, a la par que disminuirán los meses lluviosos.
Este verano, sin embargo, no ha sido tan lluvioso en toda Cataluña. Mientras Barcelona vivía unas espectaculares tormentas, las precipitaciones han sido irregulares, en especial en el prelitoral sur y el Delta del Ebro, también en el extremo norte del litoral, prelitoral central, en el litoral norte, en la Cataluña central y el prepirineo.
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