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La demanda de la escuela pública desborda las previsiones en Barcelona

La Fapac cifra en cerca de 500 los menores del Área Metropolitana que se han quedado sin plaza pública en su barrio

Jessica Mouzo
Una clase del colegio Joaquim Ruyra de L'Hospitalet
Una clase del colegio Joaquim Ruyra de L'HospitaletGianluca Battista

El aumento de demanda de escuela pública en la preinscripción escolar ha generado un tapón en las puertas de numerosos colegios del Área Metropolitana. Las familias denuncian la mala planificación de la Administración en favor de la escuela concertada y en detrimento de la pública. Las asociaciones de padres cifran en cerca de 500 los menores que se han quedado sin plaza en el centro elegido.

Hasta el 12 de junio no saldrán los resultados definitivos de la asignación de plazas en primaria y secundaria, pero los padres ya han hecho sus cálculos y las cuentas no les salen. La Federación de Asociaciones de Padres y Madres de Cataluña (Fapac) asegura que 242 menores en la ciudad de Barcelona, 15 en Gavà, una treintena en L’Hospitalet y 190 en Badalona se quedarán sin plaza en el centro público de su barrio. El problema, alegan, es la “falta de planificación” del Departamento de Enseñanza. “Es un problema sistémico de falta de planificación y como consecuencia de todas las líneas que se han cerrado en la pública y todo lo que no se ha construido en estos siete años”, explica la presidenta de Fapac, Belén Tascón.

En los últimos años, los resultados de la preinscripción escolar han cristalizado un giro de las preferencias familiares hacia la escuela pública, una situación que, según los padres, la Administración no ha tenido en cuenta. “Las familias quieren una escuela pública de proximidad”, apunta Tascón. Pero la oferta final de plazas públicas en la preinscripción obligan a muchas familias, según la Fapac, a irse a colegios de otros barrios o a aceptar entrar en una escuela concertada.

“A corto plazo, las soluciones son malas: o aumentar la ratio, o ir a la concertada, o hacer bolets [líneas extraordinarias a los grupos estables de los que dispone la escuela en los cursos de P3 o primero de ESO para absorber el alumnado adicional]. La menos mala es el bolet”, admite Tascón, aunque matiza que “antes de hacer bolets, hay que ocupar todas las plazas públicas libres que hay en el barrio y abrir las líneas que se han cerrado”. Según la Fapac, el Departamento de Enseñanza cerró alrededor de 650 grupos en los últimos siete años, el 83% en la escuela pública.

Aunque las protestas familiares en torno a la falta de plazas públicas cerca de su casa no es un fenómeno nuevo, este curso se ha recrudecido. El Consorcio de Educación de Barcelona y Enseñanza hacen encaje de bolillos a contrarreloj para serenar a los padres. “El proceso de preinscripción parte de una oferta inicial que prevé suficientes plazas para la población escolar buscando el equilibrio entre la equidad y las demandas de la familia. Una vez hecha la preinscripción escolar, se ajusta la oferta para dar la mejor respuesta, corrigiendo posibles desajustes, momento en el que estamos ahora”, explica una portavoz. Enseñanza señala que aún no hay plazas asignadas definitivamente (hasta el 12 de junio) y tilda de “pura especulación” los escenarios que puedan surgir hasta entonces.

“Los niños tendrán que ir a otro barrio”

Eduard Mambrilla es uno de los afectados por la falta de plazas públicas en colegios de proximidad en Badalona. Su hijo, que pasa ahora a primero de la ESO no tiene plaza donde quería. “Los institutos del barrio de Llefià no tienen plaza y nos emplazan a cambiar de barrio, a Sant Roc. Los niños tendrán que ir a otro vecindario y algunos padres creen que en ese barrio no hay un ambiente bueno para su educación”.

La Fapac se reunió ayer con Enseñanza para abordar el problema de Badalona, donde calculan que 83 niños de P3 y 104 de primero de ESO se quedarán sin plaza pública cerca de su casa. El Departamento aseguró que están estudiando varias propuestas, como abrir tres ‘bolets’ de P3 en tres escuelas.

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Sobre la firma

Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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