Pop de altura y raíz norteamericana
Virginia Maestro y Germán Salto ofrecen su repertorio de rock ecléctico en los Matinales de EL PAÍS
La cantera del pop-rock nacional está a buen recaudo. A los talentos de Ángel Stanich, Jacobo Serra o Carmen Boza se suman ahora los de Virginia Maestro y Germán Salto, dos compositores que exploran en su repertorio la raíz de la música norteamericana en su sonido, aunque respiran melodías de diferentes estilos. Los dos compartieron ayer escenario en la sala Galileo Galilei. Maestro aprovechó para presentar su recién publicado EP, Roots, mientras que Salto aquilató su segundo trabajo, Far from the Echoes, publicado el año pasado. Dos talentos musicales con mucho recorrido por delante.
Maestro saltó al escenario con la sala medio llena, quizás debido a días festivos que se avecinan. La artista estuvo acompañada por la guitarra juguetona de Amable Rodríguez, que arregló de manera armoniosa la rítmica acústica de la cantante jienense. Arrancó con The Biggest Love, un corte de aire country, y le siguió Make it Alright, una divertida canción pop de estilo ochentero. Dos propuestas antagónicas que demuestran la ecléctica capacidad compositiva de la artista.
“Esta canción la compuse en un parque junto a la cantante Kate Bowen en Nashville”, anunció Maestre antes de atacar Love Let Die, perteneciente a su nuevo trabajo y con la que fraguó uno de los momentos de su concierto, demostrando su sensibilidad y su rango vocal. “¿Hablo mucho?”, se apresuró a preguntar al público tras la explicación, quizás sorprendida de que los asistentes escucharan en silencio las canciones y no dieran la tabarra, como sucede a menudo en este tipo de citas. Tras tocar Ojos azules, una preciosa canción de su nuevo repertorio, llegó Mira que eres linda, un tema que cantaba Antonio Machín y que a Maestre le trae buenos recuerdos de tocarla junto a sus padres.
Tras cantar la sugerente On and On, con pinceladas de los años cuarenta, llegó el dueto con Salto en la canción Your Smile. Lástima que Germán la cantara con una mano metida en el bolsillo y la otra sujetando una cerveza. Poca emoción. La exconcursante de Operación Triunfo terminó su show con una rítmica The Time is Now, perteneciente a su anterior etapa bajo el seudónimo de Virginia Labuat.
“Veo muchos cubatas sobre las mesas. Es por la mañana, lo sabéis, ¿no?”, espetaba un socarrón Salto. Llegó el turno del artista madrileño que arrancó con una enérgica versión de Ohio de Neil Young. Una declaración de intenciones de una banda de cinco músicos con un sonido arrollador. Siguieron con Walter Freeman, con armonías vocales al estilo Beach Boys y Home Again, quizás una de las cotas compositivas de Germán. No cabe duda de su talento, aunque sobre el escenario quizás le falte un poco de carisma y le sobre esa vulgaridad de la que hablaba Enrique Urquijo en Ojos de gata. Maestro salió a cantar Hopefully a dúo y esta vez sí, con Germán agarrado a una guitarra acústica, la delicada composición subió enteros. No en vano, en su último disco es Nina, la cantante de Morgan, quien hace el dueto. Una banda bien engrasada que se apoya en las guitarras de Germán y Manu Garaizabal —notable a las seis cuerdas—, una potente sección rítmica y, ¡ay!, un teclado que quedó diluido entre el conjunto.
Precisamente por allí andaban algunos miembros de esta banda madrileña amiga. No tardó en subir a las tablas Paco López, guitarrista de Morgan, que se enfundó la Fender Jaguar de Germán para tocar el rock and roll Ernie the Falconer. La interpretación derivó en una exhibición instrumental sobre las tablas, con solos de guitarra, batería y teclado.
La siguiente en subir fue Nina, que cantó Till’ the Morning, un country sujetado por el slide de Garaizabal y que juntó a siete músicos sobre el escenario. La canción se convirtió en una jam de altura con la que terminó un embriagador espectáculo de estos dos talentos nacionales.
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