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Colau llega a su último año con una decena de promesas por cumplir

La alcaldesa tiene pendiente la apertura del puerto a los ciudadanos, el cierre del CIE o la creación de una funeraria pública

Clara Blanchar
Un tranvía de Barcelona.
Un tranvía de Barcelona.ALBERT GARCIA

La unión de las dos redes del tranvía (Trambaix y Trambesòs) por la Diagonal no es la única promesa electoral del gobierno de la alcaldesa Ada Colau que peligra cuando falta poco más de un año para las elecciones municipales de 2019. Un año en el que, con todos los partidos metidos actuando en clave electoral, y con solo 11 concejales de 41 tras romper con el PSC, a Colau le resultará más difícil que nunca sacar votaciones adelante. La alcaldesa acumula una decena de promesas pendientes: proyectos e iniciativas previstos —como abrir el puerto a los ciudadanos, cerrar el CIE o crear una funeraria pública— que no ha podido ejecutar.

Fuentes del Gobierno aseguran que llevarán esas iniciativas al pleno aunque las pierdan: “Libraremos todas las batallas con las cartas boca arriba; si las perdemos, que se vea que hemos hecho el trabajo”. Mientras, el Ejecutivo anuncia actuaciones u obras que no tienen que pasar por el pleno y cuya inauguración se producirá antes de las elecciones: como las obras de la Meridiana o las del parque de Glòries. Las que siguen son algunas de las cuestiones pendientes. Algunas son anuncios del Gobierno municipal realizados al margen de su programa, ya desde el Gobierno.

Abrir el Port Vell a la ciudad. El programa electoral de Barcelona en Comú prometía “recuperar el Port Vell para usos públicos y ciudadanos”, pero el gobierno se tendrá que conformar con una reforma de la zona del Moll de la Fusta. El programa hablaba de recuperar la accesibilidad ciudadana hasta la línea de agua eliminando la valla que cierra la marina de lujo, que ahí sigue. El programa también prometía reformular el paseo Marítimo desde la Mar Bella hasta el Fòrum y regular el aparcamiento.

Cerrar el CIE. BComú, que reconocía que un ayuntamiento no tiene competencias, se comprometía a “presionar políticamente” para lograr el cierre del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de la Zona Franca. Coincidiendo con el final de unas obras en el centro, Colau ordenó su cierre alegando que no tiene la licencia de actividad adecuada, pero la respuesta del Ministerio de Interior fue precipitar su apertura. Año y medio después, y tras el enfrentamiento entre alcaldía y ministerio, el CIE sigue abierto.

Consultas. La promesa de hacer consultas ciudadanas se trasladó a una multiconsulta anual, concentrando varias preguntas en una semana de mayo. Teniendo en cuenta que 2019 es año electoral, la multiconsulta solo se podría hacer esta primavera, pero está pendiente de un pleno extraordinario, el 10 de abril, para votar las preguntas; y de recursos ante la justicia.

Plan para el Barça. La remodelación del Camp Nou colea desde hace dos décadas. En julio pasado, Colau presentó un plan que aseguró que estaba consensuado con los vecinos y con el FC Barcelona. Se llama Espai Barça y elimina las vallas, soterra el aparcamiento y solo permite hacer oficinas y un hotel. Pero pasan los meses, las comisiones y los plenos, y el plan no se tramita. El consenso no estaba atado.

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Licencia Sagrada Família. La increíble falta de licencia de obras de la Sagrada Família es un tema recurrente que estalló por última vez en noviembre de 2016, cuando los vecinos denunciaron que el templo no respeta la alineación de la calle. Que las columnas “pisan” la acera, vamos. El consistorio y los responsables de la Junta del Templo se emplazaron a dialogar. Pero ha pasado un año y medio y el templo sigue en obras y sin pagar licencia. Una cuestión sobre la que las dos partes responden, al ser preguntadas, que "se continua avanzando en la comisión técnica".

Funeraria pública. Esta no era una cuestión que figurara en el programa electoral de Barcelona en comú, pero que el gobierno anunció con la idea de abaratar los entierros. Hubo primero batalla de estudios entre el ayuntamiento y las dos funerarias privadas, y el gobierno de Colau todavía no ha encontrado el apoyo político para crear una empresa pública. Sí ha decidido ofrecer entierros de bajo coste sin velatorio ni ceremonia.

Un “plan de choque” olvidado

En el “Plan de choque para los primeros meses de mandato” figuraban compromisos, como declarar a la ciudad “área de tanteo y retracto”. Es decir, crear una figura jurídica para dar a la ciudad prioridad en la compra de edificios a precio inferior al de mercado. Tres años después, de esa posibilidad ni se habla pese a la crisis habitacional por la burbuja del precio del alquiler. El plan incluía otra promesa: crear un abono de transporte público “T-Ambiental”: una tarifa plana (50 euros) que incluyera metro, cercanías, buses, ferrocarriles, tranvía, Bicing y coche compartido. Sin embargo, los únicos títulos “ambientales” creados son los que premian a personas que desvalijen un coche contaminante.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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