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La crisis catalana cruza la frontera

Un centenar de alcaldes del sur de Francia han firmado un manifiesto en solidaridad con los presos separatistas

Marc Bassets
Pancarta en la fachada de la sede del Consejo Departamental de los Pirineos Orientales.
Pancarta en la fachada de la sede del Consejo Departamental de los Pirineos Orientales.Toni Ferragut (EL PAÍS)

“Nosotros debemos apoyar a los catalanes del sur. Es nuestra historia”, dice Claude Ferrer, alcalde del pueblo francés de Prats de Molló, a 60 kilómetros de Perpiñán, en la frontera pirenaica con España. Ferrer, que es de origen español, es uno de los promotores del manifiesto que han firmado, hasta el momento, un centenar de alcaldes del Departamento Francés de los Pirineos Orientales en solidaridad con los líderes independentistas catalanes que están en prisión preventiva por presuntos delitos de rebelión, sedición y malversación de fondos.

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Uno de los firmantes es el regidor de Perpiñán, Jean-Marc Pujol. El pasado 31 de agosto, Pujol recibió al presidente de la Generalitat de Cataluña, Quim Torra y le entregó la medalla de oro de la ciudad. Pujol se puso, para la ocasión, un lazo amarillo, símbolo de solidaridad con los líderes independentistas presos. Unos días después, el alcalde recibió una carta firmada por el embajador de España en París, Fernando Carderera, fechada el 4 de septiembre y con sello de la Embajada. “Dudo que usted sea consciente de la significación que este símbolo reviste”, escribe el embajador, en alusión al lazo. “Usted no ignora que quienes usan este lazo amarillo en Cataluña ponen en duda la división de poderes en España, así como la independencia del poder judicial”, sigue.

El embajador lamenta igualmente que, “en tanto que cargo electo de la República”, Pujol “falte de manera muy grave al respeto a las instituciones democráticas españolas y al orden constitucional”. Y termina notificando que la carta se envía con copia al presidente del Senado francés, al Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores y a la presidenta del Consejo General de los Pirineos Orientales.

“Me sorprendió mucho que el embajador de España me diese un curso de Derecho constitucional”, comenta Pujol en su despacho. Él no lleva el lazo, asegura, para cuestionar el Estado de derecho español, y no es favorable a la independencia ni al referéndum unilateral. Tampoco cree que haya presos políticos en España. Lo lleva, sostiene, por “solidaridad política”. Pujol pertenece a Los Republicanos, el gran partido de la derecha tradicional francesa.

El 7 de septiembre, el alcalde envió una carta de respuesta al embajador. “Me parece que está injerencia está totalmente desplazada”, escribió, añadiendo que consideraba “inadmisible” que Carderera hubiese enviado copia de la carta a otras autoridades francesas. “Evidentemente”, concluía, “no responderé sobre el fondo de sus palabras”.

Otros responsables locales han ido más allá que el alcalde de Perpiñán, que solo se pone lazo ocasionalmente. En la fachada de la sede del Consejo Departamental, es decir, el Gobierno de los Pirineos Orientales, presidido por la socialista Hermeline Malherbe, cuelga una pancarta que reza, en francés y catalán: “Por el respeto a las libertades y los derechos fundamentales”. Está flanqueada por dos grandes lazos amarillos.

“Del mismo modo que no me permito pronunciarme sobre la independencia, tampoco me permito emitir un juicio sobre la justicia española”, dice Malherbe. “Constato, como muchos otros, que un cierto número de personas han sido encarceladas de manera preventiva. Pero no me molesta que la justicia siga su curso, al contrario”.

La carretera de Perpiñán a Prats de Molló pasa por pueblos, puentes y rotondas donde aquí y allá se ven lazos amarillos. De plástico, anudados en barandillas o dibujados en el asfalto. “Decimos que queremos defender la democracia: no se puede admitir que personas hayan ido a prisión por ideas políticas por las que han sido elegidos democráticamente”, afirma Claude Ferrer, el alcalde de Prats de Molló. “Somos franceses y tenemos el corazón catalán”, dice.

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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