Objetivo de la consejera Borràs: 65 euros en cultura por habitante y año
El polémico manifiesto Koiné se cuela en la presentación de las líneas de actuación del departamento
“Mañana mismo iré a ver al consejero de Economía para decirle que estamos todos de acuerdo en que la cultura necesita más presupuesto”, dijo la consejera de Cultura Laura Borràs entre risas al resto de diputados de la comisión de Cultura del Parlament que se celebró ayer por primera vez, coincidiendo con el primer mes en el cargo. El acuerdo vino tras plantear la consejera que entre sus objetivos estaba “un presupuesto justo y sin porcentajes que represente unos 65 euros por habitante y año”. Una cifra que es casi el doble del actual de 34 que destina la Generalitat a Cultura, uno de los presupuestos más bajos de todas las consejerías. En cifras absolutas sería pasar de 240 millones actuales a 320 de esta legislatura para acabar destinando 487 millones “en una segunda legislatura”.
Pero esas risas fueron de las pocas que se vieron durante esta primera comisión. Los grupos de la oposición, sobre todo Ciudadanos y Partido Popular, pero también el PSC y Catalunya En Comú, criticaron la presentación que hizo la consejera en presencia de algunos miembros de la cultura catalana como Manuel Forcano, director del Instituto Ramon Llull, Xavier Albertí, de Teatre Nacional de Catalunya o la plana mayor del CoNCA.
Los momentos más tensos estuvieron relacionados con el polémico manifiesto Koiné que Borràs firmó y en el que se reclamaba que el catalán tuviera estatus de “lengua territorial” en una Cataluña soberana. “Lo firmé a título personal, como parte del claustro de la Universidad, no como directora de la Institución de las Letras Catalanas”, aseguró tras defender que se trata de un documento “que explica el contexto en el que nos encontramos”. El diputado del PSC Rafael Bruguera, en el turno de réplicas, le pidió que rectificara: “En caso contrario, creemos que estaría inhabilitada para ejercer este cargo”. Por su parte, Alejandro Fernández, del Grupo Mixto elevó el tono acusándola de “cierta hispanofobia” por algunos de sus tuits, momento en el que la sonrisa se borró del rostro de la consejera. Borràs, no obstante, se defendió leyendo uno de los puntos del manifiesto en el que se ve el “multilingüismo como una riqueza” y en el que se apuesta “por medidas para que todo el mundo se siente reconocido e incluido, también en lo que respecta a la lengua”. Y cerró con un lapidario: “Si alguien no está de acuerdo con esto tiene un problema, y no es lingüístico”.
En una intervención salpicada de referencias a escritores como Emili Teixidor, Steiner, Mercè Rodoreda, Montserrat Roig, Manuel de Pedrolo, Isabel-Clara Simó, Eugeni D’Ors y Umberto Eco, entre otros, Borràs enumeró algunas de las principales líneas de su mandato que recoge en el documento Cultura: herramienta de transformación, en el que se incluye la creación de un carné único para la cultura a partir del de bibliotecas que tienen ya casi cuatro millones de catalanes (una idea que ya planteó su antecesor Ferran Mascarell); reactivar la tasa del audiovisual suspendida por el Constitucional; desplegar el Plan de Museos que lanzó Santi Vila pero que acabó presentando Lluís Puig; desarrollar programas para incentivar la lectura y conseguir una mayor equidad en las líneas de subvención de su departamento para superar las incorrecciones de género. También, desarrollar un plan de archivos y una ley de patrimonio inmaterial que “puede confluir con la necesaria nueva ley del patrimonio catalán”, así como la aplicación del estatuto del artista siguiendo las recomendaciones del CoNCA del que también pidió su remodelación y la renovación de sus miembros.
“Supremacista”
Borràs, tras defender que la cultura es parte del estado del bienestar, pese a que no ha acabado encontrando “un eco apropiado en el marco de la asignación presupuestaria” y que ésta “no se debe medir solo en términos de rendimientos económicos”, aseguró que su objetivo principal es conseguir situar a la cultura “en un lugar transversal del gobierno de la Generalitat”. Para eso planteó que realizará una reunión con el resto de los consejeros tras la creación de una Comisión Delegada del Govern. Otro de sus planes previstos es trabajar para la internacionalización de la cultura popular poniendo como ejemplo el “éxito” del que “oiremos hablar” de la presencia catalana en el Smithsonian Folklife Festival de Washington que ha llevado, tal y como mostró a que un castell apareciera en la portada del Washington Post con el Capitolio al fondo.
Este polémico viaje fue aprovechado en el turno de las preguntas por Héctor Amelló de Ciudadanos para acusarla de haber ido a “generar lío y confrontación”, después de decir que tenía una “visión reaccionaria, supremacista, excluyente y sectaria de la cultura”, y de poner la cultura “al servicio de su ideología”.
Al final, Borràs pudo arrancar una sonrisa a todos cuando dijo: “Una mala noticia. Mi familia no tiene nada que ver con Magia Borràs. Llevo solo un mes. Denme tiempo”.
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