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Roger Mas casi anestesió el tiempo en la presentación de ‘Parnàs’

Soberbio concierto del cantautor de Solsona en el Auditori

GRAF2500. BARCELONA, 15/03/2018.- Fotografía cedida por la discográfica Satélite K del músico de Solsona (Lleida) Roger Mas, que ha musicado a sus poetas favoritos, desde Joan Maragall a Martí Pol, Mercè Anzizu, Amadeu Vidal o Toni Gol, en su
GRAF2500. BARCELONA, 15/03/2018.- Fotografía cedida por la discográfica Satélite K del músico de Solsona (Lleida) Roger Mas, que ha musicado a sus poetas favoritos, desde Joan Maragall a Martí Pol, Mercè Anzizu, Amadeu Vidal o Toni Gol, en su Eva Bozzo (EFE)

Un cantautor es aquel que entre poetas se siente músico y entre músicos, poeta. Una definición muy precisa, obra de un Roger Mas cuyas palabras, dichas, declamadas o cantadas son igualmente concordes y ajustadas a la hora de describir aquello en lo que se posan. Porque esa es una de las virtudes del paisano de Solsona, esa forma de describir semejante al rocío, que adaptándose al paisaje y sus recovecos lo vivifica, tornándolo más hermoso, grácil, lírico y sutil. Son humedad esas palabras, y aunque más visibles, son cascada tenue sin más protagonismo del necesario. Poesía, esa forma de captar aquello que se ve y aquello que hay tras lo que se ve. Fue poética la noche de presentación de Parnás, un disco sobre poetas escrito por un músico de corazón enfermo de poesía.

La poesía necesita pausa, es ajena al trajín, aunque puede explicarlo e incluso ser fruto. La noche, pues, tuvo pausa y sus canciones discurrieron lentas, suspendidas en el tiempo como la caída de las primeras volvas. Y también tuvo errores. La intervención de dos poetas cortó el ritmo de un concierto largo que retuvo las manifestaciones de entusiasmo del público, al que escamoteó un racimo de éxitos porque el nuevo disco había de sonar completo. Y pese a ser un disco notable, no todas las canciones tienen el mismo nivel. Tras una primera parte romántica en la que Mas parecía un cantante italiano, por melódico, apasionado y enamorado, la segunda tuvo algunos instantes valle. Y si el primer poeta llamado a declamar en esa primera parte no comprendió que el protagonismo le correspondía a los poemas y no a él, el segundo, Amadeu Vidal i Bonafont, autor de poemas cortos, de caustico realismo, no fue tan breve como sus excelentes poemas, sonrisas de salfumán. Pero ¿quién le dice a un niño en día de Reyes que atienda a la realidad y no a sus juguetes?

Porque además el niño no jugaba con juguetes del montón. Roger Mas tiene una cornucopia de la que hizo salir canción italiana, canción popular, jazz –qué maravilla Soleiada-, pop , canción tradicional, místicas derivaciones morunas …..Y expuso esta abundancia con un trío acústico con apenas unos episódicos matices de ritmo espolvoreados por aquí y más allá. Sentado en el centro del escenario, con esa figura de paisano que no se articula sólo entorno a la partida de dominó, siempre herido por la palabra, dispuesto a llorar ante la belleza e impelido a convertirla en música, Roger Mas impuso su discurrir. El público se sintió encauzado, y el curso del agua no se hizo espuma, pese a que en El dolor de la bellesa a punto estuvo de hacerlo en forma de palmas que cacheteaban el ritmo. Pero ahí se quedó el entusiasmo, obligado a ser vivido en primea persona. Como la poesía que reinó en un concierto soberbio.

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