¿Qué le pasa a la cultura?

La cultura aporta entre el 2,7 y el 3% del PIB de Cataluña, y empleaba este primer trimestre del año a unas 167.000 personas (el 5% de la población activa). “Pero no hay visiones estratégicas para ella; se da mucha retórica y mucho discurso, y el resultado, por ejemplo, es que el 60% de los catalanes ni pisan los museos y de los 60 euros que debería invertir por ciudadano en cultura la Generalitat según estándares internacionales, apenas alcanzan los 36 euros”, lamenta Jordi Pardo, director general de la Fundació Pau Casals, pero también vicepresidente del Cercle de Cultura, espacio de diálogo y debate sobre la cultura creado en 2010 bajo los auspicios del influyente Cercle d’Economia. Para “compilar reflexiones y datos, que no conclusiones, que sirvan a las instituciones y al sector para recuperar la centralidad de la cultura, como tuvo en la Transición”, según Segimon Borràs, presidente del Cercle de Cultura, ésta ha organizado el Fòrum Cultura 2020, que desde ayer y hasta mediados del año próximo realizará una notable serie de encuentros de expertos para revertir la situación.

El ambicioso programa consta de una serie de debates organizados a partir de ocho ejes temáticos, cada uno de ellos con dos sesiones de trabajo y un reconocido experto al frente como coordinador. Ayer, en el Teatre Romea, arrancó la primera convocatoria, la agrupada a partir de la creación artística, que encabeza el productor cinematográfico y gestor cultural Jordi Balló. Toma el relevo este mismo mes (días 22 y 31) el de Cultura y Educación (con Gemma Carbó, Directora de la Cátedra UNESCO de Políticas Culturales y Cooperación). Seguirán los vínculos cultura y economía (con Xavier Cubeles, profesor experto en la vertiente financiera en estudios culturales), equipamientos culturales (Pepe Serra, director del MNAC), la relación de Barcelona y su equilibro territorial con Cataluña y su proyección internacional (con el propio Pardo), el financiamiento del sistema cultural (Lluís Bonet, director del Programa de Gestión Cultural de la Universidad de Barcelona, lo coordina), los retos de la cultura en la era digital (con Jordi Sellas, ex director general de Creación y Empresas Culturales de la Generalitat) y las políticas culturales públicas (con Esteve León, excoordinador del área de Cultura de la Diputación de Barcelona).

“Hemos querido huir, precisamente, de un formato concentrado y del que se habla sólo cuatro días y apostar por extenderlo en el tiempo e ir permeabilizando la sociedad sobre el tema”, aclara Borràs la apuesta por el modelo de un fórum que, con un presupuesto de 40.000 euros al que contribuyen el Cercle de Cultura, la Generalitat y algún socio privado por concretar, se querría que estableciera “prioridades y objetivos desde una mirada caleidoscópica entre creadores, gestores e instituciones y hacerles llegar a estos últimos el documento de síntesis”, expone Pardo. “En el fondo, se trata de lograr acortar las distancias entre la retórica del discurso político y la realidad práctica”, concluye. En esa línea, los días 5 y 11 de junio próximos están previstas unas sesiones con alcaldes de diversas localidades significadas por su actividad cultural aún por confirmar para saber de sus nuevas necesidades, si bien se reserva una intervención específica a Joan Subirats, comisionado de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona.

“Desde que empezamos a organizar el Fòrum Cultura 2020 ya llevamos cuatro consellers de Cultura”, lanza, cáustico, Borràs. “Una Ley del Mecenazgo sería vital, pero hay margen de cosas por hacer en el tramo autonómico; lo enervante es la potencialidad cultural que hay aquí: con 30 millones de turistas que llegan a Barcelona, ¿cómo es que no hay manera de que se escapen de la capital y se beneficie el resto del territorio?”, lanza Pardo. El debate promete.