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Ojo de pez
Crónica
Texto informativo con interpretación

Últimas fronteras del Mediterráneo y un integrismo

4.400 años, la edad de la huella de la gente en estas tierras. El nacimiento de la cultura (el relato de las comidas y viviendas) alude al rastro del exterminio del ‘myotragus’.

Una vista de Son Serra de la Marina.
Una vista de Son Serra de la Marina.CARLES RIBAS

No se sabe quiénes eran pero si qué cazaron hasta el exterminio el myotragus balearicus, -cabrita/antílope- existente en las islas. Los esqueletos o cráneos fósiles de la pequeña bestia son el vestigio de la que fue la estricta fauna autóctona de Mallorca, aislada durante millones de años y que no fue compañera de viaje de los casuales colonizadores. Los huesos de las pequeñas bestias ayudan a datar el inicio de la civilización, la de los primeros humanos insulares, su menú de depredadores.

Aquellos desconocidos de la colonización humana de la isla arribaron alrededor de 2.350 años antes de la fecha de la datación convencional, la era de Cristo. Así 4.400 años, posiblemente, marcan la edad de la huella de la gente en estas tierras. El nacimiento de la cultura (el relato de las comidas y viviendas) alude al rastro del exterminio del myotragus.

Las casas refugio de aquellos primitivos eran navetas de piedras y sus restos están en el amplio arco litoral del cuerno de la península montañosa del cap Ferrutx y de los arenales de sa Canova, son Serra de Marina, son Real. El modo de las micro edificaciones neolíticas permite suponer que los pobladores de novedad provenían del mar del norte, del sur de Francia, del valle del Ródano, por la semejanza hallada con las cabañas de los vecinos.

Esta isla de conquista y frontera fue el último territorio despoblado de Europa, del Mediterráneo, según Toño Alcover, científico con currículo, según explica en un documental para la Hora D de IB3 que ha hecho Cesc Mulet de la Perifèrica.

La primera ‘urbanización’ histórica dispersa de Mallorca se desarrolló en terrenos áridos, con zonas de torrenteras de tempestad, charcos y zonas pantanosas con muchos mosquitos que trasmitieron la malaria hasta hace un siglo o menos. (La fundación Rockefeller fumigó globalmente la isla de Cerdeña con DDT, en 1946/47 para erradicar la ancestral malaria, doméstica desde la prehistoria).

Las fiebres ‘tercianas’ que hicieron temblar o morir a miles de nativos mallorquines; Mossèn Antoni Maria Alcover, sobrevivió con ellas entre expediciones de recogida de decenas de miles de palabras catalanas, rondallas, sus prédicas integristas y el dibujo de capillas e iglesia de colonización cristiana.

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Son Serra, colonia recinto casi religioso (1954)

Son Serra de Marina, fue una de las urbanizaciones contemporáneas del litoral, desarrollada desde 1954 casi como una colonia-recinto religioso. Durante el apogeo de la larga dictadura de Franco –anteayer- el terrateniente Juan Massanet Moragues, que fue alcalde de Palma (1954-63), viejo prócer del régimen, siempre ultra católico y de las derechas agrarias, parceló una parte de su latifundio de Son Serra. Vinculaba documentalmente la venta de parcelas en un leonino contrato de venta en “pro de la dignificación de las costumbres como exponente de religiosidad y españolísimas tradiciones”.

Entre los hitos de Son Serra de Marina, en el entorno del desembarco prehistórico de 4.400 años, pero hace poco más de seis décadas, se “prohibían” en la playa las prendas “indecorosas”, a las mujeres se les “exigía” que cubriesen siempre espaldas y pecho, más falda. El urbanizador vetaba cualquier manifestación de “desnudismo o incorrección que pugne con la honestidad y el buen gusto tradicionales entre los españoles”.

Así estaban perseguidos los “bailes vulgarmente llamados de agarrado”, los juegos de azar y “se impondrá en todo trance los baños con absoluta separación de sexos”.

El contrato impreso, protocolarizado y con testigos (Massanet era abogado) es un dato de la historia contemporánea, del integrismo y de las prácticas neocaciquiles en el desarrollo social turístico. Los compradores y habitantes de aquel enclave simbólico que infringían los mandamientos de costumbre y fe se veían obligados a pagar la tasa de 50 misas a un convento de monjas.

Además de las prescripciones de fe y moral, ley, orden e iglesia, se impedía tener armas, perros y utensilios de caza (para no vulnerar el vedado del predio de Massanet) so pena de tener de pagar 100 pesetas en cada sanción. En la venta o sucesión de terrenos y casas en son Serra de Marina debían cumplirse sus mandamientos estrictos porque si no el bien iría a la caridad de la Acción Católica u otro centro de beneficencia.

Massanet en caso de impagos o vulneración de las condiciones podía recuperar solar y la casa (bien ordenados y limitados) y exigía firmar que “jamás pueda alegarse sorpresa, presión o falta de absoluta libertad en la firma”.

Entonces y ahora, área de descanso, veraneo, mar, playa y pesca de los ex agricultores propietarios de Petra y Santa Margalida, tan lejos, entonces y ahora.

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