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Un colectivo de refugiados ocupa la antigua Massana

Un grupo toma de forma indefinida el inmueble municipal para protestar contra el racismo

Josep Catà
Ocupación en las instalaciones de la antigua Massana.
Ocupación en las instalaciones de la antigua Massana.Carles Ribas

Un grupo de personas migrantes y refugiadas en Barcelona ha decidido este sábado ocupar “de forma indefinida” la antigua sede de la escuela de arte Massana, en el recinto histórico del hospital de Santa Creu, en la plaza de la Gardunya en el barrio del Raval. Unas pocas decenas de migrantes se han encerrado a última hora de la tarde en una parte de las instalaciones de este inmueble, propiedad del Ayuntamiento de Barcelona, en protesta contra el “racismo institucional” que aseguran sufrir. La acción pretende repetirse en otros barrios de la ciudad y otras ciudades de España, según ha avanzado la cadena de televisión local betevé.

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La ocupación del recinto se ha decidido en una asamblea celebrada por este colectivo por la tarde. Fuentes del consistorio han explicado que el grupo tenía el permiso del Ayuntamiento para usar estas instalaciones para celebrar la asamblea allí en caso de lluvia. El colectivo ha decidido finalmente encerrarse en la antigua Massana, y el distrito ha abierto entonces un diálogo para conocer el alcance de las protestas. La posibilidad del desalojo, por ahora, no está sobre la mesa, según han asegurado las mismas fuentes.

El grupo de migrantes, a los que ahora se suman los refugiados que han llegado a la ciudad provenientes de las zonas de conflicto, aclara en un comunicado que no tener papeles implica no tener los mismos derechos en sanidad, en educación superior, en materia de vivienda o de mobilidad para viajar a sus países de origen. Por todo ello, el colectivo pide la derogación de la Ley de Extranjería.

La nota de la asamblea también detalla que la norma exige un mínimo de tres años de residencia en España y un contrato laboral de un año que difícilmente se puede conseguir sin los documentos en regla. El grupo de migrantes también lamenta que los requisitos para conseguir la nacionalidad son muy exigentes: hay que esperar 10 años, superar un examen y esperar durante el procedimiento de solicitud “muchas veces sin información sobre el estado de los expedientes.

Este colectivo toma el relevo de las protestas de 2001 y 2005, durante las cuales las personas migrantes se encerraron en diferentes iglesias, entre ellas la del Pi, en el barrio Gótico de Barcelona. A diferencia de esas protestas, la de este sábado ha acabado con la ocupación de “un edificio laico, amplio y seguro aunque deteriorado”, ha informado el grupo de migrantes y refugiadas en Twitter.

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Sobre la firma

Josep Catà
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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