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La Guàrdia Urbana desaloja el campamento de Glòries

El Ayuntamiento justifica la acción en riesgos de “seguridad y salubridad” para los chabolistas, entre los cuales hay tres bebés

Alfonso L. Congostrina
Las excavadoras destruyendo el campamento
Las excavadoras destruyendo el campamento Carles Ribas

El Ayuntamiento de Barcelona desalojó esta mañana a decenas de chabolistas que llevaban años instalados en un campamento cronificado en un solar junto a plaza de las Glòries,justo en la zona comprendida entre las calles Pamplona y Álava y Bolivia y Tánger. A las 9.00 de la mañana, decenas de agentes de la Guardia Urbana, acompañados con técnicos del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales de Barcelona (CUESB), accedieron al solar e informaron a los 46 chabolistas —entre ellos tres bebés y dos menores— que tenían que abandonar la zona. Los barraquistas recogieron apresuradamente sus pertenencias, entre gritos, mientras varias excavadoras destrozaban todas las barracas y limpiaban la zona, donde se construirán pisos.  

El Consistorio admite que el campamento de Glòries se instaló en marzo de 2016 y desde entonces ha habido una presencia más o menos estable. El solar tiene dos propietarios: uno es una promotora que ya ha anunciado la construcción de una promoción de pisos de forma inminente y el otro es el propio Ayuntamiento, que junto a los nuevos edificios diseñará una nueva zona verde.

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El Consistorio justificó el desalojo alegando que existe riesgo de “seguridad y salubridad” para los chabolistas. La mayoría de barraquistas sabían desde el viernes que debían abandonar la zona. Técnicos municipales habían contactado con 60 de ellos y les había alertado de la operación policial.

“No tenemos donde ir, vivimos de la chatarra y de lo que vendemos allí”, lamentaba uno de las personas señalando a las plazas donde se instalan los bautizados mercados de la miseria. “Llevo diez años en España y sobrevivo como puedo, sin robar ni molestar a nadie”, justificaba otro chabolista.

En el campamento derruido compartían espacio varias nacionalidades, por un lado los subsaharianos, por otro las personas procedentes del Magreb y, los últimos en llegar han sido los rumanos. No todo dentro del campamento era una convivencia tranquila: algunos de los barraquistas alertan de unas mafias que alquilaban barracas y otros chabolistas que duermen en pensiones y utilizan el solar como almacén de chatarra.

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Durante el desalojo, los agentes contabilizaron 46 chabolistas, de los que solo 15 aceptaron ser realojados por los servicios sociales del consistorio. Entre ellos, familias con tres recién nacidos y dos menores de edad que fueron acompañados por la Guardia Urbana a la Fiscalía.

Según datos del primer trimestre de 2018, en Barcelona viven 536 personas en 77 asentamientos diferentes. La teniente de alcalde Laia Ortiz afirmó ayer que en los últimos meses se ha producido un incremento de barraquistas por las políticas que les expulsa de zonas de Francia e Italia.

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