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Vagones con un siglo de vida y como nuevos

Metro de Madrid restaura trenes históricos incluidos los primeros que inauguraron el suburbano en 1919

Esther Sánchez
Unidad restaurada para exposición del centenario del Metro de Madrid.
Unidad restaurada para exposición del centenario del Metro de Madrid.Inma Flores

Dormían en los depósitos de la compañía de Cuatro Vientos muy deteriorados, con pintadas y vandalizados. Hasta que Metro de Madrid decidió rescatar 10 de estos coches, para convertirlos en los protagonistas el año que viene de una exposición conmemorativa del centenario del popular medio de transporte, inaugurado el 17 de octubre de 1919 por Alfonso XIII con la línea 1 que conectaba la Puerta de Sol con Cuatro Caminos. El primer tren recobrado llegó hace dos semanas a los talleres de la empresa en Canillejas.

Se trata de una reluciente unidad modelo MR6 (modelo Cuatro Caminos), compuesta por coche motor y remolque, una con las que se estrenó el servicio, pero ampliada en 1936 para dar respuesta al incremento de demanda. El mismo tipo de vagón, sin agrandar, el MR9, se encuentra en plena restauración. "Su valor es extraordinario, porque se trata de una de las primeras piezas del medio de transporte", explica Borja Carabante, consejero delegado de Metro de Madrid.

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El coche cubría los 3,48 kilómetros que separan Sol de Cuatro Caminos a una velocidad máxima de 55 kilómetros por hora (en la actualidad pueden llegar a los 105 kilómetros por hora en las líneas más anchas). El trayecto pasaba por seis estaciones intermedias. El resto de los vagones que conformarán la exposición comenzaron a rodar en 1942, 1955 y 1965.

Los antiguos vehículos se guardaban muy deteriorados y vandalizados debido a que hasta hace 10 años permanecieron a la intemperie. "Estaban llenos de pintadas y de su interior habían desaparecido casi todos los elementos originales", explica José Bao, coordinador de talleres centrales de Metro. Faltaban, por ejemplo, el tirador de alarma, la maleta de freno, la rana (palanca de marcha adelante y atrás) o el manómetro. "Los asientos también estaban destrozados, pero lo importante era la caja y eso lo teníamos", añade. Muchos de los trenes históricos se vendieron como chatarra cuando se jubilaron. “Pero, afortunadamente, guardamos casi todo y se conservaron dos coches de cada una de las series”, indica el consejero delegado.

En el modelo más antiguo, el MR9, que medía 11,75 metros de largo, cabían 114 personas en el coche del motor y 120 en el remolque, de ellos solo 24 sentados. "Se amortizaron bien porque permanecieron en servicio unos 70 años, hasta 1989, fecha en la que se acabaron de retirar", sostiene Bao. En la actualidad, aguantan alrededor de 30 ó 40 años. Su estructura era totalmente metálica, tanto el exterior como el interior (sin ningún revestimiento), para el piso se utilizó madera y los asientos estaban forrados de tela. “Los trenes contaban con cierre automático que el jefe de tren quitaba y la gente abría las puertas a mano”, describe Bao. Los ventiladores no aparecieron hasta la época de los sesenta, por lo que los coches se aireaban a través de unas aberturas en el techo.

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Todavía faltan por restaurar la unidad tipo Quevedo con la que se inauguró el trayecto Puerta del Sol a Quevedo en 1924, y otra tipo Ventas que se estrenó con la línea 2 de Ventas a Puerta del Sol en 1923. La exposición contará también con el modelo Salamanca de 1942, el primero con cuatro puertas por cada lado, además del M-504 y M-505, modelo Legazpi, que circulaba por la línea 5 y que construyó una empresa madrileña. De ahí, se pasa a los modelos 1.121 y 1.122 de 1965, que "representan un gran cambio tecnológico, y donde los asientos se situaron por primera vez de forma longitudinal", puntualiza Bao.

La lucha por conservar el patrimonio

La compañía ha conservado el vestíbulo original de la estación de Pacífica obra del arquitecto gallego Antonio Palacios de 1923. “Es uno de los pocos que se han podido salvar”, explica Borja Carabante, consejero delegado de Metro de Madrid. Otro de los lugares recuperados, pero sin uso, es la estación de Chamberí, que cerró en 1966 para convertirse en una parada fantasma. Se puede visitar, hasta con guía, y contemplar los antiguos torniquetes, el solado original o una máquina expendedora antigua. Más difícil es la lucha de varias asociaciones como Madrid Ciudadanía y Patrimonio por conservar las cocheras del metro en Cuatro Caminos, donde está prevista la construcción de viviendas o los restos que se han localizado del antiguo vestíbulo, también de Palacios, en las obras de la estación de Gran Vía.

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Sobre la firma

Esther Sánchez
Forma parte del equipo de Clima y Medio Ambiente y con anterioridad del suplemento Tierra. Está especializada en biodiversidad con especial preocupación por los conflictos que afectan a la naturaleza y al desarrollo sostenible. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense y ha ejercido gran parte de su carrera profesional en EL PAÍS.

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