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El presunto asesino de Susqueda usó a su mujer como coartada

Magentí llevó a su esposa al pantano y se ausentó dos horas, presuntamente para deshacerse de su vehículo

Jordi Magentí, en uno de los registros en su casa con los Mossos.
Jordi Magentí, en uno de los registros en su casa con los Mossos.TONI FERRAGUT

Jordi Magentí Gamell está acusado de asesinar a Marc Hernández y a Paula Mas, de 23 y 21 años, en el pantano de Susqueda, el pasado 24 de agosto. El día siguiente el vecino de Anglès (Girona) de 60 años fue por primera vez con su mujer a la Rierica, la zona del pantano donde llevaba décadas yendo a pescar.  Los investigadores de los Mossos d'Esquadra creen que la llevó allí, en el que creen que es el escenario del doble asesinato, para utilizarla como coartada. Dejó a su esposa sola al menos dos horas. La policía ve los hechos compatibles con el objetivo de “acabar de hacer desaparecer los efectos de los chicos, motivo por el cual se habría ausentado del lugar" para deshacerse del vehículo de las víctimas.

Este es uno de los aspectos de la investigación que llevan a cabo los Mossos d’Esquadra desde hace más de siete meses que se ha podido conocer gracias a que el pasado lunes, el titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Santa Coloma de Farners levantó el secreto de las actuaciones. El sumario enumera gran cantidad de pruebas indiciarias que permiten concluir a los investigadores que Jordi Magentí fue quien cometió el doble asesinato. Tras hablar con las familias de las víctimas, esta mañana, estas también han quedado convencidas de su autoría, según ha explicado su abogado, Carles Monguilod.

Las declaraciones de diversos testigos, las imágenes grabadas por las cámaras del pantano y las declaraciones del propio sospechoso, entre otros, hacen creer a los investigadores que Jordi Magentí coincidió sobre las 11.00 en la playa de la Rierica con la pareja del Maresme que había ido para hacer una excursión en kayak. Entre las 11.20 y las 11.26 los mató. Habrían sido tres disparos, un grito y un cuarto disparo. El presunto asesino los desnudó, puso sus cosas dentro de cada una de sus mochilas, cargadas con piedras a modo de lastre y atadas con las cuerdas del kayac, los subió a la canoa, se desplazó unos 200 metros y los arrojó al agua. Al día siguiente, Margentí se habría deshecho del vehículo. Expertos de la Universitat de Barcelona han podido concluir que la vegetación hallada en la mochila de Marc procede de esa zona. También se espera que otro informe geológico confirme que las piedras usadas son similares a las de la construcción semi-derruida de la Rierica.

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Los cuerpos de Marc y Paula aparecieron a finales de septiembre cuando se abrieron las compuertas del pantano y bajó el nivel del agua saliendo, así, a la superficie. Paula tenía un disparo en la cabeza y Marc tres orificios de bala, uno de ellos en la mano. Los investigadores creen que este se protegió en el momento del disparo que se produjo de cerca. La autopsia confirmó que también presentaba diversas heridas de arma blanca.

Aunque los investigadores desconocen el móvil del crimen creen que fue un encuentro casual entre los jóvenes y Magentí, que está diagnosticado de una enfermedad mental. Su trastorno límite de la personalidad se caracteriza por muestras de ira de forma incontrolada, ansiedad o impulsividad. Según Monguilod, el abogado de las víctimas, teniendo en cuenta que “no hay ningún móvil razonable que pueda justificar los crímenes y que se debe entrar en las especulaciones”, se sabe que era una persona que tenía “reacciones desproporcionadas y hasta explosivas”, podía haberse tratado de algo tan “fútil” como que estuviera pescando de forma no legal – por lo que ya había sido denunciado –  y Marc, que estudiaba en la escuela forestal y había tenido relación con temas de pesca, se lo podría haber reprochado.

A pesar de que le quitaron el permiso de armas en 1997, cuando mató a su primera mujer, los investigadores creen que podría haber tenido acceso a un arma. En casa de su madre, los agentes hallaron munición del calibre 22, una mirilla telescópica y rastros en el ordenador, que apuntan a que Magentí buscó la manera de conseguir un arma antes del crimen y, nuevamente, después de este. El letrado cree que el día de los hechos iba armado como medida de protección, porque las cámaras confirmaron que había ido, previamente, a la plantación de marihuana que tenía a menos de un kilómetro de la Rierica.

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