Es Baluard, desde una perspectiva de género
El museo de arte contemporáneo de Palma de Mallorca reactiva su colección incorporando 50 obras de 36 artistas
A punto de cumplir los 15 años de vida, Es Baluard, el museo de arte moderno y contemporáneo de Palma de Mallorca, presenta su décima revisión de la colección permanente. La muestra, que ocupa toda la primera planta hasta el 6 de enero, esboza nuevos relatos a partir de la distopia, los géneros y la idea de paisaje interior y exterior. “Desde Implosión, mi primera presentación de la colección he intentado romper con el relato hegemónico para construir nuevas visiones a partir de los colectivos subalternos y las voces silenciadas”, explica Nekane Aramburu, directora de Es Baluard y comisaria de la muestra. Para desplegar su nuevo relato, Aramburu ha contado con un fondo de 719 obras, de las cuales 103 se han incorporado desde 2016 y 50 en el último año. “Considerando que desde 2013 en total se han adquirido 148 piezas, el museo demuestra un importante reimpulso económico. Sin embargo, pese a los esfuerzos realizados en los últimos años, la presencia de artistas mujeres, que se cifra alrededor del 18% (la colección se compone de 269 hombres y 49 mujeres), sigue siendo muy inferior a la deseada”, indica Aramburu que para este montaje ha incrementado el protagonismo femenino con préstamos y depósitos, alcanzando un total de 25 mujeres de los 72 artistas seleccionados.
“La muestra quiere poner de manifiesto la filosofía del museo, a partir de nuevas interpretaciones de las piezas significativas de la colección que aluden a la relación entre los paisajes interiores y los exteriores, el ser social y la intimidad individual y las problemáticas de género”, explica Aramburu, que ha incorporado 28 obras de las 50 adquiridas en 2017. La directora plantea un recorrido circular, ajeno a la cronología que el espectador puede explorar a su antojo, contribuyendo a crear nuevos relatos a partir de los diálogos que se establecen entre las piezas. “Lejos de ofrecer una presentación historicista, las obras remiten a tres cuestiones fundamentales —los soportes, los géneros y los paisajes— desde las vanguardias del siglo XX pasando por la pintura de los 80, las primeras experiencias de vídeo, performance y arte sonoro, hasta la actual mezcla de medios”, indica Aramburu.
Destaca la adquisición de un conjunto de siete piezas, realizadas entre 1963 y 1974 por Wolf Vostell y la instalación audiovisual Foresta di Fuoco del italiano Fabrizio Plessi, ambos muy vinculados a las Baleares. Otro diálogo interesante se establece entre Joan Miró, Juan Muñoz (gracias a un préstamo de la Fundación Botín), Teresa Matas y Susy Gómez, “cuyas obras evocan seres aislados en contraposición con su entorno y experiencias”, según Aramburu. Concha Jerez, pionera del arte sonoro y activa defensora del papel de la mujer en el arte, ha donado a la colección una instalación mural creada para Es Baluard a partir de su obra Silencio, concebida en 1980, cuando el artista Juan Hidalgo le dio a conocer la experiencia de John Cage en la cámara anecoica.
El canto del cisne de Aramburu
Aramburu se despide de Es Baluard con su último montaje de la colección. Desde que en 2013 tomó las riendas del museo ha conseguido reactivar la política de compras y las relaciones con otros centros nacionales y extranjeros, que se ha reflejado tanto en las actividades como en los préstamos y depósitos. Además ha establecido un intenso programa de actividades de investigación y reflexión alrededor de las exposiciones, que han atraído nuevos públicos y contribuido a su fidelización. En marzo 2019, cuando se cumplirán nueve desde su nombramiento, dejará Palma y un museo más fuerte.
“Desde el principio he reivindicado el trabajo de las artistas. Por ello, la muestra propone diversas lecturas transversales a partir de obras situadas estratégicamente en el recorrido, que nos permiten colmar las lagunas de la historia del arte oficial”, asegura Aramburu que ha incorporado piezas de Sylvie Fleurie, Nan Goldin, Dominique González-Foerster, Kimsooja, Eva Lootz, Doris Salcedo, Susana Solano y Yannick Vu. La vertiente queer está representada por una obra sobre Ocaña, captado por la cámara de Gérard Courant y un retrato en forma de documental de Mohammed Soueid sobre la transexualidad en Líbano.
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