La escalada del precio del alquiler se extiende a Girona y Tarragona
Las dos ciudades sufren los efectos moderados del aumento del 30% registrado en Barcelona en tres años
La escalada del precio del alquiler, que en Barcelona ha llegado a cotas desconocidas —casi un 30% en tres años, 900 euros de media— y está provocando que muchos vecinos tengan que marcharse de sus pisos cuando se les acaba el contrato, se extiende más allá del área metropolitana. En Girona, los precios se han disparado un 20,4% desde 2014, en Tarragona un 10,8% y en Lleida un 8,5%. De media, en estas ciudades los alquileres cuestan 561, 476 y 407 euros respectivamente.
Esas son las cifras oficiales a cierre de 2017 que, visto lo ocurrido en Barcelona, todavía tienen margen para crecer, porque no superan el pico de precios de 2008. En Girona incluso los profesionales del sector admiten que habrá quien tenga que cambiarse de barrio o marcharse de la ciudad. “La problemática de Barcelona es la misma que hay en Girona, pero en la dimensión de cada una”, asegura el presidente del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (API) de la ciudad, Joan Company.
Los API de Girona creen que no se puede hablar de “burbuja”, pero aseguran que los precios seguirán subiendo “si no hay un cambio radical en la política de vivienda”. El precio de alquiler de un piso en 2017 subió un 8,9% en relación a 2016 y se situó en una media de 561 euros, prácticamente igual que antes de empezar la crisis en 2007, cuando estaba en 570 euros. El año con unos precios más asequibles en la última década fue 2014, con 466 euros de media.
Company atribuye los altos precios a una suma de factores: la poca oferta de pisos (solo un 20% de los dueños de pisos lo ponen a alquilar); que unos 2.000 pisos (un 20% del total), están alquilados por universitarios “y no les viene de 50 euros porque pagan los padres y son pisos compartidos”; y que parte están dedicados a uso turístico. “Debemos mentalizarnos de que la oferta es limitada y los precios subirán”, asegura. Company augura que “la gente deberá cambiar de barrio o incluso irse a pueblos vecinos si Generalitat y el Ayuntamiento no cambian la política de vivienda”.
La burbuja imposible de Lleida
“En Lleida es imposible que haya una burbuja en el precio de los alquileres como la de Barcelona, ya que es testimonial la presencia de turistas. El problema es que en los últimos diez años no ha habido construcción, sobre todo en la capital. Y sí que hay funcionarios que están solo unos años en la ciudad o estudiantes que solo quieren o pueden vivir de alquiler”, destaca el presidente de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Lleida, Josep Maria Esteve. En la ciudad de Lleida sólo hay un edificio de pisos destinados al alquiler turístico. “Es una promoción en el centro que no pudieron vender al venir la crisis y de rebote decidieron destinarlos a pisos turísticos. Es testimonial”, asegura.
La Plataforma Més Barri Menys Pisos Turístics lleva denunciando desde hace meses la proliferación de los pisos de uso turístico. Han contabilizado unos 580, la mayoría (70%) en el Barri Vell. Eso provoca, según la plataforma, que no se renueven contratos de alquiler de vivienda permanente y que aumente el precio del alquiler; un incremento que, en algunos casos, es de 400 euros al mes.
O sea, la misma dinámica que ha ocurrido en Barcelona. Ruth Tramullas, de la plataforma, es crítica con el Ayuntamiento, que no aprobó la moción para hacer una moratoria de nuevas licencias de pisos turísticos. “No estamos como en Barcelona, pero vamos de cabeza, por eso queremos medidas para prevenirlo”, mantiene. El Ayuntamiento ha anunciado un Pacto Local de Vivienda para 2019-2029 que promete garantizar la accesibilidad a la vivienda en tres contextos: pisos de emergencia, para alquiler social y de alquiler accesible.
En Tarragona, los profesionales del sector inmobiliario avisan de que es atrevido dar una opinión unitaria para analizar la evolución del mercado de la vivienda. En la demarcación confluyen varias realidades, ya que conviven zonas de fuerte demanda como Tarragona, Reus o Salou, con áreas ampliamente despobladas como el Priorat o la Terra Alta. Los API apuntan que el mercado es esclavo de la demanda y el pronóstico es que los precios en Tarragona, que el año pasado subieron un 6,4%, van a ir en un aumento.
En parte porque la compraventa de pisos se ha reactivado: 2017 registró un crecimiento del 19,26% en comparación con 2016, y la bolsa de pisos de alquiler flaquea. También aquí los precios, pese a la subida, siguen por debajo de los años del auge inmobiliario, entre 2007 y 2008.
Lleida es, de las cuatro capitales, la que tiene los precios más económicos. 2017 se cerró con un alquiler medio de 407 euros, una subida interanual del 3,5%. El Presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de la ciudad, Josep Maria Esteve, admite que en los últimos 18 meses ha habido un pequeño repunte en la demanda de alquileres. “En Lleida hay muchos jóvenes que no pueden comprar un piso al no disponer de un 20% del precio total del inmueble y, además, hay muchos universitarios”, especifica.
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